Lecturas necesarias:
-Racismo enmascarado: Reflexiones sobre el complejo industrial de prisiones.
De Angela Y. Davis
El encarcelamiento se ha convertido en la primer respuesta a demasiados problemas sociales que cargan personas hundidas en la pobreza. Problemas que frecuentemente se cubren al agruparse convenientemente bajo la categoría “delito” y atribución automática de comportamiento criminal a la gente de color. La indigencia, desempleo, drogadicción, enfermedad mental y analfabetismo son sólo algunos de los problemas que desaparecen del escenario público cuando los seres humanos que contienden con ellos son relegados a jaulas.
Por lo tanto las prisiones ejecutan un acto de magia. Mejor dicho, las personas que continuamente votan por nuevos bonos para las cárceles y que tácitamente asienten frente a la red proliferante de prisiones y cárceles han sido engañadas para hacerles creer en la magia del encarcelamiento. Pero las prisiones no hacen que los problemas desaparezcan, sino que desaparecen a seres humanos.
Y la práctica de desaparición de vastos números de personas de comunidades pobres, de inmigrantes y racialmente marginados se ha transformado literalmente en un gran negocio.
La aparente facilidad de la magia siempre oculta una enorme cantidad de trabajos tras bambalinas. Cuando las prisiones desaparecen a seres humanos para lograr la ilusión de solución a problemas sociales, se deben crear infraestructuras penales para acomodar una creciente población de gente enjaulada. Deben crearse bienes y servicios para mantener a las poblaciones encarceladas con vida. Es necesario asegurarse que esas poblaciones no quedan sin nada que hacer y en otras –particularmente en prisiones de máxima seguridad y en centros de detención del Servicio Nacional de Inmigración– deben ser privadas de virtualmente cualquier actividad significativa.
Grandes números de personas con grilletes y esposas se mueven a través de las fronteras estatales mientras son transferidos de una prisión estatal o federal a otra.
Todo este trabajo que solía estar bajo el control del gobierno, ahora también se desarrolla por empresas privadas cuyos vínculos al gobierno en el campo de lo que se llama eufemísticamente “correcciones” resuenan peligrosamente junto al complejo industrial militar. Los dividendos que se obtienen de la inversión en la industria del castigo, como los obtenidos de la inversión en la producción de armas, se acumulan unicamente en detrimento de lo social. Tomando en cuentas las similitudes estructurales y las ganancias de los vínculos gubernamentales en las áreas de producción militar y castigo público, el sistema penal en expansión se puede caracterizar ahora como “un complejo industrial del encarcelamiento”…
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