Muro de solidaridad y denuncias:
Guerra sucia impune:
-«Toda la transición fue una gran farsa. El «Caso Almería» es una muestra de ello».
A los 42 años del crimen, entrevista a Mariano Junco testigo y activista almeriense de aquellos años. Hace 42 años, tres jóvenes cántabros, que se dirigían a una comunión aparecieron muertos en un paraje almeriense, además de ello, fueron salvajemente torturados y finalmente quemados sus cuerpos dentro del coche.
Sus asesinos, miembros de la Guardia Civil que los confundieron con miembros de ETA. “La muerte de tres jóvenes santanderinos en Almería, probable error de la Guardia Civil”, tituló en portada El País. Da la sensación que si de verdad hubiesen sido militantes de ETA no hubiese sido un “error” y su tortura y muerte hubiese sido legitima.
La llamada “Transición” esta salpicada de hechos como este, pese a que desde los medios de comunicación españoles nos presenten tal transición como una balsa de aceite en la que no pasó nada, cuando en realidad fue un baño de sangre de personas como estos jóvenes cántabros, que pagaron con su vida el transito del fascismo a la “democracia parlamentaria”
Hemos conversado con Mariano Junco, militante independentista andaluz que en aquel lejano 1981 ya militaba en la izquierda revolucionaria, conocedor de aquellos hechos y que arrojará luz sobre los mismos
-Bueno Mariano, tuvimos ocasión de conocernos hace poco en Granada, nos unen inquietudes revolucionarias e independentistas, participaste este domingo en el homenaje popular a esos jóvenes…..¿Desde cuando os reunís un grupo de personas a recordar este crimen infame de la Guardia Civil?
Hola Andoni. Ante todo darte las gracias por ocuparte de recoger mi testimonio, que es el de las, por desgracia, reducidas personas militantes y colectivos almerienses, que nada más ocurrir este terrible asesinato, nos volcamos en denunciarlo y en exigir justicia y que hoy seguimos en la brecha. Los tres jóvenes eran residentes en Santander. Luis Cobo era santanderino, Luis Montero de Salamanca y Juan Mañas de Pechina un pueblo almeriense. Inmediatamente después del entierro de Juan Mañas, decidimos constituir junto con algunos familiares de Juan, el Comité de Apoyo almeriense a la Familia de Juan Mañas. Este Comité fue, casi en exclusividad, quién durante todo el año 1981 y hasta el verano de 1982, que se celebró el juicio, llevó a cabo una fuerte campaña de agitación y de denuncia del terrible crimen de estado. Y después de 1982 durante unos cuantos años seguimos convocando todos los 9-10 de mayo a un acto en el lugar donde aparecieron calcinados, en la antigua carretera de Almería a Gérgal, donde se construyó un monolito, en el que solemos hacer una ofrenda floral y leer comunicados. También durante varios años en la manifestación del 1º de mayo sacábamos una pancarta recordando y denunciando los hechos. El comité de apoyo acabó disolviéndose a finales del los ochenta y fue fundamentalmente Nación Andaluza y más tarde el Centro Andaluz del Pueblo Javier Verdejo y compañeros a nivel individual , quienes recogimos el testigo y que en distintas ocasiones convocábamos a este acto, pero ya en los últimos años es la propia familia, acompañada de algún amigos y asociaciones memorialistas, la que hace la convocatoria y las distintas organizaciones nos sumamos a ella y llamamos a participar. Lo cierto es que, los años duros, que fueron 1981 y 1982, sólo este Comité de Apoyo nos atrevimos a a dar la cara y por ello sufrimos represión del estado, mientras la izquierda del Sistema estaba escondida. Curiosamente en los últimos años y sobre todo en el homenaje del pasado domingo, estuvieron presentes dirigentes y asociaciones del entorno del PCE, que en Almería no se movilizaron para nada en aquellos años y hasta militantes del PSOE, cuando sabemos la implicación de este partido y sus gobiernos en ocultar los hechos y en apoyar a los asesinos. Bienvenido sea quien se quiera sumar al Homenaje. Pero me gustaría un poquito de coherencia. Bueno también es verdad que este año hay elecciones en unos días y ya sabemos lo que les gusta a algunos vestirse de rojo en las campañas electorales.
