Muro de solidaridad y denuncias:
-Entrevista a Pablo Hasél en Gara.
«Cuando se defiende la dignidad colectiva, también se defiende la propia»
El 16-F se cumplen tres años desde que Pablo Hasél (Lleida, 1988) fuese arrestado en Lleida tras un «herri harresi» (muro popular) de solidaridad construido en el Rectorado de la ciudad catalana. Su delito, el rap. Y su «arma», el contenido de sus letras. Treinta y seis meses después de aquella jornada, rememora desde la prisión leridana lo que aconteció ese día, lanza algunas reflexiones sobre el fascismo y el individualismo imperantes y habla también de su etapa creativa dentro de la cárcel.
-Lleva en prisión desde 2021. ¿Qué tal se encuentra?
Estoy con mucha fuerza para continuar luchando. Aunque en cuanto a mi salud, en prisión me han diagnosticado la enfermedad de Crohn (de inflamación estomacal) y, tanto porque tardaron mucho en realizarme las pruebas, como por las nefastas condiciones que padecemos aquí, está bastante avanzada y me hallaron úlceras. Así que físicamente hay muchos días que no me encuentro bien. Pero todo esto me ha reafirmado aún más si cabe en mis convicciones revolucionarias.
La desatención médica es otra vertiente de la guerra sucia que emplean contra los presos políticos. Hay casos mucho más graves que han acabado en exterminio y otros que pueden morir en cualquier momento si no ponemos fin a esta tortura conquistando su libertad, ya que el Estado incumple su propio código penitenciario al negarse a liberarlos por sus enfermedades graves.
-Hace pocos meses conocíamos que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos avalaba la condena que le habían impuesto.
Claro, para el Tribunal Europeo son ‘consecuencias nefastas’ que exista oposición firme a las políticas de explotación, miseria e imperialismo de la UE. No sorprende viendo su tendencia a la fascistización, sus Estados cada día recortan más derechos y libertades. Su anticomunismo es visceral y, siendo comunista, encaja que avalen la condena. Basta ver cómo toleran el genocidio del sionismo contra Palestina, su apoyo armado a los nazis ucranianos, lo que hacen las multinacionales europeas a lo largo y ancho del globo o que permitan que el Mediterráneo sea una fosa común de inmigrantes que huyen de guerras, saqueos y explotaciones en las cuales la UE ha participado, para entender su posición. La UE está muy idealizada y no es garantía alguna de derechos y libertades, por más que en ocasiones llamen la atención al Estado español por pasarse de lo que consideran oportuno. Represión contra los revolucionarios también existe en el resto de Estados de la UE, aunque la del régimen español sea la más bestia por su ausencia de ruptura con el fascismo.
-Hoy hace tres años, la Policía lo llevaba detenido tras un acto de solidaridad y resistencia en Lleida. ¿Cómo recuerda ese día?
Lo recuerdo con mucha rabia e impotencia, aunque también sentía la alegría y el orgullo de saber que no iba a ser en vano. Porque logramos que la detención diera la vuelta al mundo, desenmascarar más la falsa democracia, que muchísimas personas tomaran conciencia y que se movilizara la solidaridad. En definitiva, que tuviera más voz el mensaje que tanto quieren silenciar.
Al Estado le molestó mucho que el encierro en el Rectorado se convirtiera en un acto de denuncia con tanta proyección, por eso no permitió que durara ni 24 horas. Aparte de por el gran apoyo, pude vivir esas horas con cierta calma porque llevaba mentalizándome mucho tiempo y por saber que el régimen también pagaría un precio por la represión.
-No ha sido usted el único rapero condenado por sus canciones. Hace pocos meses veíamos cómo Valtòniyc regresaba del exilio tras haber prescrito su condena.
Sí, Valtònyc regresó recientemente porque prescribió su condena, pero pocos días después tuvo otro juicio relacionado con lo mismo y, si no fuera porque pactó y se disculpó, estaría en la cárcel u otra vez en el exilio. Yo sigo secuestrado tras tres años, y otros tantos continúan condenados o a la espera de juicio.
Sigue sin existir libertad de expresión para el antifascismo porque existen tribunales de excepción que la vulneran, como la Audiencia Nacional, heredera del Tribunal franquista de Orden Público, y delitos de expresión que el Gobierno no ha derogado tras cinco años pese a haberlo prometido hasta la saciedad. Ahora dicen que lo harán porque no dejan de recibir presiones, pero o dejarán intacto el de enaltecimiento del ‘terrorismo’ o impondrán el de ‘apología del delito’, que aún abarca más. Vamos, que seguirán teniendo herramientas para reprimirnos si incomoda lo que decimos.
