Memoria histórica imprescindible:
-Campo de Albatera donde el olvido se llena de memoria.
Entre el 11 de abril y el 20 de octubre de 1939 sirvió de centro de reclusión para cerca de 20.000 presos antifascistas que fueron sometidos a todo tipo de vejaciones y donde más de 600 fueron ejecutados.
En la revista El Otro País, n.º 108, nov-dic. 2023.
Desde hace 16 años se desarrollan con periodicidad anual unas jornadas en torno al Campo de Albatera gracias al trabajo infatigable de la Coordinadora de Asociaciones por la Memoria Histórica de la provincia de Alicante (COAMHI). Hoy traemos a las páginas de El Otro País, el documentado testimonio de su coordinadora Alicia Crevillén González.
Pregunta.- ¿Qué papel jugó el Campo de Albatera en el final de la guerra?
Respuesta.- Quisiera primero dejar constancia de que todas estas explicaciones que vendrán a continuación están literalmente expresadas en los estudios y textos elaborados por el arqueólogo Felipe Mejías López, miembro de GIG-FRA (Grupo de Investigación de la Guerra Civil y el Franquismo) y director de los trabajos arqueológicos del Campo de concentración de Albatera.
El Campo de Concentración de Albatera fue uno de los más duros que hubo en España, y en Europa. Se instaló en lo que fue un antiguo Campo de Trabajo de la República concebido para albergar a unas 2.000 personas, y fue reutilizado por los golpistas al final de la guerra como campo de concentración para recluir a la población de la zona republicana capturada en el puerto de Alicante. El campo funcionó como lugar de detención, así como de identificación, clasificación y redistribución de prisioneros todavía sin juzgar.
Entre abril y noviembre de 1939 este campo, ya reconvertido por la dictadura en campo de concentración franquista, se utilizó para recluir y reprimir a todos aquellos que no pudieron exiliarse en el Stanbrook, el último barco que partió desde el puerto de Alicante con refugiados de la zona republicana, previo paso, entre otros lugares, por el Campo de Concentración de Los Almendros (Alicante).
El 11 de abril de 1939, según nota del Estado Mayor, quedó constituido oficialmente el Campo de Concentración de Albatera, campo de trabajo, tortura, humillación, de vejaciones y asesinatos.
P.- ¿Se sabe cuántos presos pasaron por el Campo en el corto período de su existencia?
R.- Hay testimonios que cifran la cantidad entre 20.000 y 30.000, aunque según las dimensiones del campo se estima que pudo albergar entre 15.000 y 20.000 reclusos, donde se presupone que no hubo ni mujeres ni niños, aunque sí muchachos muy jóvenes. El 11 de abril se permitió la salida de los niños menores de 16 años, y una semana después la de los mayores de 60 (algunos de estos optaron por falsear sus edades para quedarse en el campo y evitar posibles represalias con el regreso a sus lugares de origen).
El caso es que hubo un número desproporcionado de miles de reclusos para un espacio destinado a no más de 2.000, y que por consiguiente el número de asesinados bien de manera directa o por las condiciones de hacinamiento puede ser muy superior al que se estima.
P.- ¿Qué condiciones materiales soportaron los presos?
Desde el inicio los prisioneros fueron desposeídos de todas sus pertenencias de valor, en muchos casos incluso de la ropa y del calzado. Abarrotados los barracones y las pocas tiendas de campaña facilitadas, la mayoría de los presos se vieron obligados a dormir al raso sobre el suelo, espalda con espalda, con la única protección de alguna manta.
En el campo había una ausencia casi total de agua, con intervalos de tres o cuatro días sin suministro, y de comida durante la primera semana. Los primeros alimentos llegaron a los tres días del internamiento y consistieron en una lata de sardinas para tres presos y un trozo de pan para cinco personas. Esa dieta permanecerá más o menos invariable durante todo el mes de abril, dándose con frecuencia varias jornadas de ayuno entre una ingesta y la siguiente, y sustituyendo las sardinas por un bote de lentejas hervidas para cuatro presos.
Con el paso de los días, esta extrema penuria lleva a los prisioneros a comer prácticamente de todo lo que encuentran, pequeños animales que se cuelan en el campo, cortezas de naranjas o habas desechadas por algunos prisioneros privilegiados que reciben suministros de familiares, comida podrida, o incluso manojos de alfalfa comprados a los guardias.
La privación de agua deteriora las condiciones higiénicas, además las letrinas dejan de funcionar muy pronto, convirtiendo el interior de los barracones en un lugar insalubre. También hubo episodios continuos de lluvias en el mes de abril.
Proliferan insectos y parásitos (piojos, pulgas, chinches y mosquitos), que, unido al agotamiento extremo causado por la deshidratación, el hambre, la continua exposición a la intemperie y la falta de descanso, hacen que la salud de los prisioneros se resienta.
La indisciplina o cualquier falta que se considere punible puede acarrear la reclusión en la parrilla, un pequeño recinto de unos 10 m2 cerrado con alambradas y situado a pleno sol en el ensanche central del campo, obligando a los castigados a permanecer de pie durante horas, o incluso días, vigilados por guardias con orden de no dejarlos descansar.
Era habitual que grupos de falangistas y caciques, incluso sus mujeres y familiares, vinieran a hacer sacas o ruedas en busca de enemigos políticos para asesinarlos. Se numeraba a los presos de manera que, si uno se fugaba, se fusilaba a los que tenían el número anterior y posterior.
Todo lo anteriormente expuesto debió ocasionar un número de muertes todavía pendiente de evaluar de forma definitiva, bien sea por fusilamiento (se parte de una cifra de más de 600 ejecutados), bien por enfermedad o inanición.
