Guerra sucia: ‘Operación general Mola’: las maniobras del Ejército para «aniquilar» en 1971 una supuesta revolución en Euskadi.

Foto de Franco pasando revista a tropas y foto de los documentos.

Memoria histórica imprescindible:

Guerra sucia.

-‘Operación general Mola’: las maniobras del Ejército para «aniquilar» en 1971 una supuesta revolución en Euskadi.

Un ejercicio de cuadros del Ejército de Franco prepara a las tropas franquistas para «capturar», «aniquilar» y «destruir» a los enemigos en caso de una supuesta revolución en Euskadi.

Un documento del Ejército del año 1971, firmado por el comandante jefe del Estado Mayor y que pertenece a la Brigada DOT-VI (Defensa Operativa del Territorio), muestra cómo las Fuerzas Armadas prepararon el supuesto escenario de un levantamiento revolucionario en las ciudades de Bilbao y Vitoria, así como en la zona rural circundante, que tendría su principal fuerza en las sierras de Peña, Gorbea y Cantabria. Las acciones del Ejército tendrían por objetivo actuar rápidamente para evitar que el levantamiento revolucionario pudiera constituirse como «el embrión de un futuro Ejército de Liberación», recibir ayuda del exterior y «controlar áreas de territorios, incluida su población, en la que establecer refugios y centros de adiestramiento».

Ante esta situación, el documento del Ejército establece planes, instrucciones y necesidades de tropas y materiales para «capturar o aniquilar a la totalidad de las bandas armadas y a sus simpatizantes», «destruir todas sus instalaciones y medios de vida» y «cortarles toda ayuda exterior e interior». Así, se señala que «no se dudará en emplear toda clase de medios para reducir a los insurrectos, aunque suponga la destrucción de edificios».

También se hace referencia a, por ejemplo, la necesidad de un «pelotón de tiradores» dentro de los «destacamentos de intervención contra alteraciones del Orden Público» o a la necesidad de mantener preparados aviones E-16 «con capacidad de ametrallamiento y bombardeo a baja altura».

Los militares, en su ejercicio de cuadros, describen una situación de un levantamiento popular instigado por «profesionales de la revolución o subversión» con una «entrega total a la causa» y bajo el paraguas ideológico de «la doctrina marxista, el anarquismo y/o el partido comunista español».

Según prevé el Ejército, las acciones de los revolucionarios se centrarían en las ciudades costeras de Gernika, Bermeo, Lekeitio y Ondarroa, así como en los embalses de Ulibarri, Urrunaga y Albiña con «asaltos y robos a manos a entidades bancarias», «profusión de propaganda incitando a la huelga y paralización total», «rapto de personalidades civiles» y el objetivo de «aumentar la confusión, desorden y pánico entre la población civil».

El núcleo más duro dentro de este movimiento revolucionario estaría constituido por «300 personas en Bilbao» y «120 personas en Vitoria», pero después también habría miles de simpatizantes que supondrían el «20% de la población en Bilbao» y un 15% de la población en Vitoria.

El documento del Ejército, no obstante, muestra el temor de los militares hacia una posible guerrilla fuera de los grandes núcleos poblacionales. El ejercicio de cuadros, de hecho, advierte de que las guerrillas rurales son «las más peligrosas». «En todo proceso revolucionario es la única [guerrilla] que tiene verdadera capacidad para derribar al Gobierno constituido, ya que son las únicas guerrillas capaces de luchar con éxito contra las Fuerzas Armadas», afirma el documento.

Los militares también advierten de que hay que estar preparados para luchar contra una posible «guerrilla urbana» que puede resultar nueva para el Ejército español, pero que no lo es para «para los promotores del desorden y subversión mundial».

Uno de los documentos sobre guerra sucia a Euskadi.

Plan de acción psicológica

El ejercicio de cuadros del Ejército traza un plan de acción psicológica para evitar que la «subversión» se extienda entre las Fuerzas Armadas y al resto de la población. Así, advierte que el enemigo utilizará como argumentos frases como «el soldado es el instrumento del que se vale la oligarquía para imponer su voluntad a las clases económicamente más débiles del país» o «el Oficial es un ente privilegiado, mientras que el soldado carece de lo más elemental».

Por lo tanto, el documento propone «incrementar la cohesión espiritual de las Fuerzas Armadas» convenciendo a los propios soldados y a la población de que «las Fuerzas Armadas solo buscan afianzar las instituciones legales y no gobernar», que «los ejércitos son de neta raigambre popular, por su tradición, por sus sentimientos y por el sistema de reclutamiento de cuadros y tropas».

