Memoria histórica imprescindible:
-Cecilio Aguirre, el ‘niño de la guerra’ crecido en la URSS y que trabajó en «la primera cantera industrial de Mañaria»
Un hogar en Bilbao custodia las memorias escritas de un hombre del Renacimiento, un superviviente de las guerras, un anónimo si no fuera porque dejó su impronta en cuadros, plumillas, maquetería naval precisa, taraceas, incluso en minuciosos violines como luthier autodidacta, melómano, e, incluso, inventor con patentes. Sin embargo, su mejor arte fue salir adelante a pesar de los pesares. Hoy conocemos su historia por primera vez, relatada por su hijo en base a sus escritos.
Cecilio Aguirre Iturbe (Portugalete, 1927 – Bilbao, 2023) sobrevivió a los bombardeos contra Bilbao. Fue denominado “niño de la guerra” y enviado junto a un hermano, un año y medio mayor que él, en el histórico barco Habana y el carbonero Sontay a la URSS. Un tercero, el benjamín, su madre, viuda con cuatro hijos, decidió no embarcarlo en el último momento. A los mayores los acabarían fotografiando con Dolores Ibarruri ‘Pasionaria’, icono comunista mundial, aunque Aguirre no hizo propia la ideología allí imperante. De hecho, siempre apoyó al Gobierno de Euskadi. ‘Pasionaria’ le regaló a Cecilio “un jerseicito” para su hija Maite debido a que era el día de su cumpleaños al que le invitó en Moscú el 9 de diciembre de 1955.
A su regreso a Bizkaia llegó a trabajar poniendo en marcha la primera cantera industrial de Mañaria.
Las memorias recorren toda su vida desde, por ejemplo, la proclamación de la II República. “La gente iba cantando contenta por la calle Conde de Mirasol”. Más adelante, la despedida en Santurtzi hacia Burdeos y San Petersburgo y las ducha para desparasitarlos. A continuación, escenarios de guerra actual en Ucrania como Odessa, Jersón o Zaporiyia. Meses de viaje buscando paz terminando durante los años de guerra en Tbilisi, capital de Georgia.
Cecilio recordaba que su primer trabajo lo hacía descalzo con aquellas temperaturas. Le gustaban las radios y al oír ofertas de trabajo y escuchar ‘radiatorsic’ se apuntó, pero eran radiadores de camión y trabajaban con amianto en taller de calderería. Les permitían o estudiar o trabajar y él y su hermano “se sumaron un año para poder seguir juntos”. Trabajaron, en vez de estudiar. Él enfermó y su hermano, años más tarde murió en la URSS, en 1952. “Mi padre acabó siendo en 1948 el maestro superior de taller más joven de la fábrica Krasniy Proletariy de toda su historia, de entre 4.000 obreros y varias veces premiado”…
-«Maricuela»: La última miliciana viva no conoció el miedo en el frente.
Nació el 17 de noviembre de 1918. Acaba de cumplir 105 años.
Al caer Asturias en octubre de 1937 fue detenida y condenada a 15 años de reclusión en Consejo de Guerra celebrado el 2 de febrero de 1938, pena que le fue rebajada a 9 años.
La importancia de imaginar un futuro mejor urgió a una mujer a expresarse en los siguientes términos: «Cuando no podemos seguir soñando, morimos». El corazón tan guerrillero como pacifista de la asturiana Ángeles Flórez Peón corrobora ese pensamiento de la revolucionaria lituana Emma Goldman.
Conocida por la comunidad memorialista como ‘Maricuela’, Peón es –quizás– la última miliciana con vida del Estado español. Ella misma lo valora así. «Estoy reconocida ya como la última. A mi edad…», admite con su dulce voz, aunque con palabras en ocasiones cargadas de pólvora y de mecha corta. El fascismo, a su juicio, lo merece. Sin bajar la guardia, porque el movimiento nostálgico totalitarista avanza en las instituciones públicas. Por ello, hay que atajarlo cuanto antes «siendo buena persona». A su juicio, siendo ‘socialista’. De hecho, no quiere acabar la entrevista sin dejar clara su máxima personal: «El ejemplo es la libertad».
Y prefiere 85 años después de que estuviera en el frente –antes de que los hombres gobernantes retiraran a las mujeres de la línea ofensiva– «hablar de libertades; no de una libertad como la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso». «Ella siempre tiene en su boca la palabra libertad, pero esa libertad única que les gusta al PP o a Vox, que son los mismos fascistas. Sin embargo, no dice en plural, libertades, y yo me posiciono a favor de ellas, y dando ejemplo de buenas personas las logramos», amplifica quien permanece en pie de guerra, disparando mensajes democráticos desde su activa cuenta de Facebook, red social de internet en la que debutó sin pereza y con elegancia escrita a los 97 años.