P.- He leído que estuvo Rudolf Hess visitando el Campo y que sirvió de modelo para los nazis ¿qué sabéis de esto?
R.- Un artículo de Luis Pueyo basado en escritos de Miguel Orts Montenegro, Enrique Cerdán Tato o Paul Preston entre otros, dice textualmente: algunos testigos han podido constatar la visita de algunos miembros de la dictadura de Hitler, destacando la breve presencia de Rudolph Hess. No hay que perder de vista que en el recinto se practicaron numerosas torturas, como la famosa “Parrilla”, en dónde se castigaba a los presos atándolos y dejándolos padecer hambre y sed extremas, además de la humillación y las mofas de los guardianes. También se cree que se pudo practicar el fusilamiento masivo contra los reclusos, seguramente por un mal uso de las ametralladoras, disparando a “bulto” contra grupos de republicanos. Finalmente, cabría destacar la práctica de asesinar al número anterior y posterior de cualquier recluso fugado.
Los testimonios lo que sí pueden dejar probado es que asesinos de la dictadura fascista de Hitler visitaron el campo, lo que desde luego viene a corroborar la brutalidad de las condiciones del mismo, ya que gentuza de esta calaña no se habría dignado a visitar un espacio libre de crímenes y torturas.
P.- El franquismo trató de borrar las huellas de su existencia ¿Logró su objetivo?
R.- El campo de concentración se clausuró en el mes de octubre de 1939, concretamente el 27 de octubre, poco tiempo después de comenzar la II Guerra Mundial.
El cierre, según algunos testigos, fue motivado por una epidemia de tuberculosis y tifus producida por las malas condiciones higiénicas y alimentarias. La mayoría de los presos pasaron entonces al campo de concentración de Porta Coeli (Náquera-Serra) en Valencia, pero también a otros centros penitenciarios, batallones de trabajo forzado o fueron condenados a muerte después de un Consejo de Guerra sumarísimo.
Tras la clausura, las máquinas lo arrasaron todo para no dejar rastro, y hoy en día no se conservan fotografías del Campo de Concentración Franquista, aunque se sospecha que sí hay quienes las tienen guardadas. El paso de los años y el cultivo masivo de la tierra, así como la construcción de carreteras y vías ferroviarias ha intentado, sin éxito, destruir y borrar la memoria.
P.- ¿Desde cuándo hacéis las jornadas de recuperación de la memoria del Campo? y ¿quiénes las organizáis?
Hace ya más de 16 años que un grupo importante de asociaciones memorialistas y de partidos políticos de izquierdas, que compartimos las ideas de verdad, justicia y reparación, comenzamos a trabajar para desenterrar la memoria de un espacio que estuvo destinado al maltrato y exterminio de hombres, algunos de ellos luchadores contra el fascismo y otros simplemente contrarios al golpe de estado y leales a la República.
Como somos gente progresista y nos consideramos defensores de la Democracia en su más amplio sentido, somos por consiguiente contrarios al sistema monárquico y apostamos por una República por y para el pueblo.
Con el paso del tiempo se nos han descolgado muchas organizaciones, sobre todo en tiempos donde escasean las subvenciones, pero en la actualidad se mantiene un importante equipo de trabajo (cuyas organizaciones figuran siempre en el díptico de las Jornadas) que seguirá cada año peleando para recuperar la Memoria y poder homenajear a nuestras luchadoras y luchadores por la libertad.
P.- ¿Qué temas monográficos habéis tratado en estos años?
R.- En 16 años se han ido desgranando científicamente y con testimonios directos secuencias monográficas, como “la Represión”, “La cultura y la literatura”, “Niños y niñas de la Guerra”, “Maestros y maestras de la República”, “Presos y presas en los campos de concentración”, “Memoria histórica y Transición”, “El exilio Republicano”, ”Fosas y desaparecidos”, “Resistencia antifranquista”, “Las mujeres en la dictadura franquista”, y este último año “La Ciencia y la II República”.
En todas las ediciones se ha procurado contar con testimonios que en un principio eran narrados por sus protagonistas y con el paso del tiempo son sus familiares quienes están viniendo a relatar lo sucedido en aquellos años.
P.- ¿Nos puedes decir algo sobre las jornadas de este año dedicadas a la Ciencia y la Segunda República?
R.- El cartel de ponencias ha sido espectacular y los testimonios emocionantes como cuando al sobrino del doctor Peset Aleixandre se le quebró la voz mientras hablaba de la magnífica figura de su tío, Rector de la Universidad de Valencia, que ayudó como médico que era a todo el que pudo hasta la extenuación, y finalmente fue detenido y fusilado.
Así que animo a todo el mundo a buscar en internet todos los vídeos que se van colgando sobre las Jornadas, y en breve tendremos la grabación oficial en el Youtube Coamhi Alicante.
P.- ¿Desde cuándo eres la coordinadora de COAMHI? y ¿qué perspectivas prevés para el futuro de las jornadas en particular y para la Memoria democrática antifascista en general?
R.- Mi posición como coordinadora es circunstancial a causa del fallecimiento del anterior coordinador Félix Crevillén del Saz, que era además mi padre. Por supuesto ya era de la directiva de COAMHI y me encargaba de todas las gestiones telemáticas que le correspondían al coordinador. En nuestra organización consideramos que el trabajo se desarrolla en equipo y los cargos son simplemente un reparto de tareas así que continué realizando mi parte del trabajo, pero ampliado a la representación como coordinadora. Por lo demás cualquiera de mis compañeros podría representar tanto o mejor que yo a estas siglas, sin embargo, se decidió seguir trabajando de la manera que ya nos estaba funcionando. Aunque esta haya sido la causa no dejo de considerar todo un honor ser la coordinadora de COAMHI y de agradecer a mis compañeros y compañeras la confianza depositada en mí.