Internacional:
Palestina:
-We are all Palestinian
Mistahi.
Esta canción va dirigida a todos los seres humanos del mundo que apoyan la causa histórica justa por una Palestina libre.
Letra de “Todos somos palestinos”
Todos somos palestinos,
una humanidad que todos sangramos
No tienen a dónde ir, eso es porque Palestina es su hogar
No correrán ni se esconderán, correrán ni se esconderán
No correrán ni se esconderán, correrán ni se esconderán
No correremos ni nos esconderemos,
Todos nosotros, somos Palestina,
No correremos ni nos esconderemos,
somos todos, somos Palestina,
No correremos ni nos esconderemos,
manteneos erguidos, mantenednos con Palestina
No correremos ni nos esconderemos, en todo el mundo,
Apoyemos a Palestina,
No correremos ni nos esconderemos, todos nosotros,
Estad con Palestina, No correremos ni nos esconderemos,
correremos ni nos esconderemos, ni correremos,
ni nos esconderemos, ni correremos,
ni Oh, no nos quitarán los ojos,
No importa cómo traten de encubrir sus crímenes,
¡Acaben con este genocidio,
desde las cimas de las montañas grita Palestina libre!
Desde el río hasta el mar, Palestina será libre
Desde el río hasta el mar, Palestina será libre
Del río al mar, Escúchame libre libre Palestina
Del río al mar en el lado correcto de la historia…
–https://www.youtube.com/watch?v=MQwuhbLczgI
-Dólares de sangre palestina.
Muchos de los países que han castigado a la UNRWA son también los principales vendedores de armas a Israel.
Más de una decena de gobiernos han cancelado su financiación a UNRWA, la agencia de Naciones Unidas que ayuda a los más de cinco millones de refugiados de Palestina que viven en distintos lugares de Oriente Próximo. Esta retirada de fondos, que se está produciendo un efecto dominó entre diversos países, comenzó cuando Israel aseguró que ‘varios trabajadores de la Agencia estuvieron implicados en los ataques de Hamas del pasado 7 de octubre’.
La acusación, que se basa en supuestas confesiones obtenidas mediante interrogatorios, tuvo lugar justo un día después de que el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) le exigiese a Tel Aviv tomar medidas para evitar el genocidio de los palestinos en Gaza y garantizar la entrada de ayuda humanitaria en la Franja. Inmediatamente, la ONU despidió a algunos miembros del personal de UNRWA y declaró que abriría una exhaustiva investigación.
Naciones Unidas insiste en que, anulando los fondos a UNRWA, estos países están violando la orden judicial emitida por el Tribunal Internacional de Justicia que busca asegurar la llegada efectiva de ayuda humanitaria a Gaza y detener el genocidio contra los palestinos. “Dos millones de civiles en Gaza de la asistencia que proporciona la UNRWA para su supervivencia diaria”, declaró este fin de semana el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que añadió que tras la retirada de la financiación los niveles de presupuesto ya no son suficientes ni para afrontar el mes de febrero.
*Contratos millonarios de los que se benefician miembros de la UE
Además de ser el primero en cancelar la financiación de UNRWA, Estados Unidos también es, de largo, el mayor vendedor y proveedor histórico de armas a Israel. Según datos recabados por la organización británica Campaign Against Arms Trade (CAAT), en los últimos 15 años más del 70% de las armas totales que compró Israel se las vendió EEUU, que en los últimos años ha entregado más de 5.000 millones de euros en armas y contratos de armamento.
En Europa, varios Estados miembros hacen caja con la venta de armas a Israel. En cabeza está Alemania, cuyas ventas representan en torno al 25% de todas las armas que ha comprado Israel en los últimos tres lustros, tan solo por detrás de EE UU. Ha surtido a Israel de submarinos Dolphin y corbetas Sa’ar, y en octubre el propio canciller, Olaf Scholz, admitió que su país le había ofrecido ayuda militar a la administración Netanyahu.
El siguiente en la lista europea de proveedores es Italia, cuyas exportaciones de armas convencionales a Israel desde 2010 suponen casi el 6% del total del armamento que compró el país en ese período. En los últimos años, Italia se ha embolsado cerca de 350 millones de euros con la venta de material militar…
Terrorismo de Estado:
-Asesinatos selectivos
A comienzos de 2024, Israel mató en Beirut (Líbano) a Saleh al Aruri, en lo que los medios calificaron de “asesinato selectivo”. Ronen Bergman, en su libro “Rise and Kill First: The Secret History of Israel’s Targeted Assassinations” (2018), señalaba que, desde la Segunda Guerra mundial, Israel había cometido 2.300 asesinatos selectivos, y que se llevaba el récord en Occidente de tales actividades militares, por delante de Washington, París, Moscú o Madrid, capitales de estado con tradiciones similares. El término ha llegado para quedarse. Con un lenguaje también interesado, ya que el concepto, designado primero en inglés, es diferente: “Targeted killing”, sustituyendo “selectivos” por “dirigidos”.