Asimismo, también recoge la necesidad de trasladar a los soldados que «la ideología comunista es opuesta y busca la destrucción de los valores que defendemos». Por último, también defiende la necesidad de «explotar las disensiones internas del enemigo y los antecedentes desfavorables de sus dirigentes».

Nueva modalidad de lucha

El Ejército se propone en este ejercicio «instruir para esta nueva modalidad de lucha ideológica» reactivar principios y valores «como los religiosos, morales o castrenses» y garantizar «la personalidad del individuo en el Ejército como defensor de la cuádruple misión que le impone el artículo 37 de la ley orgánica del Estado», que no son otros que «garantizar la unidad e independencia de la Patria, la integridad de sus territorios, la seguridad nacional y la defensa del orden institucional».

Pero, ¿cómo hacer todo lo anterior? El documento establece que se hará a través de proyecciones cinematográficas (dos a la semana); periódicos murales, donde la dirección, orientación y censura estará a cargo del jefe de la Unidad; los hogares de soldado, con vigilancia de precios; y el incentivo de competiciones deportivas con objeto de tener a la tropa ocupada.

Un Ejército de ocupación

El ejercicio de cuadros, fechado en 1971, pertenece a las Fuerzas de Defensa Operativa del Territorio, una estructura del Ejército creada a raíz de la remodelación de mediados de la década de los 60 cuando se crearon las Fuerzas de Intervención Inmediata (FII), donde se integraron las tropas mejor equipadas con la mayoría del material bélico recibida por Estados Unidos, y, por otra parte, las mencionadas DOT, cuya función, más que defender al país en caso de una posible invasión exterior, consistía en asegurar el orden público y la continuidad de la dictadura en caso de una sublevación interior. Las instrucciones, los métodos e incluso el lenguaje empleado muestra que el Ejército había evolucionado muy poco desde 1936, a pesar de haber transcurridos ya 35 años desde el inicio de la Guerra Civil.

La Operación Mola, no obstante, no es un ejercicio único. El propio documento señala que, con anterioridad, el Ejército ha realizado maniobras militares con supuestos militares. El militar Julio Busquets, por ejemplo, en sus memorias escribe que le encargaron, como oficial del Estado Mayor de la Capitanía General sita en Barcelona, la elaboración de un plan de defensa de la ciudad en caso de ataque. Busquets elaboró un plan para defender la ciudad en caso de una supuesta invasión francesa, sin embargo, desde el Ejército, sus superiores, le indicaron que el enemigo se situaba en los barrios obreros de Barcelona y no en el país vecino.

El escritor, militar, miembro de la Unión Militar Democrática, e historiador Gabriel Cardona escribió en la obra El gigante descalzo: el ejército de Franco (Aguilar) que incluso tras la llegada de material americano y la reorganización de la estructura militar, el Ejército de Franco «estaba dotado para enfrentarse a una revuelta interior, pero no podía intervenir en un conflicto internacional».

«Aunque no lo dijera públicamente, a Franco tampoco le interesaba otra cosa y sólo deseaba una organización que lo sostuviera en el poder. Su modelo militar era el aparato guerrero de la guerra civil, capaz de dominar al ‘enemigo interior’. Sólo eso le preocupaba. Prefería mantener un militar anticuado, sometido y obsesionado con los rojos españoles. Para Franco y sus militares, el 18 de julio de 1936 fue siempre el momento estelar del Ejército, cuya misión principal era evitar que el enemigo derrotado levantara la cabeza», escribe Cardona.

Defensa no responde

El documento fue aportado a Público por Octavio Granado, ex-secretario de Estado de la Seguridad Social, y fue obtenido en las ruinas de un antiguo cuartel de uno de los regimientos que participaron en la Operación General Mola, que sufrió con posterioridad un traslado. Teóricamente, el documento estaría sometido a la Ley de Secretos Oficiales, ya que cuando Granado intentó encontrarlo en los archivos de la Capitanía General de Burgos, trasladados a A Coruña, se le indicó que no constaba, y que de constar no podría ver la luz.

Este periódico ha contactado con el Ministerio de Defensa, pero no ha obtenido respuesta.

https://www.publico.es/politica/operacion-general-mola-maniobras-ejercito-aniquilar-1971-supuesta-revolucion-euskadi.html

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