-Cuentas en un video que en 1981 estabas ya militando en opciones revolucionarias. La versión de la Guardia Civil ofrecía muchas contradiciones… ¿En qué momento empezáis a dudar de esta versión?
Fue tan burdo, fue tan salvaje y tan chapucera la actuación criminal de la Guardia Civil, que hasta algunos periodistas almerienses, un día después de conocidos los hechos, tuvieron que hablar de graves contradicciones. Las mil personas que acompañaron el entierro de Juan Mañas y su familia ya sabían que había muchas cosas escondidas. Es más, les dijeron a la familia que les darían el cadáver con la condición de que no vieran en que estado se encontraba. Yo militaba entonces en un sindicato llamado Plataformas de Lucha Obrera, que fue junto con la Asociación de Vecinos de Pescadería y el Movimiento Comunista quienes constituimos posteriormente el Comité de Apoyo. Y ya teníamos claro desde el primer momento que a aquellos jóvenes los habían matado, aunque aún no conocíamos detalles de la macabra operación. En principio el Ministro del Interior, Juan José Rosón, repitió en comparecencia parlamentaria la versión de la guardia civil, a pesar de que los cadáveres calcinados aparecieron sin brazos y sin piernas. Luego ya habló de “un trágico error”. Y ahí quedó todo, ni explicación ni disculpas.
Desde ámbitos cercanos al poder, se difundieron en Almería muchos bulos e informaciones falsas y manipuladas para tratar de confundir la población, incluso poniendo en duda la honestidad de estos tres trabajadores asesinados. Hasta un año después se siguió mintiendo diciendo que eran de ETA, lo dijo la Guardia civil durante el juicio. Cuando quedó claro que no eran militantes de ETA, hablaron de que eran delincuentes comunes e incluso fijate que barbaridades, que si eran homosexuales.
-Cuéntanos si quiera brevemente en realidad que ocurrió en tierras almerienses, andaluzas esos días
Contar pormenorizadamente, lo que sabemos a ciencia cierta y lo que intuímos sobre lo ocurrido entre el 9 y el 10 de mayo de 1981 en Almería daría para muchas páginas. Voy a tratar de resumirlo lo máximo:
El “Caso Almería” tiene un preludio el 7 de mayo de 1981, en Madrid. ETA realiza una acción armada ese día contra el jefe del Cuarto Militar del Rey, General Joaquín Valenzuela.
Tres días más tarde los jóvenes Juan Mañas Morales (24 años) trabajador de FEVE, Luis Montero García (33) trabajador de FYESA y Luis Manuel Cobo Mier (29) trabajador de ACERIASA se dirigían desde Santander hasta Pechina (Almería) para ir a la comunión del hermano del primero. Una avería en su vehículo, obliga a los jóvenes a parar en Puertollano (Ciudad Real), donde alquilaron un Ford Fiesta. Un vecino de la localidad manchega, tras ver las fotos en televisión de los supuestos miembros de ETA; Mazusta, Bereciartúa y Goyenechea Fradúa, los confunde con los tres jóvenes, que venían para Almería. Tras la llamada de este ciudadano a la Guardia Civil, ésta montó la caza y captura del presunto comando. Al frente del grupo se situó el Teniente Coronel Carlos Castillo Quero.
La tarde del sábado 9 de mayo de 1981. El Ford Fiesta aparca en la avenida principal de Roquetas de Mar. Juan Mañas, natural de la localidad almeriense de Pechina, acompaña a sus amigos y compañeros de trabajo, invitados a acudir a la primera comunión de su hermano Francisco Javier. Antes Juan Mañas quería enseñarles Almería.
Mañas, Montero y Cobo fueron detenidos a las 21:05 en Roquetas, sin oponer resistencia en una tienda de la localidad, mientras hacían unas compras. Al día siguiente, los cadáveres de los tres aparecieron dentro del Ford Fiesta, calcinados y agujereados por múltiples balas.
Castillo Quero y sus hombres de confianza (hasta un total de 11 guardias civiles) torturaron a los tres inocentes durante toda aquella noche en un antiguo cuartel abandonado de la Guardia Civil, cercano a la playa. Tras descubrir el error, intentaron borrar todas las pruebas. Tuvieron que descuartizar a los jóvenes para meterlos dentro del coche. Después se lo llevaron, despeñaron el vehículo y le prendieron fuego.
