Memoria histórica imprescindible:
-Las muchachas de la estrella roja: las hermanas Abramson.
Las hermanas argentinas Paulina y Adelina Abramson nacieron en los albores de la Revolución Soviética, algo que marcaría, sin duda, sus combativas vidas.
En la primera década del siglo XX, Benjamín Abramson y su esposa llegaron a Argentina huyendo de una condena a muerte en la Rusia zarista después del fallido intento revolucionario de 1905 en el que había participado.
En Buenos Aires nacieron las hijas: en 1917 Paulina y en 1920 Adelina, quienes crecieron en un medio familiar politizado en el que las palabras «Revolución» y «Unión Soviética» representaban el futuro.
En Argentina, la familia vivió años en la estrechez de los conventillos*. Abramson que trabajó de chófer, retomó la militancia y fue uno de quienes acompañó la fundación del Partido Comunista Argentino.
La instalación de la Sudamtorg en Buenos Aires implicó una mejora en la vida de los Abramson, el padre comenzó un nuevo trabajo como traductor.
La dictadura de corte fascista instaurada en 1930, significó la cárcel y la tortura para el padre. Este hecho los decidió a trasladarse a la URSS en 1932, en ese momento la patria soñada donde se construía el socialismo.
A las jovencitas les costó adaptarse al clima y a la vida en Moscú, nuevamente tocó habitar en viviendas que recordaban los conventillos y se debía administrar la economía con las cartillas de racionamiento. “Éramos jóvenes y creíamos que la construcción de la patria socialista bien valía sacrificios” diría Paulina. El padre consiguió empleo en una Editorial, y poco después Paulina entró como mecanógrafa.
A principios de 1936 Paulina aceptó una oferta de trabajo en una editorial comunista en Madrid, a dónde viajó en compañía de su novio, Andrés Martín un joven militante español a quien conoció en las escuelas de formación política de la URSS.
Con el estallido de la guerra, los caminos de Paulina y Andrés se bifurcaron. Andrés fue designado Comandante del Regimiento Pasionaria asignado al Frente de Extremadura. Paulina partió el 25 de julio como miliciana a la Sierra en el batallón Octubre con Etelvino Vega a la cabeza.
La vida de miliciana de Paulina fue breve ya con la llegada del cineasta Roman Karmen y del delegado de Stalin, Mijail Koltsov, en septiembre, el partido consideró que era más provechosa por su condición de bilingüe que oficiara de traductora. Con ellos recorrió los frentes de la guerra desde septiembre a octubre del 36.
Karmen buscaba filmar la guerra desde adentro, desde las mismas trincheras. Motivo por el que todo el equipo de filmación, incluida Paulina, arriesgaron más de una vez la vida en el empeño.
A fines de septiembre una noticia sacudió a la joven: Andrés Martín, con quién se había casado al inicio del conflicto, había caído.
En un año intenso en España, Paulina se había casado, había tomado las armas, había conocido con Koltsov a las grandes figuras de la guerra, había enviudado.
En octubre, se la asignó como traductora oficial del coronel Xanti, Jadyi Mansurov, asesor militar de las Brigadas Internacionales, quien se convirtió en su pareja antes de dejar España.
Paulina regresó a Moscú en marzo de 1938. Fue una de las pocas mujeres a las que se les permitió el acceso a la academia Frunze. Durante la II Guerra Mundial fue condecorada con la Orden de la Bandera Roja.
En enero de 1937, Adelina, la hermana menor, con 16 años, y su padre, también viajaron a España como traductores.
Ya en Barcelona, sus caminos se bifurcaron: Benjamín fue asignado al Frente de Aragón y Adelina a las Fuerza Aérea Republicana.
Adelina también “creció de golpe” con la guerra. Se casó y se divorció en España con un aviador ruso, que murió a principios del 39 en unos ejercicios militares.
Conoció a Pasionaria, y a muchas de las figuras que entonces eran los ases de la Gloriosa.
De regreso a la URSS las hermanas tomaron distintos caminos:
Paulina junto a Mansurov participó en la Gran Guerra Patria, (II Guerra Mundial).
Adelina ingresó al Instituto de Idiomas, donde aprendió italiano, idioma que la llevó a oficiar de traductora durante la Guerra de los prisioneros italianos.
