La otra historia:
-Un moro con la República
Investigación sobre la misteriosa identidad de un combatiente árabe que participó en la contienda civil del lado republicano.
Unos 700 brigadistas internacionales llegados de África y Oriente quedaron eclipsados por los miles de marroquíes que apoyaron a Franco.
El tema de la participación marroquí en la Guerra Civil española, tanto en el campo nacional como en el republicano, no ha gozado del interés suficiente por parte de los investigadores debido a la enorme confusión que lo rodea, puesto que la mayor parte de las principales fuentes se encuentran en los historiales de los excombatientes, y los mismos se cuentan por cientos de miles; éstos son como una especie de biografía cronológica de la carrera militar del reclutado, desde su incorporación a filas hasta su retiro, fallecimiento, expulsión, solicitud de instancia o incorporación en las Fuerzas Armadas marroquíes después de la independencia. El tratamiento de cientos de miles de expedientes, que obliga tanto a un estudio de años para condensar datos como a sistematizar la biografía de los soldados dándoles un tratamiento histórico, es problemático. Además, la mayoría de los archivos y los documentos queda oculta para el conocimiento público por tratarse de pertenencias personales o porque se encuentran en establecimientos oficiales y se consideran confidenciales. Como resultado de ello se han cometido errores fatales que han perjudicado la historia común hispano-marroquí. Esta realidad ha llevado a que buena parte de los historiadores reclamen cada vez más una reescritura de dicha historia, con una visión objetiva y lejana de consideraciones ideológicas y sentimentales.
Escasa investigación: En general, los estudios que han tratado la Guerra Civil española se quedan escasos, por no decir que son inexistentes, cuando se trata de la participación marroquí al lado de la República. Esto nos quedó claro cuando, debido a nuestra investigación, queríamos identificar a una persona mencionada en diferentes fuentes y referencias, que no comparten la misma opinión sobre su apellido ni sobre su nacionalidad.
El primero que atrajo nuestra atención hacia esa persona fue un profesor de la Universidad de Tetuán, cuando nos indicó que había sido inventada por el militante del Partido Comunista Español (PCE) Miguel Martín como arma de propaganda para el reclutamiento de moros a favor de la República. Esa persona era un tal Mustafá Tbnu Kak. Aquí entramos en un callejón sin salida, porque Martín no había inventado su existencia, sino que la había mencionado basándose en los diarios del corresponsal del periódico Pravda en los frentes españoles Mijail Koltsov del 20 de septiembre de 1936. Pero Koltsov escribía un apellido diferente: Ibnu Kala (1). Por su parte, los profesores de Tetuán Idris Abu Zaid y Adel Aziz Saud escribían el apellido Ibnu Qaq —la «Q» se refiere a la 23ª letra del abecedario árabe, que no existe en todos los abecedarios del mundo-, y eso que partían del mismo artículo de Koltsov (2).
Por cierto, resulta sorprendente que una noticia saliera de España el 20 de septiembre de 1936 hacia la Unión Soviética y fuera publicada ese mismo día: la fecha de los diarios de Koltsov coincide con la del periódico Pravda.
A su vez, el apellido de Ibnu Kala que escribe Koltsov se parece mucho al de Ibnu Jala que menciona el sociólogo e historiador tunecino afincado en París Abdel-latif Ben Sa–ler, basándose en el madrileño periódico El Sol del 3 de octubre de 1936 (3). Emplean esta misma grafía el profesor de la Universidad de AlYadida (Marruecos) Bubker Buhadi, que se basa en la prensa republicana de Tánger (4), y el coronel de Infantería José María Gárate Córdoba, que lo tomó del Mundo Obrero del 6 de octubre de 1936 (5).
Analicemos las fuentes y referencias antes citadas, que se confunden entre sí. Por ejemplo, Martín, Abu Zaid y Saud decían lo siguiente:
Últimamente empiezan a comprender algunas cosas. Se adelantan de uno en uno, o en parejas, levantan el arma y gritan: «¡No disparéis! ¡Viva el camarada Azaña)».
De estos tránsfugas intentan crear una columna. Se ocupa de ello un joven árabe, el antifascista Mustafá Tbnu Kala. El llama a los rifeños a invadir en Marruecos las fincas de los generales sublevados y las tierras de la Legión Extranjera.
Por su parte, Ben Salem, Buhadi y Gárate Córdoba citaron lo siguiente:
Los marroquíes que se encuentran en Madrid se han reunido y, después de haber discutido ampliamente sobre la situación de la Guerra Civil en España y la posición que debe adoptar el pueblo marroquí, aprueban las siguientes resoluciones:
1º) Considerar a los generales fascistas como enemigos del pueblo marroquí y apoyar entusiásticamente el movimiento revolucionario que ha estallado en Marruecos.
2º) Considerar que el régimen republicano democrático representado por el Gobierno actual del Frente Popular garantiza las libertades democráticas del pueblo marroquí en la zona española de Marruecos.