El domingo día 10, un comunicado oficial anuncia la muerte de los tres miembros de ETA en un tiroteo con la Guardia Civil. Los cuerpos de los jóvenes son encontrados calcinados en el interior del coche en el kilómetro 8,400 de la carretera de Gérgal. Según la versión oficial, los detenidos como presuntos terroristas estaban armados e indocumentados y eran conducidos a Madrid en coche. Cuando intentaron agredir al conductor, los guardias civiles se vieron obligados a disparar contra las ruedas del vehículo en el que iban esposados.
Juan José Rosón, entonces Ministro del Interior, repitió esta versión en comparecencia parlamentaria a pesar de que en la prensa se describía que “los cadáveres, atrozmente calcinados, aparecen sin piernas y sin brazos, y tienen visible orificios de bala en distintos puntos del tronco y del rostro”.
Pero el documento más importante y esclarecedor de lo que ocurrió en el caso Almería le llegó a la familia Mañas, en forma de carta anónima, tres años después del asesinato de su hijo y de que el Tribunal Supremo confirmara la sentencia de 24 años de cárcel contra el teniente coronel Castillo Quero, 15 para el teniente Gómez Torres y 12 para el guardia Fernández Llamas.
En esa carta anónima, escrita por un guardia civil de la Comandancia de Almería, se detalla de forma pormenorizada la cantidad de barbaridades que cometieron contra los tres jóvenes inocentes y el total de miembros de la Guardia Civil, con nombre y apellidos, que participaron en el aquelarre.
-La izquierda estatalista y reformista, parece ser que enseguida pasó pagina y no hizo gran cosa por intentar esclarecer los hechos…
A nivel de movilización y de calle no hicieron absolutamente nada. La reacción fue muy débil. El PSOE que tenía la alcaldía de Pechina, incluso se negó a una propuesta que le llevamos el Comité de Apoyo a un pleno municipal, pidiendo que pusiera el nombre de una calle del pueblo a Juan Mañas. No sólo se negó, a algo tan simple, sino que el día del pleno, apareció el pueblo tomado policialmente. Y ya a finales de 1982, con la llegada de Felipe González al gobierno de Madrid, el Caso Almería desaparece de la opinión pública.
-Quienes queríais la verdad comentas que incluso de manera indirecta os hicieron saber de amenazas…
Sí, a las personas más visible de este Comité de Apoyo, nos fueron dando toques a través de terceras personas, conocidos, allegados, familiares etc. de que andáramos con cuidado y de que abandonáramos el Comité porque nos podían pasar cosas graves.
Lo cierto fue que a pesar de estar constituido por pocas personas de organizaciones pequeñas, sin ningún apoyo institucional ni económico, las actividades del Comité de Apoyo fueron muchas y variadas durante 1981 y 1982 hasta que finalizó el juicio. Se hizo una labor de propaganda grandísima: pintadas, carteles, folletos, periódicos por toda Almería y Pechina. Para el 22 de mayo de 1982, un poco antes de comenzar el juicio, y para darle visibilidad al caso, organizamos un gran concierto donde estaba prevista la actuación de Carlos Cano, Paco Ibañez y Gente del Pueblo. Un par de días antes del concierto y cuando ya, incluso estaban en Almería alguno de los músicos, el Gobernador Civil prohibió el festival y nos detuvieron y llevaron a Comisaría cuando pegábamos carteles denunciando la suspensión.
Durante el juicio hicimos un llamamiento a asistir como público, cuestión que nos fue impedida en la práctica ya que llenaban la sala con guardias civiles de paisano.
Y tal vez el incidente más grave fue coincidiendo con el juicio, cuando el local del sindicato Plataforma de Lucha Obrera, al cual yo pertenecía y que fue el impulsor más activo de la Plataforma, apareció tomado por fuerzas antidisturbios, así como las terrazas de viviendas cercanas al local. Los vecinos del barrio simpatizantes o miembros del sindicato, nos advirtieron de la presencia de la policía y varios de nosotros tuvimos que estar escondidos varios días en casas ajenas a donde residíamos habitualmente. Difundieron maliciosamente la noticia de que en ese local guardábamos armas de ETA. Incluso algún periódico local lo dio a entender. Todo era una farsa para asustarnos y para que el juicio se desarrollara según la normalidad burguesa.
