Cultura popular:
-Paco Moyano: “Estar detenido me sirvió para cantar flamenco con mayor sentido y más verdad”
En la primera parte sobre “Las voces que no callaron” (libro+CD) del cantaor / investigador / ensayista Juan Pinilla, obra minuciosa, una verdadera antología de cantaores que a través de su arte ejercieron la resistencia desde el s. XVIII hasta la actualidad, nos detuvimos en el cantaor Paco Moyano, hoy retirado pero con obra y trayectoria artística extensa. Premiado en varios certámenes flamencos y que ha girado por medio mundo con su propia compañía (Polonia, México, Cuba, Rusia, Francia), en ella se han formado muchos artistas relevantes como Sara Baras, Eva Yerbabuena e Israel Galván.
Hoy resaltamos, y reproducimos algunas de sus palabras, sobre su compromiso político desde que se traslada a Madrid en los años 70 del pasado siglo. Llega a la capital con aspiraciones flamencas y un equipaje de formación política, social y de clase. Empieza a moverse en ambientes míticos del flamenco madrileño como La Carcelera, lugar de encuentro de aficionaos y estudiantes de izquierdas y en uno de esos locales (Casa de Málaga) conoce a Pedro (López Sábado) y a Petra, dueños del restaurante/bar Torre Narigües, “me camelaron, nos enamoramos al instante”.
Terminó de camarero en ese local de la calle Factor, 8 de Madrid, casi esquina a la calle Mayor en el que circulaba la coletilla de que “se podía comer langosta cubana a precio de sardinas”. Torre Narigües fue también lugar de encuentro de gente del Partido Comunista, “conocí a muchos militantes, gente de bien” y de una larga lista de intelectuales y artistas con los que se codeó Paco Moyano. Allí paraba un guitarrista, Fernando Martín, de la escuela de Niño Ricardo, “profesional de taberna” con ideología republicana, de izquierdas, que tocaba con conocimiento, conocía los cantes y con su sonanta acompañaba a Paco Moyano.
“Contaba que en la defensa de Madrid, cuando estaba sitiada por las tropas fascistas, Fernando no dejaba de tocar para conciliar el miedo y la tensión, y entonces el enemigo del otro lado le invitaba a que se cambiara de bando, que dejara de tocar a los comunistas en un Madrid que estaba a punto de caer. Tocaba la guitarra en el frente para distraer el miedo”
Habituales del local fueron José Menese, Antonio Gades y de esa época le quedó a Paco Moyano un gran cariño por María Teresa León, cuando Rafael Alberti y ella regresaron del exilio. “Todos los que la visitábamos veníamos de Torre Narigües”. También hizo amistad con Buero Vallejo, Mario Benedetti y en ese tiempo empieza a visitar a Josefina Manresa, casi en la última etapa de su vida “porque yo quería saber sobre Miguel Hernández para mi cante”.
“Desde mi llegada a Madrid mi error fue la contradicción, yo no era, ni soy, lo que ahora se llama políticamente correcto, era un cantaor con proyección pero políticamente tenía un alto sentido de lo justo y eso entraba en conflicto con la popularidad del mundo artístico y al final acabamos en la cárcel. Me detuvieron varias veces, por mi solidaridad con la gente que estaba en la lucha armada”.
–“De venir de un pueblo donde no pasaba nada a ver esas manifestaciones, esa avalancha de gente en la calle, de actividad social, de final del fascismo… eso me trajo represión, una etapa en la que conocía a gente de una organización que se llamaba Pueblo y Cultura, el Socorro Rojo y me solidaricé con esas organizaciones”.-
–“Cuando entré por primera vez a la Dirección General de Seguridad la cantidad de fotografías que tenían de mí en cualquier evento me sorprendió, era un reportaje fotográfico de primer orden y eso era a partir del seguimiento que me hacían, que sin yo formar parte oficialmente del movimiento clandestino del Partido Comunista Reconstituido, pero como sí tenía simpatía e iba a la cárcel a ver presos y cuando descubren mi ideario, ahí es donde se me cierran las puertas que tenía abiertas del mundo artístico, profesional”.
–“La primera fianza la pagó Pedro López Sábado (Torre Narigües), después de varias semanas en las Salesas, donde estaba el Tribunal de Orden Público y luego me llevaron a Carabanchel unos dos meses”.
–“Me volvieron a detener cuando secuestraron a Oriol y Urquijo, me acusaron de pertenecer a los GRAPO, en ese momento me encontraba en libertad bajo fianza acusado de pertenecer al PCE(r). Me soltaron a los 15 días. Tú entrabas y salías de la cárcel según el criterio del Ministerio del Interior”
–“Otra vez que me detuvieron en Granada , después de tenernos varios días en el cuartel, sin motivo, custodiados por la guardia civil, nos llevan al juzgado”.
–“La tortura tiene varios niveles, es proporcional a la necesidad que tiene el servicio de información, de saber lo que tú sabes”, la tortura es la prueba de fuego que el sistema emplea contra los disidentes… los golpes en la planta de los pies que te procuraba mucho dolor”.
–“En la Puerta del Sol (D.G.S) recuerdo que estábamos aislados … la tortura, el maltrato… eso sirvió para fortalecer nuestra propia identidad y nuestra manera de entender el mundo y cantábamos flamenco con muchísimo mayor sentido y más verdad”.
–“Ahora me gustaría cantar más de lo que canto. Estoy en una etapa que he adquirido cierto conocimiento”.
–“Cuando trabajas para la Administración, eso te obliga a mantener una relación cordial con diferentes consejeros, concejales, ministros de cultura y te obligan a formar parte de los voceros para seguir haciendo o apoyando, yo me negué porque casi todo está en mano de la administración, las peñas flamencas también son reaccionarias, muy afín a gobiernos y entonces es como ‘lo que diga mi mujer’, o sea lo que diga el partido”.
–“Pero yo le canto a todo, le canto al agua, voy todos los días al mar y me acuerdo de El Fillo, de María Borrico, de Mairena, de Pastora, Diego el Perote, de Pericón… porque nuestra defensa es el cante”…
En “Las voces que no callaron” Pinilla también nos trae a otros cantaores y artistas que utilizaron su arte como medio para proclamar y defender su republicanismo, su pertenencia al Partido Comunista, su oposición al franquismo y la farsa de la democracia. Los ya mencionados en la primera parte de “Las voces que no callaron”:
Corruco de Algeciras, Pastora Pavón, Angelillo y ya más cercanos Manuel Gerena, El Cabrero, Antonio Gades, Morente, Curro Albaycín (Curro se libró del tiro de la pistola de un militante de Fuerza Nueva por cantar a Lorca) y otros muchos.
Uno de ellos el “madrileño” nacido en Illescas (1896-1936) Chato de las Ventas hacía sus fandangos, malagueñas y colombianas con letras humorísticas y mordaces como la que sigue, ironizando sobre el federalismo en tiempos republicanos: “Cataluña pide a gritos / que le den la autonomía / los gallegos están fritos /también en Andalucía / se quieren quedar solitos / todo el mundo pide ufano / yo lo voy a pedir también / como buen republicano”.
Además de cantaor flamenco, hay otra faceta desconocida del Chato de las Ventas que le coloca en la historia de los medios por participar en la que fue la primera película animada-sonora (dibujos animados) de la Historia de España “El amor de Juan Simón” de 1933, cinta destruida por el régimen.
El Chato de las Ventas dicen que tuvo el honroso destino de morir de un infarto la noche anterior a su fusilamiento por republicano.
Artículo publicado en la revista El Otro País, n.º 107, sep-oct 2023.