Estados Unidos: Así expolia y masacra
Agenda
-Las fuentes subterráneas del poder
La venas abiertas de América Latina.
Eduardo Galeano -1970
El Corán menciona al plátano entre los árboles del paraíso, pero la bananización de Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia y Ecuador permite sospechar que se trata de un árbol del infierno. En Colombia, la United Fruit se había hecho dueña del mayor latifundio del país cuando estalló, en 1928, una gran huelga en la costa atlántica. Los obreros bananeros fueron aniquilados a balazos, frente a una estación de ferrocarril. Un decreto oficial había sido dictado: «Los hombres de la fuerza pública quedan facultados para castigar por las armas…» y después no hubo necesidad de dictar ningún decreto para borrar la matanza de la memoria oficial del país.
Miguel Ángel Asturias narró el proceso de la conquista y el despojo en Centroamérica. Еl papa verde era Minor Keith, rey sin corona de la región entera, padre de la United Fruit, devorador de países, «tenemos muelles, ferrocarriles, tierras, edificios, manantiales -enumeraba el presidente-; corre el dólar, se habla el inglés y se enarbola nuestra bandera…» «Chicago no podía menos que sentir orgullo de ese hijo que marchó con una mancuerna de pistolas y regresaba a reclamar su puesto entre los emperadores de la carne, reyes de los ferrocarriles, reyes del cobre, reyes de la goma de mascar.» En el Paralelo 42 John Dos Passos trazó la rutilante biografía de Keith, biografía de la empresa: «En Europa y Estados Unidos la gente había comenzado a comer plátanos, así que tumbaron la selva a través de América Central para sembrar plátanos y construir ferrocarriles para transportar los plátanos, y cada año más vapores de la Great White Fleet iban hacia el norte repletos de plátanos, y esa es la historia del imperio norteamericano en el Caribe y del Canal de Panamá y del futuro canal de Nicaragua y los marines y los acorazados y las bayonetas…».
Las tierras quedaban tan exhaustas como los trabajadores: a las tierras les robaban el humus y a los trabajadores los pulmones, pero siempre había nuevas tierras para explotar y más trabajadores para exterminar. Los dictadores, próceres de opereta, velaban por el bienestar de la United Fruit con el cuchillo entre los dientes. Después, la producción de bananas fue decayendo y la omnipotencia de la empresa frutera sufrió varias crisis, pero América Central continúa siendo, en nuestros días, un santuario del lucro para los aventureros aunque el café, el algodón y el azúcar hayan derribado a los plátanos de su sitial de privilegio. En 1970, las bananas son la principal fuente de divisas para Honduras y Panamá y, en América del Sur, para Ecuador. Hacia 1930, América Central exportaba 38 millones anuales de racimos y la United Fruit pagaba a Honduras un centavo de impuesto por cada racimo. No había manera de controlar el pago del miniimpuesto (que después subió un poquito), ni la hay, porque aún hoy la United Fruit exporta e importa lo que se le ocurre al margen de las aduanas estatales. La balanza comercial y la balanza de pagos del país son obras de ficción a cargo de los técnicos de imaginación pródiga.