-Coméntanos el papel del Estado en este caso y de sus medios de comunicación
El Estado y sus instituciones fueron los responsables en última instancia de lo ocurrido y de proteger a los asesinos. Se ha intentado hacer ver que esto fue cosa de un demente, el teniente coronel Castillo Quero que dirigía la Guardia Civil en Almería, que sí que lo era, pero la realidad es otra. La desgracia para ellos fue que no eran miembros de ETA como pensaban, porque si no, casi con toda seguridad, ni habría habido juicio, ni nadie condenado y posteriormente hasta podrían haber recibido medallas y ascensos. Ha quedado claro que desde el primer momento no fue Castillo Quero sino la propia Dirección General de la Guardia Civil quién emitió un radio diciendo que eran miembros de ETA y que eran los que habían atentado contra el General Valenzuela. Castillo Quero aprovechó esto y vio la ocasión de hacer méritos y colgarse medallas.
Antes durante y después del juicio el trato dado a los guardias civiles que iban a ser juzgados y condenados fue mas que exquisito, viviendo como reyes.
Todas las instituciones ampararon a la Guardia Civil.
La Diputación de Almería, quiso lavar la imagen de la Guardia Civil. Pocos días después de los hechos convocó un pleno con un solo punto del orden del día: “Homenaje a la Guardia Civil” con los diputados en pie aplaudiendo.
Los hechos ocurrieron siendo gobierno UCD, pero tanto UCD cómo los gobiernos posteriores del PSOE, después de ser condenados, estuvieron pagando el silencio de los condenados con dinero procedente de los fondos reservados.
Estos detalles y muchos otros, largos de contar, hacen que podamos estar hablando sin lugar a dudas de que el Caso Almería fue un crimen de Estado.
En cuanto a los medios de comunicación hubo de todo. Aunque si que hay que reconocer, que en aquel tiempo aún había algunos periodistas de verdad, no juntaletras siervos del poder, como son hoy la mayoría. E incluso algunos periodistas almerienses se involucraron en investigar y denunciar lo ocurrido, aunque sin querer ver el trasfondo y la implicación del aparato del Estado.
-Aunque fueron condenados parece ser que los asesinos poco estuvieron en la cárcel…
Solo fueron juzgados tres de los 11 guardias civiles que participaron. Ninguno de ellos ha tenido la valentía de hablar y contar lo que pasó. Fueron tan miserables, que hasta se quedaron con el dinero de los chicos y con ese dinero compraron el gasoil para quemarlos después de torturarlos y desmembrarlos. El 28 de julio de 1981, la Audiencia Provincial de Almería condena a los tres agentes por homicidio, no por asesinato “por ser criminalmente responsables de tres delitos de homicidio” y se marca el pago de una indemnización de tres millones de pesetas a las familias de las tres víctimas. En 1984 el Tribunal Supremo confirmará la sentencia de 24 años de cárcel para el Teniente Coronel Castillo Quero, 15 para el Teniente Gómez Torres y 12 para el Guardia Fernández Llamas. El cumplimiento de la condena estuvo salpicado de irregularidades, ya que hasta que los homicidas fueron expulsados de la Guardia Civil, cumplieron condena en centros militares, en lugar de en cárceles ordinarias y cobraron el retiro -varios millones de pesetas- de los fondos reservados del Ministerio del Interior. El abogado que representaba a las familias de los fallecidos, Darío Fernández, recibió muchas amenazas de muerte y tuvo que esconderse. Llegó a vivir oculto en una cueva.
Castillo Quero ingresó en la cárcel de Guadalajara en octubre de 1985 procedente del presidio militar del castillo de Santa Catalina (Cádiz). Tres años después accedió al tercer grado penitenciario y en octubre de 1992, tras cumplir las tres cuartas partes de su condena, salió de la prisión de Córdoba en libertad condicional. Falleció de muerte natural el 3 de abril de 1994 en su casa de Córdoba.
