Luchas obreras rescatadas del olvido
Agenda
Chile -1905-
La “Huelga de la Carne”
A finales de octubre del año 1905, las calles de Santiago se llenaron de barricadas y grandes masas de trabajadores tomaron las calles. El motivo inicial fue una larga campaña de protesta contra el impuesto al ganado argentino, un impuesto que encarecía el precio de la carne y perjudicaba gravemente a la clase obrera. Distintas asociaciones obreras protagonizaban mítines, escribían manifiestos, peticiones y convocaban manifestaciones pacíficas en varias ciudades del país. El día 22 una gran manifestación recorrió la capital con el objetivo de entregar las exigencias al Presidente de la República, pero no todos los obreros estaban conformes con la procesión y las promesas de los organizadores de respetar la más estricta legalidad. Alrededor de 6.000 trabajadores trataron de forzar la entrada del Palacio de la Moneda y la policía respondió con inusual violencia. De esta forma estalló la rabia acumulada y se sucedieron dos jornadas de auténtica lucha encarnizada entre las masas de obreros y otros trabajadores y las fuerzas represivas.
La lucha se fundió con varias huelgas obreras que confluyeron con el movimiento y coadyuvaron a engrandecer las protestas. Los trabajadores del tranvía, de los ferrocarriles y los panaderos se pusieron al frente del movimiento enarbolando banderas rojas. Se suspendió el tráfico ferroviario y se atacó a la policía en todo momento. Un parte policial del 23 de octubre era claro y meridiano: “hubo personas que decían al pueblo que no se dejaran vencer por la policía, que hicieran frente a esta y enseguida ‘arrebataran al rico lo que les robaba´.”
Sin embargo, no logró consolidarse una dirección estratégica del movimiento y primó en todo momento lo espontáneo. De hecho, los obreros no pudieron llegar a advertir que el Ejército no se encontraba en la ciudad por unas maniobras al sur. Un diputado burgués se alegraba en el Parlamento más tarde de “(…) la falta de práctica de los jefes del desorden, que no comprendieron que con un centenar de hombres ―y eran varios miles― hubiera podido tomarse el Parque y sacar de allí todos los rifles y municiones que hubieran necesitado.” Aun así, se pudieron presenciar rasgos muy positivos de un movimiento obrero organizado incipiente, como la solidaridad y alianza entre trabajadores de distintos sectores, como los tranviarios y panaderos. Ambos gremios confraternizaron durante la lucha gracias a las huelgas de solidaridad de pocas semanas antes.
El final de la “huelga de la carne” fue una auténtica masacre de la que se conocen pocos datos en torno a la cifra de obreros asesinados, pero se sabe que al menos 600 fueron detenidos durante los días inmediatamente posteriores a la huelga. La propaganda obrera de entonces lo reflejaba con hondo pesar y dignidad: “Los charcos de sangre con que se han regado las calles serán recuerdos imborrables en el corazón del trabajador universal, serán chispas incendiarias de odio a los tiranos y asesinos del 22 de octubre”. Así continúa siendo.