Mujeres luchadoras y sabias
Agenda
Mónica Erlt
Alemania 1937 – Bolivia 1973
Es una más de las mujeres revolucionarias que ha sido ignorada o como mucho solo destacada como la guerrillera que ajustició a uno de los militares que asesinó al Che Guevara. Pero aparte de la participación en esta acción tiene tras de sí una trayectoria en el movimiento político y guerrillero de Bolivia, así como en su faceta de documentalista en la que fue una de las primeras mujeres en desarrollar esta actividad.
Mónica Erlt, de nacionalidad alemana, fue hija de uno de los grandes propagandistas del nazismo, Hans Erlt, conocido como el “fotógrafo de Hitler”. Su padre Hans realizó varios films en Bolivia y transmitió a su hija Mónica la pasión por la fotografía. Vivió un mundo extraño rodeado de viejos torturadores nazis.
Sin embargo, la muerte del Che Guevara en la selva boliviana (octubre de 1967) había significado para ella el empujón final para sus ideales. Rompió con sus raíces, dejó de ser aquella chica apasionada por la fotografía para convertirse en “Imilla la revolucionaria”, refugiada en las colinas bolivianas, incorporándose a la guerrilla Nancahuazú, tal como lo hiciera en vida el Che.
En 1971, años después del asesinato del Che y de la desintegración de la guerrilla boliviana, Erlt regresó a Alemania y allí, en Hamburgo, ejecutó personalmente al cónsul boliviano, el coronel Roberto Quintana Pereira, responsable directo de la muerte del Che y de la amputación de sus manos, después del fusilamiento en La Higuera.
A partir de entonces, se convirtió en la mujer más buscada; comenzó una cacería por parte de los servicios secretos del ejército boliviano por varios países del mundo, hasta que Erlt fue asesinada en una emboscada, en 1973.
En su asesinato tuvo un papel primordial al que llamaba su “tío” Klaus, el nazi Klaus Barbie (amigo de su padre), conocido como “el carnicero de Lyon” y colaborador entonces del gobierno de Bolivia en la lucha contrainsurgente.
El cadáver de Erlt nunca fue entregado a su familia, aunque lo reclamaron. Permanece en una fosa común en algún lugar de Bolivia.