Que en la farsa de la ‘Transición’ no hubiera depuración alguna y el fascismo no fuera derrotado explica que estemos así en pleno 2024. Con nazis y fascistas de toda ralea amparados por el Estado, y nosotros condenados hasta por denunciar hechos objetivos. Cosa que provoca una colosal autocensura, que es una represión invisible y perversa porque logran que muchos sean sus propios jueces inquisidores. Necesitamos desobedecer y librar la batalla, de lo contrario, cada día nos robarán más terreno.
De la libertad de expresión depende todo, porque lo primero que hacemos para defender cualquier planteamiento es expresarnos. No podemos normalizar agresiones tan graves contra esta.
-Aunque muchos no lo crean, la cultura es un arma muy poderosa que siempre ha estado en el punto de mira.
El fascismo –en cualquiera de sus vertientes– y sus colaboradores siempre han sido feroces enemigos del arte y la cultura popular porque suele reflejar la realidad para transformarla e invita a reflexionar. Como reaccionarios que se oponen al auténtico progreso que es incompatible sin vidas dignas garantizadas, atacan cualquier cosa que crean que puede servir a tal fin. Saben muy bien que cuanto más ignorante e insensible sea el pueblo, más fácil es someterlo. De ahí que promuevan el arte y la ‘cultura’ que incitan al individualismo, al consumismo, a la autodestrucción y el pasotismo, mientras se ensañan especialmente con quienes promovemos la solidaridad, la lucha colectiva y denunciamos sus atrocidades.
Pero las leyes represivas que lo hacen posible no solo están sostenidas por PP y Vox, el Gobierno del PSOE y UP (ahora Sumar) las ha perpetuado. Además, la censura del arte revolucionario realmente comprometido también corre a cargo de la ‘izquierda’ del régimen.
-Lleva tres años encerrado. ¿Sigue escribiendo en su cautiverio?
Sí, escribo mucho. Sobre todo poesía y artículos, ya que me impiden grabar canciones, aunque al resto de presos sí se lo permiten en una actividad musical. Ni siquiera me permiten grabar una canción que no sea reivindicativa. Así que es un claro castigo y trato discriminatorio por no haberme arrodillado y continuar resistiendo.
Desde que estoy aquí, he publicado un poemario en castellano y otro en catalán. Ahora preparo otro poemario y otra novela.
-¿De qué hablan esos poemas?
Reflejo las tragedias a injusticias que veo en la cárcel, las que acontecen fuera y las alegrías que sobreviven, como la lucha que llevamos a cabo. Ahora estoy escribiendo bastante sobre la necesidad de una amnistía total, ya que se habla tanto de la amnistía parcial catalana. También sobre la ocupación-apartheid genocida que Israel lleva 75 años ejecutando contra Palestina.
-¿Cómo interpreta su encarcelamiento?
Como la represión en general, la cárcel te destruye o te fortalece. Saber que su intención es despojarnos de lo más valioso que tenemos como seres humanos, que es la conciencia, y que para lograrlo se valen de todo tipo de canalladas, incluida la guerra sucia, es otro motivo para no darles la rendición que quieren.
De algo tan duro y terrible como la prisión se pueden sacar cosas buenas a base de lectura, de reflexión, deporte y escritura. Sobre todo haciendo de este lugar otra trinchera desde la cual aportar a la causa. Por ejemplo, empujando a otros a la lucha, pues cuando uno resiste, ayuda a que otros lo hagan. Lo aprendí de otros presos políticos, cuyo ejemplo de firmeza y aportaciones me empujó hace tiempo a adquirir mayores compromisos y a no doblegarme frente a la represión y otras serias dificultades.
La cárcel no es el fin, suele ser una etapa más de la lucha revolucionaria. El opresor no puede impedir que aquí crezcamos y aportemos mucho. Por ello, siento que he evolucionado y me enorgullece que no hayan logrado lo contrario.
-¿Quiere añadir algo a esta entrevista?
Sí, la aprovecho para recordar que todos, en un terreno u otro, podemos contribuir mucho a la defensa de nuestros derechos y libertades. Que, si no asumimos esa responsabilidad, las condiciones de vida aún empeorarán más, las oligarquías continuarán cargándose el planeta y provocando guerras imperialistas, y perderemos la oportunidad de conquistar vidas plenas con una república popular. Así que animo a organizarse y a plantar cara. Merece la pena, porque cuando se defiende la dignidad colectiva, también se defiende la propia.
En Gara, 16 febrero 2024.