Muro de denuncias:
Terrorismo de Estado:
-Los secretos de Cassinello
Xabier Makazaga, investigador del Terrorismo de Estado
En la revista El Otro País, n.º 109, Feb-Mar 2024.
El militar que atesora los más importantes secretos de Estado de las últimas décadas, Andrés Cassinello, tiene ya 96 años. Y la firme intención de llevarse a la tumba todos esos secretos, con la ayuda de la Ley franquista de Secretos Oficiales, en vigor desde 1968.
En efecto, el Estado español sigue sin elaborar una ley de secretos oficiales homologable a la de cualquier país democrático. Por eso, Cassinello puede seguir aferrándose, con total descaro, a lo que declaró en su día: «Algunas cosas es mejor que no se sepan nunca».
Entre la formación que recibió Cassinello, destaca que estuvo agregado en un regimiento del ejército estadounidense en Alemania y más tarde hizo un curso, reservado a unos pocos militares y espías locales y europeos, en la base militar de Fort Bragg, en los EEUU. De vuelta en España, se incorporó al SECED, Servicio Central de Documentación, en cuanto dicho Servicio de Inteligencia fue creado por Carrero Blanco.
En 1976, el recién nombrado presidente Adolfo Suárez lo eligió para ocupar la jefatura del SECED y después pasó a dirigir los servicios de información de la Guardia Civil, cargo que desempeñaba al acompañar al general Sáenz de Santamaría cuando estuvo en Bilbao como delegado especial del Gobierno para la lucha antiterrorista.
Justo tras recibir el fajín de general, en 1984, en plena escalada de atentados reivindicados usando la sigla GAL, Cassinello concedió su primera entrevista a un medio de comunicación, el diario El País. Entonces, declaró que “Estamos ganando la guerra a ETA” y una de las respuestas que dio al periodista que lo entrevistó mostró bien su carácter y prepotencia:
P: ¿Qué contesta cuando le preguntan si es usted el jefe de los GAL?
R: La última vez respondí: “Pues mira, hijo mío, publícalo. Primero, pide a Dios que sea verdad. Pero, además, no sabes la suerte que tienes de que no sea verdad. Fíjate, si fuera verdad y tú lo hubieras descubierto, tu vida valdría sólo dos pesetas”.
En 1985 manifestó que “Yo también prefiero el terrorismo a la alternativa KAS, la guerra a la independencia del País Vasco»” y en 1986 el diario ABC publicó un artículo suyo en el que afirmaba: “Dicen que no soy demócrata y lo dicen tan enfadados que a lo mejor tienen razón”.
En aquel duro artículo, se preguntaba: “¿Para qué querrán un demócrata en la Guardia Civil?” Y tras criticar a políticos, jueces, empresas periodísticas e informadores, Cassinello concluyó: “De verdad, señoría, les he llamado gilipollas y les he mandado a tomar todos los vientos. Le juro que me he quedado corto”.
Cassinello fue destituido, pero quienes creyeron que con aquella destitución se acababa su carrera militar se equivocaron por completo, ya que pronto alcanzó el máximo grado en el escalafón militar: Teniente General. Seguro que tuvo mucho que ver con ello lo que explicó el diario El País en un editorial titulado “La vuelta de Cassinello”.
Según dicho editorial, Cassinello había sido “un hombre clave en los servicios de información del Ejército desde la primera mitad de los años setenta. En los medios castrenses tiene fama de persona muy capacitada desde el punto de vista profesional. Ahora bien, en los años en que este militar ha ocupado delicadas responsabilidades en esa área específica del espionaje militar se han producido demasiados hechos oscuros como para dar por buena cualquier interpretación de lo que pueda entenderse por capacidad profesional”.
Cabe remarcar que Cassinello es, sin duda alguna, el militar español que ha mantenido los más estrechos contactos con los servicios de inteligencia estadounidenses. Tras diplomarse en contrainsurgencia en los EEUU, pasó a ser un gran especialista en acción psicológica e información antisubversiva. Fue él quien diseñó el famoso Plan ZEN (Zona especial del Norte) y estuvo largos años a la cabeza de los servicios de inteligencia españoles.
Es innegable que sabe de sobra que las mejores operaciones de inteligencia son aquellas que permanecen en absoluto secreto. Cuanto menos se sepa de ellas, tanto mejor. Por eso estoy convencido de que no habrá visto con buenos ojos que algunos agentes de inteligencia, como Fernando San Agustín, hayan hablado tanto de Mikel Lejarza “Lobo”, porque es bien sabido que en boca cerrada no entran moscas.
Cassinello ni menciona a Lejarza en sus memorias, “La huella que deja el tiempo al pasar”, editadas el año pasado. No lo menciona en absoluto, pese a estar bien claro que tuvo una participación muy directa e importante en aquella operación de infiltración.
¿No tendrán mucho que ver en ello las falsedades de que están repletas todas las obras dedicadas al tema de Mikel Lejarza “Lobo” y de las que es bien consciente Cassinello? Por ejemplo, no es en absoluto cierto que Lejarza naciera en 1947, como se afirma en todas partes. Nació cuatro años después, en 1951.