-Hay un hecho y es que la prensa que hemos revisado, habla de error… ¿Piensas que si efectivamente esos jóvenes en vez de ser cántabros hubiesen sido vascos y además militantes de ETA para los cánones de la prensa española y del Estado, no se hubiese tratado entonces de error?
Yo eso lo tengo muy claro. Ningún periodista se habría atrevido a investigar o denunciar. Y como antes te decía probablemente los guardias civiles implicados habrían sido hasta condecorados. Al régimen españolista y capitalista al servicio del imperialismo, le importa un bledo los derechos humanos. Lo único que les salió mal es que los tres chicos no fueran de ETA o de alguna organización revolucionaria. Es pura hipocresía que la Directora General de la Guardia Civil y el Secretario de Estado para la Memoria Democrática del gobierno de “progreso” hicieran hace unos meses un acto para pedir perdón a la familia de Juan Mañas. Eso sí, sin contar lo que pasó y sin depurar a nadie. Un perdón cínico. Pero es que ni eso, lo harían si hubieran sido de verdad militantes vascos. ¿ Por que no lo hacen con el resto de familiares de las centenares de víctimas de la tortura y la represión del Estado que han ido dejando por el camino?. Y de este tema, por desgracia sabéis mucho en Euskalherria. ¿Acaso han pedido perdón por crear la banda terrorista GAL?.
-También este hecho viene a sacar a la luz el tema de las torturas… el salvajismo fue más que considerable…
Sí, creo que te he dado algunos datos sobre ello en anteriores respuestas. Fue tan macabro, tan bestial, tan inhumano… Si no tuviera comprensión de como funciona el sistema capitalista, no podría entender cómo hay seres humanos, capaces de hacer tanto daño. Por desgracia el capitalismo engendra y alimenta estos monstruos. Lo vimos en el Estado español con la represión franquista y su continuación “democrática”, y en el mundo lo vimos con el nazismo y el fascismo, con las dictaduras militares en América, y lo vemos continuamente hoy con el imperialismo yanqui y su acolito régimen ucronazi, con el régimen sionista de Israel etc. La capacidad de producir daño y sufrimiento a la humanidad solo desaparecerá cuando consigamos eliminar el capitalismo y construir una sociedad comunista.
-¿Piensas que hechos como este o los asesinatos de Atocha, las decenas de ciudadanos muertos en la calle… el caso Arregi… cuestionan en su totalidad la transición?
Por supuesto. Toda la transición fue una gran farsa, eso sí sangrienta, para hacer ver que algo cambiaba sin cambiar casi nada. Todo bien programado desde el amo yanqui y socialdemócrata alemán con la servil colaboración del PSOE, PCE y las burguesías nacionales de Euskadi y Catalunya.
Lo que hoy tenemos es una continuación del franquismo, con otros ropajes. Cambiaron de chapa del coche pero el motor es el mismo. Todos ellos callan y callarán porque están pringados en un pacto, no de caballeros, sino de burgueses.
-Una última pregunta ¿Existe en Andalucía una auténtica memoria histórica ante este caso, el de Caparros y tantos más?
A nivel institucional absolutamente nada. Sí hay movimiento de asociaciones memorialistas, algunas con buenos ideales, otras apegadas al PSOE y el PCE que desarrollan un trabajo en este aspecto, y también algunos investigadores e intelectuales, pero bajo mi punto de vista sin una perspectiva revolucionaria y sin llegar a fondo del tema.
Para mi organización Nación Andaluza, desde su constitución en 1990, este tema ha sido prioritario. Y hacemos un trabajo de homenaje y denuncia constante, presente todos los años, en recordar hechos como este del Caso Almería, o el de Manuel José García Caparros asesinado el 4 de diciembre de 1977, o nuestro maestro y revolucionario andaluz Blas Infante asesinado en 1936, o el asesinato del joven Javier Verdejo Lucas en agosto de 1976, también en Almería y por parte también de la guardia civil, o los obreros asesinados en Granada en la huelga de la construcción de 1970 etc.
-Bueno pues nada más, agradecerte el tiempo y la paciencia dedicada a esta paciencia y agradecer también que mantengáis viva la memoria de unos chavales que iban de comunión… y acabaron torturados en un cuartelillo y quemados en una cuneta.