Cartas desde prisión
Pablo Hasél
12 mayo 2023
VIDA REAL Y MUNDOS DE YUPPIE
Mientras en Huelva se accidentaba un autocar lleno de jornaleras marroquíes que acudían a trabajar el 1 de mayo, falleciendo una y resultando heridas 25 (7 de gravedad), los chiringuitos sindicales del régimen paseaban de la mano del gobierno. La brutal sobreexplotación de las jornaleras y la lujosa vida de las ministras a costa de imponer semejantes condiciones, resume lo vomitivo del teatrillo. Yolanda Díaz, Irene Montero y el resto de representantes de la pata “izquierda” del Estado, presumían de los supuestos grandes avances que han logrado en un ambiente de entusiasta celebración. Sin disimular su descarado y muy bien remunerado servilismo, los dirigentes de CCOO y UGT volvían a “amenazar” con “un otoño caliente si no aumentan los sueldos” con la misma credibilidad que el rey hablando de democracia. A lo sumo negociarán insultantes migajas que el Estado quitará por otro lado y que en todo caso perpetuarán las condiciones de vida inaceptables. Si algo han demostrado estos mercenarios es que llevan décadas pactando la sobrexplotación, la miseria, la represión y otras agresiones, mientras claman las calles y centros de trabajo. Están tan domesticados que incluso reciben las mofas de la prensa de la burguesía a la que sirven. En un periódico local afín al gobierno, he leído cómo ironizan con sorna por sonar “Paquito el chocolatero” en su manifestación de aquí con la que está cayendo. Hasta a este le parece bochornosa la estampa.
El show electoralista anticipa que si PSOE-UP pierden el gobierno, CCOO-UGT y otros de sus satélites les ayudarán a recuperarlo tratando de instrumentalizar las calles con una de sus huelgas-farsa u otras movilizaciones. Pese al enorme descrédito que se han ganado a base de traiciones, es palpable que aún cuentan con numerosos apoyos y una influencia que va más allá de los sectores que les votan. Pues mucha gente que no cree en ellos defiende varias de sus posiciones contrarrevolucionarias o cae en su trampa de centrar el foco en VOX. Igual que algunas posiciones de los sindicatos del régimen han calado en trabajadores que tienen claro que estos no nos representan. La gran campaña que la mayoría de medios de la oligarquía le están haciendo al gobierno por lograr imponer una situación tan asfixiante con escasa resistencia popular, hace muy probable que prolonguen unos años más su estancia en la Moncloa. Pero sea en unos meses o en 4 años, PP y VOX acabarán ostentando el gobierno, provocarán más rechazo y conflictividad en las calles (con políticas muy similares a las actuales) y UP, Sumar y sucedáneos oportunistas agitaran el descontento para sacar tajada electoral. Por ello y tanto más, cuanto más se les desenmascare ahora, menos daño podrán hacer al movimiento popular que tanto han debilitado, confundido y reprimido.
Por si fuera poco su circo aquí, representantes de CCOO y UGT dejaron otra perla exhibiéndose en manifestaciones francesas del día del trabajador. Sin un ápice de vergüenza, declaraban apoyarlas mientras aquí facilitaron que la jubilación se atrasara hasta los 67 años, que no se deroguen las lesivas reformas laborales y un largo etcétera de recortes de derechos y libertades que costaron sudor, cárcel y sangre ganar. No escuché que condenaran los combativos métodos de lucha que emplean tantos franceses, ya se encargan de criminalizarlos cuando aquí se ponen en práctica o de entregar a luchadores a los cuerpos represivos. Resulta que toda la lucha que frenan con una situación mucho peor que la de Francia en todos los terrenos, la aplauden -eso sí, tímidamente y acompañados de los menos combativo- en otro Estado. Como hacen algunos politicuchos que sostienen al gobierno español. La cara más dura que el cemento de sus pelotazos urbanísticos.
Pasado el 1 de mayo con mucha más pena que gloria, sigue el mismo bucle sistemático en el que cualquier distracción vale para ocultar las condiciones de trabajo indignas y el paro masivo. Apenas se ha hablado de las jornaleras de Huelva y de otros trabajadores que estos días han sido empujados a la muerte por falta de seguridad. Por razones obvias, en los mismos medios que blanquean al gobierno se habla más de lo bien que lo pasan aristócratas que de la vida real tan alejada de los cuentos de yuppie que nos narran sonrientes las ministras. Escuchándolas parece que Heidi es una película gore al lado de la feliz y maravillosa existencia que ha traído a todos los hogares en un mundo nuevo. Incluso el tono con el que hablan delata que toman al personal por imbécil y desde luego no escatiman esfuerzos en tratar de idiotizar. No fuera que se extienda la percepción de la evidencia objetiva de que casi medio siglo de farsas electorales y de sindicatos corrompidos han ido empeorándolo todo progresivamente. Que queda más claro que en un bando está el negocio de su engaño y en el otro quienes lo padecemos. Seguro que en el autocar de las jornaleras no bailaban “Paquito el chocolatero” celebrando sus condiciones infrahumanas.
Pablo.