Luchas obreras rescatadas del olvido.
Agenda.
Túnez -2008-
Revuelta en la Cuenca Minera de Gafsa
«Mientras no se respeten nuestros derechos, mientras no se mejoren las condiciones de los parados, de las mujeres, de los obreros, de los jóvenes de la universidad, mientras no cesen la injusticia y la corrupción, no nos detendremos. Mientras tengamos que luchar, aquellos de nosotros que mueran serán mártires y los que sobrevivan serán felices (…) Prefiero que mueran diez de los nuestros para que cuarenta puedan vivir dignamente, antes que morir todos en silencio y poco a poco».
Yasmina Slama-Hlaimi, 70 años, viuda de minero de Redeyef.
En enero de 2008 estallaba en Redeyef (cuenca minera de Gafsa, Túnez) una revuelta obrera y popular que iba a hacer temblar los cimientos del régimen de Ben Alí. La región de Gafsa se caracteriza por ser una de las zonas más empobrecidas de Túnez, con un alto porcentaje de parados y una nula inversión del gobierno central en su industria y otras áreas de la economía. El movimiento tuvo como base la huelga general indefinida en toda la región y la alianza de los mineros y otros obreros con los estudiantes, trabajadores precarios, mujeres y viudas de mineros, profesores, etc. La movilización de masas fue extraordinaria, desafiando el asedio militar y policial que desplegó el régimen. La represión fue sanguinaria y se sucedieron las cargas policiales “a matar”, las redadas y secuestros, las torturas y las altas condenas a prisión para los líderes de la revuelta. Los habitantes de la región explicaban la represión con una comparación impactante: “la policía trata a nuestros hijos como los sionistas tratan a los árabes”. 38 trabajadores fueron condenados a penas de 10 años de prisión por haber liderado las protestas. No obstante, el movimiento no perdió vigor y para muchos fue el inicio del movimiento de masas de 2010-2011 que depuso a Ben Alí.
El movimiento de Redayef contaba con una fuerte organización, construida desde el propio pueblo. Con todos los derechos y libertades democráticas suprimidas por el régimen, las mujeres, ancianos, estudiantes y obreros acudían masivamente a las manifestaciones, jugándose la vida contra los militares que les disparaban a quemarropa. La exigencia de liberación de los militantes presos constituyó la punta de lanza de la sublevación, que por momentos alcanzó cotas de guerra civil, sobre todo a partir de que el pueblo trabajador entendiese la necesidad de la autodefensa ante las fuerzas militares de represión.