Paulina y Adelina vivieron en tres países y padecieron dos guerras… pero fue España la tierra que quedó grabada a fuego en sus corazones.
Para ellas, las Brigadas Internacionales habían sido no sólo el ejemplo de la solidaridad humana llevada al extremo, sino también la esperanza que alguna vez pudiera el socialismo triunfar como sistema en el mundo.
Adelina llegó a presidir AGE, la Asociación de Guerra y Exilio; en el 2009 logró el pasaporte español, la vida no le dio oportunidad de cumplir el sueño de vivir sus últimos años en España.
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-Pascual Tomás y su misteriosa biblioteca del exilio.
El líder ugetista Pascual Tomás atesoraba 11 libros únicos: varios manuscritos y tres de ellos, las únicas traducciones que existen al castellano de los títulos originales. Realizados entre 1939 y 1941 por Valeriano Casanueva y Jesús Ibáñez, era la forma que tenían de intentar olvidarse de las calamitosas circunstancias en las que se encontraban en Francia.
Esos 11 libros siempre habían estado en su biblioteca privada. Desde que era pequeña, Carmen Ramón Tomás sabía que escondían una historia particular, que no eran unos libros al uso. Siempre que preguntaba por ellos, su familia le respondía con susurros. Eran bonitos, escritos a mano en su mayoría y, aunque ella no lo sabía, algunos de ellos suponían y suponen todavía la única traducción al castellano que existe de la publicación original. Pertenecían a su abuelo, Pascual Tomás, último secretario general de la UGT en el exilio y diputado del PSOE durante la Segunda República. Ahora, este tesoro se expone en la Escuela Julián Besteiro por la Fundación Anastasio de Gracia.
Carmen fue quien dejó en depósito estos libros a la Fundación después de que esta, en 2012, editara la biografía de Pascual Tomás dentro de su colección Memoria de Hierro. “Mi abuelo volvió del exilio en 1972, pero duró muy poco con vida porque llegó muy enfermo. Trajo un baúl con sus pertenencias. La mayoría se las quedaron la UGT y el PSOE, pero estos libros no, se quedaron en la estantería de la casa de mi madre”.
*Valeriano Casanueva, el socialista traductor
Dos nombres propios vertebran esta historia de misterio, cultura y exilio. El primero de ellos es Valeriano Casanueva Picazo. Nació en 1889 y ocupó altos cargos durante la Segunda República como militante del PSOE. Tristemente, murió en Toulouse en 1941, en pleno proceso editorial de estos libros.
Al proclamarse la República en 1931, la promoción política y técnica de Casanueva fue en aumento: fue nombrado director general de lo Contencioso, lo que hoy equivaldría a ser el director general de la Abogacía del Estado; se convirtió en consejero del Banco Exterior de España; y más tarde consigue el puesto de delegado del Gobierno en la junta directiva de la Institución Cooperativa para funcionarios del Estado, provincias y municipios.
Otros tantos cargos vendrían después, incluso Largo Caballero le fichó para su ministerio de Trabajo. El inicio de la guerra civil en 1936 no hizo que cejara en su empeño por defender sus ideas socialistas. En octubre de ese mismo año, llegó a ser subsecretario de Estado y, después, magistrado del Tribunal Supremo. Llegó febrero de 1937 y con ello su nombramiento como como embajador en Pekín y comisionado en Moscú. Una vez terminada la contienda, “en abril de 1941 se le instruye un expediente por el Tribunal de Responsabilidades Políticas, meses antes de su muerte”
*Jesús Ibáñez es V. Antonovich
Jesús Ibáñez, el segundo nombre propio de esta intrincada historia, aunque en los libros aparezca la firma de V. Antonovich.
Ibáñez fue un periodista que presenció la Rusia revolucionaria y que se quedó allí como delegado de la Tercera Internacional como enviado español por los anarquistas.
Jesús Ibáñez, a lo largo de su vida, consiguió escaparse varias veces de la cárcel. Su última “fuga” fue desde la Francia ocupada por los nazis hacia México, país en el que falleció. “Él siempre luchó. Se hizo partidario de Negrín y terminó expulsado del PSOE. Es uno de los 35 socialistas que en 1944, en pleno exilio, terminó fuera del partido. Una vez muerto, el PSOE le rehabilitó”
–https://www.elsaltodiario.com/historia/pascual-tomas-misteriosa-biblioteca-del-exilio