Los presos políticos opinan:
De un carta de Ignacio Varela Gómez.
En A Lama, 5 noviembre 2023
…/… Esta mañana he podido leer la “autobiografía de una imprescindible, sencilla y consecuente”, el folleto editado en memoria de Carmen López Anguita. Así que he empezado el día con un nudo en el estómago. No hay duda de que cumple con lo que su título anuncia: consecuente hasta en la sencillez con la que describe una vida extraordinaria.
También deja constancia con su ejemplo práctico que las heroínas -y los héroes- de la clase obrera, alejados de ese arquetipo del imaginario burgués de ser predestinado a grandes gestas desde la cuna, se van forjando en el proceso de lucha colectivo, paso a paso, sobre la base de ir asumiendo las responsabilidades, y sacrificios personales, que la situación requiere en cada momento, con la mayor naturalidad y sin darle importancia, debido a la conciencia de la necesidad de ese compromiso con la clase obrera. A fin de cuentas, llegado el momento, tampoco conciben actuar de otro modo.
Al desánimo individualista que fomenta el oportunismo del “esto es lo que hay” y “no se puede hacer nada para cambiarlo”, hay que contrastar la conclusión que comparte la propia Carmen. Merece la pena atreverse a luchar. Ese primer paso que media entre el “hay que organizarse” y el “vamos a organizarnos” es el que inicia la marcha hacia una de esas vidas que merecen la pena ser vividas. Porque ni los apologistas ni la explotación capitalista pueden ocultar ya que cabe esperar por parte de la clase obrera del “vivir la vida” conformista y el “ocúpate de lo tuyo” egoísta que promueven como la actitud vital más avispada y pragmática, sus propios estudios sociológicos son concluyentes: alienación, falta de expectativas, frustración y depresión. Como señala la camarada, “la lucha por la revolución socialista fue, es y será dura, pero es el único camino”.
Sobre la situación en Palestina, no voy a entrar en un análisis exhaustivo sobre el tema. Si acaso, comparar la hasta hace poco relativa hegemonía del imperialismo de EEUU con una manta que cada vez se queda más pequeña: si se cubren la cabeza, destapan los pies, y viceversa. Han perdido la capacidad de imponer sus intereses de manera indiscutida y tampoco la alternativa de recurrir a sus capacidades militares les supone una garantía de éxito. Más bien al contrario, la experiencia de sus últimas aventuras, sonoros fracasos, les indican que la vía militar acelera su declive y no se puede entender la existencia del Estado de Israel prescindiendo de su condición de apéndice del imperialismo yanqui en la zona. De ahí la preocupación que vienen mostrando EEUU y la UE por las consecuencias que puede tener el acelerón que Israel le ha imprimido a la política de exterminio del pueblo palestino (llegando algunos analistas a hablar de “solución final”), y no porque a los dirigentes yanquis y europeos les preocupen en absoluto la vida de los palestinos, pues no tienen reparos en suministrar armas y dinero a Israel para que lleve a cabo ese genocidio, ni en justificarlo políticamente.
Su preocupación tiene otro sentido mucho menos “humanista”, y tiene que ver con que este exterminio sistemático de los palestinos que Israel está llevando a cabo a la vista de todo el mundo acabe provocando lo que eufemísticamente llaman “la extensión del conflicto”. Es decir, la implicación de otras fuerzas que históricamente confían con salir victoriosos debido a lo que estos días, el presidente de Irán calificó de “cambio en el balance de fuerzas en la región” (lo que le faltaba al deteriorado prestigio militar de EEUU es ver a uno de su portaaviones hundido en el mediterráneo).
Y es que, para salir de ese atolladero, EEUU tampoco puede contar con el apoyo incondicional de sus otrora aliados estratégicos en la zona -como Egipto, Turkía, Arabia Saudí o Pakistán. Que más allá del relativo distanciamiento de los últimos años respecto a los dictados de EEUU, no muestran mucha predisposición en asumir una postura de apoyo a Israel. Que no corresponde a sus propios intereses y que les llevaría a tener que hacer frente a la respuesta de sus propias poblaciones, entre las que la solidaridad con la causa palestina es mayoritaria.
Este apoyo popular a la resistencia palestina es un factor que condiciona el desarrollo de los acontecimientos. Tiene un peso indiscutido en los países árabes y musulmanes, pero también en los países de la UE y los propios EEUU; provocando una mayor incidencia del movimiento popular en la situación política, tanto interior de esos países, como a nivel internacional. Si bien no podemos hablar en términos estrictos de una irrupción del proletariado internacional, pues en esas manifestaciones políticas participan otros sectores sociales, siendo estos quienes las dirigen y condicionan políticamente, sí enlaza con esa progresiva toma de protagonismo de los sectores más combativos de la clase obrera que señala Manuel en su trabajo sobre Los límites del desarrollo del capitalismo y el materialismo histórico.
Esto se ha hecho notar en los países europeos, que han tenido que readecuar su discurso inicial de apoyo irrestricto hacia Israel, según se sucedían las manifestaciones y las protestas en las calles. También que, en el caso del Estado español al menos, los partidos reformistas maniobrasen, para tratar de ponerse al frente de las mismas, para poder mantener su influencia y controlarlas.
A pesar de la campaña de lo sucedido con la guerra en Ucrania, no consiguieron imponer mayoritariamente una percepción de la realidad que permitiese justificar el apoyo a la política genocida del Estado de Israel, ni la implicación de los países de la OTAN en la posible escalada bélica que pueda producirse. Desde el primer momento se han encontrado con una contestación decidida en las calles. Los lazos históricos de solidaridad y apoyo a la causa palestina han jugado en su contra, provocando el rechazo al discurso del pretendido “derecho de Israel a defenderse”. Que oculta la realidad histórica y pretende legitimar la ocupación y expansión sionista, negando el verdadero derecho de resistirse a esa ocupación por parte de los palestinos.
Ya ves, no iba a entrar al trapo, decía, pero la cosa se me fue de las manos, y todo para señalar que más allá de las repercusiones “geopolíticas” que tendrá la situación en Palestina, el factor más interesante, desde una perspectiva de clase, me parece esa implicación de los movimientos populares y su capacidad de incidir en los posicionamientos de los gobiernos de sus respectivos países.
Por los demás, pocas novedades que contar sobre la situación particular de esta cárcel, inmersos de lleno, ya, en plena temporada de lluvias. Como decía el bueno de Elipe, parafraseando a Tip y Coll, “en la próxima hablaremos del gobierno”… la pataleta de los sectores más rancios del régimen está siendo de aúpa. Eso sí, con toda su escandalera no han conseguido que los milicos digan ni mu, con lo lenguaraces que fueron cuando el estatut de Zapatero.
Nacho