Estados Unidos: Así expolia y masacra
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Puerto Rico – Desde 1898
Una colonia y base militar de EE.UU.
En 1981, un diplomático de los EEUU expresaba: “lo principal en el problema puertorriqueño es mantener la hegemonía de los EEUU en el Caribe, donde Puerto Rico debe desempeñar, para los intereses norteamericanos, el papel de Gibraltar”.
Tras derrotar a España en 1898, los destacamentos del ejército norteamericano ocuparon toda la isla. Puerto Rico se convirtió en una posesión más de los EEUU.
En el territorio han regido siempre las leyes de los EEUU. Los puertorriqueños apenas han tenido acceso a la administración de la isla. Con el Parlamento disuelto y la ausencia de derechos se implantaron de nuevo las viejas formas del dominio colonial, la dependencia total. En abril de 1900, se estableció un gobierno civil encabezado por un gobernador nombrado por los EEUU. Tal gobernador era al mismo tiempo el jefe militar, con derecho a vetar cualquier ley promulgada en la isla.
Un creciente descontento de la población de la isla contra la dominación norteamericana, acabó concretándose en un programa donde se planteaba la cuestión de la independencia. Ante esta situación, los EEUU maniobraron para, sin cambiar en lo esencial el régimen colonial, hacer meras concesiones formales. La población seguía estando obligada a cumplir todas las leyes federales aunque no participaba en su discusión y su aprobación, puesto que el único representante de Puerto Rico en el Congreso tenía solo voto consultivo, además de no participar en las elecciones norteamericanas. Los puertorriqueños que viven en los EEUU aun después de obtener la ciudadanía norteamericana, son sometidos a discriminación racial y ocupan a menudo en la escala social un peldaño inferior al de los negros. El status de la isla quedó definido en 1917 como “territorio asociado a los EE.UU”, una manera de maquillar su condición de colonia.
En 1922 se creó el Partido Nacionalista portorriqueño, encabezado por Pedro Albizu Campos, que se planteó como objetivo principal la lucha por la República de Puerto Rico libre, soberana e independiente. En 1950 tuvo lugar la revuelta armada independentista conocida como el Grito de Jayuya. Este pueblo fue bombardeado y los principales dirigentes condenados a cadena perpetua. Un nuevo enmascaramiento del yugo colonial tuvo lugar en 1952, estableciéndose el llamado “Estado Libre Asociado a los Estados Unidos de América”, fórmula política vigente. Pero la resistencia al ocupante no ha cesado formándose posteriormente el Ejército Popular Boricua (Los Macheteros), fundado por Filiberto Ojeda. Fueron finalmente derrotados y Ojeda fue asesinado en 2005.
Con el dominio norteamericano se acentuó el monocultivo del azúcar, quedando las mejores tierras en manos de los monopolios estadounidenses y para uso militar (70% del territorio). Puerto Rico se ha visto forzado a comprar las mercancías solo en los EEUU, privado del derecho de comerciar con otros países; así el pueblo portorriqueño ha estado –y está– abocado al paro y a la emigración en masa, o bien a alistarse en el ejército, mientras que son severamente castigados los jóvenes que eluden el servicio militar.
En la actualidad, los EEUU disponen de cinco grandes bases militares repartidas por toda la isla. Han convertido el territorio en un blanco para los ejercicios de tiro de cohetes desde el mar y el bombardeo de precisión; se usa para el ensayo de desembarcos navales y aéreos para organizar las intervenciones en los países latinoamericanos, al tiempo que sirve de centro de control de las comunicaciones marítimas en el Atlántico.
El papel estratégico militar de Puerto Rico en los planes de la política exterior ha estado dirigido a convertir a la isla en una fortaleza militar, base para la Flota de los EEUU en el Atlántico, donde la OTAN realiza maniobras navales; centro para llevar a cabo acciones subversivas y de agresión directa contra los países de la cuenca del Caribe y los pueblos latinoamericanos en general.