Huelgas mineras en la Patagonia argentina, 1973-1975. Los obreros fueron tratados de ‘guerrilleros subversivos’ y ‘extremistas’.

Lucha rescatada. Argentina 1973-75.

Luchas obreras rescatadas del olvido

Agenda

Argentina -1973 ⁄ 75-

Huelgas Mineras en la Patagonia

Foto. Huelga de mineros en Argentina.

La conflictividad social tras la embestida de la crisis capitalista de 1973 no esquivó a Argentina, a pesar de la política peronista de “reconciliación de clases”.

Con la consiguiente vorágine inflacionista, las primeras luchas obreras no se hicieron esperar. Los mineros de la empresa HIPASAM (Hierro Patagónico Sociedad Anónima Minera) en Sierra Grande ―dirigida por el ejército― fueron a la huelga en noviembre de 1973 exigiendo un aumento de salarios equivalente a la inflación, viviendas para los trabajadores y una reducción de la jornada laboral a 6 horas por la insalubridad del trabajo.

Los mineros formaron pelotones para controlar el acceso al complejo minero y grupos para vigilar todas las áreas adyacentes; al mismo tiempo, tomaron el polvorín, bloquearon las bocas de los túneles y se hicieron con la emisora de radio. Tras 7 días de resistencia, el Gobierno Nacional intervino para zanjar el conflicto y obligó a la HIPASAM a satisfacer todas las reivindicaciones. Los mineros habían logrado una importante victoria.

Foto. Manifestación obrera en Argentina.

Sin embargo, tan solo dos años más tarde, en octubre de 1975, los mineros volvían a apoderarse del yacimiento y declaraban una nueva huelga tras el incumplimiento de muchas de las promesas gubernamentales. A diferencia de la de 1973, la huelga excedió los límites gremiales y encontró la solidaridad de los trabajadores de otros sectores, lo que no impidió que el gobierno y la empresa lograran el desgaste moral y económico de los trabajadores. Aún así, el 2 de noviembre una asamblea masiva donde participó todo el pueblo de la villa minera, fortaleció la unidad de los obreros y se decidió que el paro continuaba por todos los medios, incluida la lucha armada. El Gobierno Nacional tomó la decisión de enviar al ejército para desalojar el campamento minero y el 19 de noviembre se produjo la masacre: con el objetivo de “depurar la zona” de “guerrilleros subversivos” y “extremistas” detuvieron a más de 500 obreros ―de un total de 1.300― y “desaparecieron” a algunos de los más combativos. Alrededor de 400 fueron finalmente despedidos.

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