Hasta hace bien poco, estos crímenes perpetrados en general por los servicios secretos de los países citados, habían sido catalogados como actos de “guerra sucia” o “terrorismo de estado”, fuera de los estándares de la guerra regular que, aunque parezca lo contrario, está regulada por diversos convenios sellados ya desde 1949 en Ginebra. La asimetría actual y, sobre todo, la hegemonía de los halcones sobre las palomas en el escenario contemporáneo, con la ayuda de medios y agencias concentrados, la expansión del relato impartido por Hollywood y la impunidad internacional, han creado el caldo de cultivo necesario para instaurar el eufemismo y esconder responsabilidades.
Con excepciones muy escasas, los estados despliegan este último apartado -el de la impunidad- persiguiendo a su disidencia, tanto política como económica. Con la certeza de que, en los errores de planificación, que los hay, saldrán indemnes. Franco, Carrero Blanco y los suyos acosaron al president Lluís Companys y al lehendakari José Antonio Agirre por medio Europa. A Companys lo atraparon, extraditaron y ejecutaron. Con Agirre no tuvieron tanta suerte. Ningún tribunal internacional se hizo cargo y los agentes, entre ellos el jefe de las operaciones encubiertas Pedro Urraca (el Galindo de la época), disfrutó de un retiro dorado a pesar de estar condenado a muerte en rebeldía por París.
A José Mari Larretxea, cuatro agentes especiales de la Policía española lo intentaron secuestrar en Hendaia en 1983, mientras otros hacían lo propio con Joxean Lasa y Joxi Zabala en Baiona. Detenidos por la Gendarmería, los policías fueron expulsados a España que los condecoró. La Audiencia Nacional prescribió el intento de secuestro en un santiamén. Al fotógrafo Fernando Pereira, lo mató una bomba colocada en 1985 por dos espías franceses en el Rainbow Warrior de Greenpeace, amarrado en Auckland. Detenidos también los agentes, Mitterrand compró a Nueva Zelanda su libertad por siete millones de dólares. Los irlandeses Seán Savage, Daniel McCann y Mairéad Farrell fueron muertos por agentes del SAS británico en 1988 en Gibraltar, con el apoyo logístico de los servicios españoles. Hubo juicio y el resultado fue el de “homicidio legal”, aunque en 1995 -es la única excepción que conozco- el Tribunal Europeo de Derechos Humanos regañó a Londres. Para paliar los efectos, la Thatcher ya había declarado que “yo fui la que disparé”.
Fidel Castro sobrevivió a decenas de atentados encubiertos y planificados desde Washington. A Mehdi Ben Barka lo secuestró la monarquía marroquí, quién sabe si con la colaboración de Franco, porque unos restos aparecidos en Ituren en 1966 afirman que podrían ser los suyos. Quizás cuando en el siglo XXII levanten la Ley de Secretos Oficiales nuestros descendientes sabrán algo más. A Thomas Sankara, presidente de Burkina Faso, el llamado “Che africano”, lo remataron bajo la sospecha de que París había alentado el magnicidio. Al presidente mozambiqueño Samora Machel le cortó las alas la larga sombra del apartheid de Pretoria, tal y como parece que sucedió con el primer ministro sueco Olof Palme en 1986, y con Dulcie September en París, nuestra amiga que nos visitó en Gernika. Al independentista Amílcar Cabral lo mataron por exigir la descolonización de Guinea-Bissau y Cabo Verde y al presidente argelino Mohamed Budiaf, la hipótesis más plausible apunta nuevamente a París que impuso sus criterios económicos en un tema estratégico, los hidrocarburos. A Maurice Bishop, primer ministro de Grenada, los partidarios de EEUU, lo ejecutaron unos días antes de la invasión. Aún sigue desaparecido. Yasir Arafat, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, murió en 1994 irradiado por polonio. Imaginen quién estaba detrás de su desaparición. Desde 2006, gracias a la desclasificación de documentación de la CIA, motu propio o a través de WikiLeaks, sabemos que la Operación Cóndor, en Sudamérica, tenía como objetivo “liquidar individuos seleccionados”. Mientras tanto, Julian Assange, creador de WikiLeaks, continúa en la prisión de Belmarsh, a la espera de su recurso de extradición que se resolverá en febrero de este año.
En 2010, el relator especial del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, ante una queja sobre los asesinatos selectivos de la CIA, ofreció una declaración: “El homicidio selectivo es el uso intencional, premeditado y deliberado de fuerza letal, por parte de Estados o sus agentes que actúan bajo apariencia de ley, o por un grupo armado organizado en un conflicto armado, contra una persona específica que no está bajo la custodia física del perpetrador”.
La declaración ofrece un escenario paradójico. Las muertes de Hussein, Gadafi, Ceausescu, Torrijos… son consideradas como asesinatos selectivos, aceptados por la comunidad internacional e incluso avalados en algunos casos por las instituciones supranacionales. El Consejo de Seguridad de la ONU afirmó que algunas de estas acciones salvaguardaban “la paz y la seguridad mundial”. En cambio, las acciones que costaron la vida, por ejemplo, a Carrero Blanco, Melitón Manzanas, Anastasio Somoza… incluso a Reinhard Heydrich, son considerados actos terroristas. El relato sigue siendo un instrumento poderoso. Y la impunidad ejerce de frontera.
De: Iñaki Egaña.