Por otra parte, en todas las obras se afirma que dos hechos trascendentales, que tuvieron lugar en Barcelona y Madrid, sucedieron en dos días consecutivos. Ahora bien, es bien fácil de comprobar, acudiendo a la hemeroteca, que ambos hechos tuvieron lugar el mismo día, el 30 de julio de 1975. ¿Por qué se empeñan tanto en pretender que no sucedieron el mismo día?
Tampoco es cierto que Lejarza fuese nombrado miembro del comité ejecutivo de ETA p-m ni responsable de infraestructura, por mucho que lo hayan repetido en todo tipo de obras, y son igualmente falsas otras muchas cosas. Demasiadas.
Seguro que Cassinello sabe mucho al respecto, pero téngase en cuenta que tiene ya 96 años y que, por desgracia, no parece que nada le vaya a impedir que se lleve a la tumba innumerables secretos de Estado. Se los podrá llevar gracias a que la vigente Ley de Secretos Oficiales le va a permitir seguir aferrándose al descarado “Algunas cosas es mejor que no se sepan nunca”.
Guerra sucia:
-¿Qué fue de los periodistas que alentaron la teoría de la conspiración del 11M?.
Qué medios y periodistas se significaron en culpar de la autoría de los atentados de Madrid a ETA.
El medio de comunicación más relevante que impulsó estas teorías de la conspiración fue El Mundo. El director entonces era el periodista Pedro Jota Ramírez. En el recuerdo sus famosas portadas, especialmente desde el año 2006, cuando se acercaba la celebración de una comisión de investigación parlamentaria. Se difundieron noticias a todas luces falsas como la inexistente tarjeta del grupo empresarial vasco Mondragón, encontrada en una furgoneta implicada. En realidad era una cinta de cassette del grupo musical Orquesta Mondragón. Ramírez defendió durante años la conexión entre ETA y los atentados. Llegó a escribir un artículo en 2009, titulado «Yo acuso», en el que imputaba a policías y jueces ocultar pruebas. El periodista fue cesado como director de El Mundo en 2014. Al año siguiente decidió fundar un medio, El Español, que dirige desde entonces y hasta la actualidad.
El sustituto de Ramírez fue Casimiro García Abadillo, que figuraba como adjunto a la dirección de El Mundo y que fue el encargado de firmar unas cuantas noticias conspirativas de las que se publicaron esos años. Su participación activa en relacionar a ETA con el 11M se reflejó también en un prólogo del libro Titadyn (La Esfera de los Libros, 2009). Salió de El Mundo en 2015 y fundó al año siguiente el medio El Independiente, activo en la actualidad.
El actual director de El Mundo, desde 2022, es el periodista Joaquín Manso. El periodista también fue el encargado de firmar algunas informaciones que alimentaban las teorías conspirativas, especialmente entre los años 2009 y 2010.
Otro foco de especial atención fue TVE con su director general entonces, José Antonio Sánchez, a la cabeza. Varios periodistas de la casa han denunciado sus decisiones editoriales, directamente en connivencia con el Gobierno de Aznar. Una de las más recordadas es la prohibición de emitir una entrevista exclusiva con el presidente de EEUU, George W. Bush. La realizó Lorenzo Milá pocas horas después del atentado y en ella se cuestionaba la autoría de ETA. Nunca se emitió por completo, pero RTVE la ha recuperado este aniversario. Sánchez ha ido cambiando de puestos desde entonces. Pasó una etapa larga, hasta 2011, en Telefónica. Luego aterrizó en Telemadrid como director general y fue el encargado de ejecutar un ERE declarado ilegal años más tarde. El PP, gracias a su mayoría en el Congreso, lo volvió a llevar en 2014 a RTVE como presidente. Tras el cambio de Gobierno en 2018, salió de nuevo del ente público. Pero los populares no se olvidaron de él y en 2021, gracias a la mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso, volvió a ser designado director general de Telemadrid.
La cara más visible de la etapa de José Antonio Sánchez en TVE durante el 11M fue el periodista Alfredo Urdaci. Era el director de informativos del ente público, por tanto el encargado de decidir sobre qué se emitía y qué no, siempre en constante contacto con José Antonio Sánchez. También fue el encargado de presentar el especial informativo de la noche electoral del 14 de marzo.
Otro elemento mediático relevante para abonar las teorías conspirativas fue el comunicador Federico Jiménez Losantos. Entonces presentaba un programa matinal en la Cadena Cope y se hacía eco de las informaciones de El Mundo. Desde 2009 dirige su programa matinal en EsRadio y Libertad Digital, medio del que es propietario.
Durante aquellas fechas surgió un grupúsculo llamado Peones Negros, que alimentaron las teorías conspirativas y que proporcionaron información a El Mundo. Uno de sus cabecillas era Luis del Pino, colaborador de Losantos en Cope y luego trabajador de Libertad Digital. Desde 2009 y hasta hace unas semanas tenía su espacio propio radiofónico en EsRadio. Próximamente se incorporará al Grupo Intereconomía y El Toro TV.
Juan Carlos Girauta también formaba parte de Peones Negros. El exdiputado de Ciudadanos en el Congreso aportó su presencia en manifestaciones y artículos en medios de comunicación que dan fe de que difundió sus teorías. Girauta fue eurodiputado de Cs y diputado en el Congreso hasta su salida del partido naranja en 2020.
En: Público.