En los últimos tiempos, Ángeles –quien sufrió presa en la cárcel guipuzcoana de Saturraran o residió un tiempo en casa de su hermana Argentina en el municipio vizcaino de Barakaldo– continúa participando en actos antifascistas con una vitalidad inimaginable. Lo mismo hace un llamamiento a unirse las izquierdas como en los tiempos de guerra, como a que los jóvenes se informen sobre la atrocidad del fascismo o, encantada, participa subiéndose a un autobús en el Día del Orgullo LGTBI en Madrid ondeando la bandera arcoíris. También aboga por el derecho de las mujeres al aborto. Todo ello desde una visión atea y de perspectiva de género clara. «Mira, yo le dije a mi novio cuando pensamos en casarnos lo siguiente: ‘Si quieres casarte, yo me caso, pero yo no voy a ser un mueble más de la casa. Tenemos que respetarnos el uno al otro. Yo creo en la igualdad de la mujer y el hombre’». Y su a la postre marido, un minero, permaneció a su lado 57 años. Aquel hombre que «cuando venía a casa de estar horas bajo tierra se hacía cargo de la huerta» participó en la reorganización del PSOE y la UGT de Asturias. Se llamaba Graciano Rozada Vallina y falleció en 2003…
-Ángel Viñas, el incansable investigador que ha desmontado los bulos del franquismo.
El historiador Ángel Viñas ha publicado en los últimos años varias obras básicas que desmontan con datos algunos de los mitos generados durante la dictadura.
A Ángel Viñas, un antiguo profesor, Enrique Fuentes Quintana, le enroló en una misión sui generis. Se trataba de estudiar cómo se había financiado la Guerra Civil.
Cuando Viñas recibió aquel encargo, a principios de los 70, parecía que Fuentes Quintana se iba a conformar con poco: alguna referencia en libros franceses o soviéticos, los detalles sobre las relaciones financieras en las monografías de Gabriel Jackson y Hugh Thomas, un pequeño informe sobre lo que se sabía en Alemania del periodo entre 1936 y 1939 que cambió la historia de España. Pero, en aquel año de 1971, Ángel Viñas no se quedó convencido con lo poco que había encontrado, que había sintetizado en un documento de 130 páginas. Así lo explica él:
“Sobre mi informe le dije ‘esto es basura, don Enrique’, esto es el estado de la cuestión. Yo aquí ni quito ni pongo. Yo he puesto junto todo lo que una serie de historiadores han escrito. Americanos, ingleses creo que algún francés y algún que otro alemán. Le dije: ‘yo creo que hay que ir a los archivos’. No había estado en mi puta vida en un archivo”. Así empezó su carrera como historiador.
Viñas recabó más información en los archivos de Múnich y de Coblenza. Fue entonces cuando comunicó a Fuentes Quintana que había encontrado claves que permitían entender por qué Adolf Hitler había decidido entrar en la guerra de España. El resultado es su tesis doctoral, publicada en 1973, “Los antecedentes de la intervención alemana en la Guerra Civil española: un estudio sobre economía y política en las relaciones hispanos-alemanas”.
Tras esa publicación, Fuentes Quintana iba a proponerle otro asunto que había sido enarbolado por el imaginario franquista. “El Oro de Moscú” es como se conoce una supuesta operación de Estado llevada a cabo por la II República, presidida en ese momento por Francisco Largo Caballero, para transferir la riqueza de España a la Unión Soviética de Stalin. A pesar de que el mito del Oro de Moscú dio cuerpo a la idea franquista de que el Golpe de Estado de 1936 había evitado que España se convirtiera en un satélite comunista en el otro extremo del continente, la realidad es que un técnico del régimen como Juan Sardá Dexeus, a quien se debe el plan de estabilización que pone fin al ensueño de la autarquía, ya había enunciado en un pequeño artículo que esas reservas se habían gastado en la guerra. No habían sido, por tanto, un regalo a los amos soviéticos, sino solo una manera de afrontar el coste de la defensa de la legitimidad republicana.
“El oro se manda no para mantener la amistad, no para mantenerlo impoluto e intocado. Sino para convertirlo en divisas –dólares, francos, libras esterlinas– ¿para qué? Para pagar armas, claro. Porque la República está en pelotas. No recibe armas por ningún lado”. El Estado recibió armas, especialmente aviones y artillería pesada, para poder afrontar una guerra a contracorriente, marcada por la superioridad del material enviado desde Italia y Alemania.
Viñas no para. Ha publicado decenas de libros sobre la República, la Guerra Civil y el franquismo.
Su próximo proyecto es sobre otro de los mitos en torno a la Guerra Civil, el del suministro por parte de Texaco de petróleo al bando sublevado…
Convocatorias:
-Presentación de: Sobrevivir a Mauthausen-Gusen
Memorias de un español en los campos nazis.
de Enrique Calcerrada Guijarro
Presenta el libro Leoncio Calcerrada, sobrino del autor
acompañado por Andreu García Ribera
Sábado 2 de diciembre 2023, 19.30 horas
Ni un pas Enrrere. Alcalde Baeza Santamaría, 8, 03560 El Campello.
Organizan: AGEPV, Ni un pas enrede, AP Riu Sec.