3º) Considerar que la mayoría de soldados marroquíes que luchan en las filas del enemigo, lo hacen unos, por estar engañados; los otros, por la fuerza, por cuyo motivo, y en su propio interés, se pasan de las filas fascistas a las republicanas en las que se incorporan.
Por estas razones, decidimos construir el Batallón de Milicias Marroquíes, adherido al Quinto Regimiento, para luchar junto a las fuerzas republicanas contra los traidores rebeldes fascistas.
En nombre de los marroquíes antifascistas,
Mustafá Ibnu Jala.
Nuevas contradicciones: En este sentido también encontramos contradicciones, porque mientras algunas fuentes indican que ese batallón no logró formarse (6), otras ratifican que los rotativos El Sol y Mundo Obrero anunciaron su fundación en octubre de 1936. El batallón, según Ben Salem, llegó a existir, pero no lo encabezó aquella persona (7).
Su creación tampoco fue uno de los episodios más brillantes de la República. Lo compusieron, asegura Ben Salem, unos «300 prisioneros y desertores marroquíes junto con otros ciudadanos marroquíes y musulmanes atrapados en una redada callejera en Madrid, incorporados a la fuerza y enviados a primera fila en la Ciudad Universitaria. Todos murieron, excepto una decena que fueron fusilados por abandonar el puesto de combate» (8).
Por nuestra parte, creemos que aquella persona existió, pero pensamos que tenía otra identidad y que el nombre del que tratamos era un seudónimo. Ese fenómeno era muy frecuente durante la Guerra Civil española, particularmente en las filas republicanas por razones netamente políticas, hasta el punto de que la mezcla entre las nacionalidades forma un difícil problema para los investigadores. Un ejemplo de ello lo encontramos en el caso de Belaidi, una persona que, según Ben Salem, utilizaba el seudónimo de Saidi y de quien dice que tenía nacionalidad argelina, para lo que se basó en la novela de André Malraux La Esperanza.
Pero al repasar dicha novela encontramos que Saidi no era argelino, sino marroquí. Esto muestra la confusión en que caen un montón de historiadores cuando intentan tratar la cuestión.
Para identificar lo mejor posible la identidad de la persona sobre la que versa este artículo, hemos seguido el libro El otro laberinto de Nieves Paradela, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid.
En él, Paradela rescata del olvido las memorias no publicadas de Ibnu Jala dedicadas a sus vivencias en la España republicana e indica que Mustafá Ibnu Jala no era marroquí, sino palestino. Se llamaba Nayati Sidqi, tenía 31 años, era militante del Partido Comunista de Palestina, siguió sus estudios en la Unión Soviética y se trasladó a Francia para editar un periódico titulado El Oriente Árabe. Al estallar la Guerra Civil, fue convocado por el Komintern para viajar a España con el objetivo de intentar suscitar deserciones entre los marroquíes del Ejército de Francisco Franco. Allí obtuvo el seudónimo de Mustafá Ibnu Jala/Kala/Kak/Qaq. Y con el llamado «altavoz del frente», un amplificador montado en un camión, Sidgi se acercó a las trincheras nacionales para arengar en árabe dialectal a los soldados marroquíes:
Hermanos, escuchadme, soy árabe como vosotros. Vengo de un país árabe lejano y os aconsejo, hermanos, que huyáis de esos generales que os tratan injustamente. Venid con nosotros, os acogeremos y os respetaremos como se debe (…).
Decepcionado, abandonó España en diciembre de 1936 con destino a Francia, donde trabajó como redactor en el periódico Al Oumma (La Nación) en 1938. Su director era Messali Hadj, un antifascista que fundó el Partido del Pueblo Argelino el 11 de marzo de 1937. Sidqi falleció en Atenas en el año 1979 (9).
Por último, los estudios que han tratado el tema de la participación marroquí en el lado franquista se quedan insuficientes para dar un punto de vista objetivo al tema.
Por lo que hemos podido indagar, creemos que la participación marroquí en lado republicano fue escasa, por no decir inexistente. Hacemos un llamamiento a los investigadores para que traten de sacar a la luz algunos aspectos de aquella época que han quedado marginados para iluminar una parte oscura de la historia común hispano- marroquí.
Notas:
1. Miquel Martín, £l colonialismo español en Marruecos (1917-1956) Traducción ál árabe por Abdel Aziz Qudie. 1ª edición, Rabat, 1988, pág. 166. Mijail Koltsow, Diario de la guerra española, 1918, pág. 106.
2. Abdel Aziz Saud e ldris Abu Zaid, «El Partido Reformista Nacional: Acontecimientos desconocidos», revista Athakafa Al Yadida (La Nueva Cultura) n.º 18, Año 5, 1980, pág. 56.
3. Abdeb-latif Ben Salem, «Los voluntarios árabes en las Brigadas Internacionales (España. 1956-1999)», Revista Internacional de Sociología, volumen 46, fascículo 4, octubre/diciembre, 1988, pág. 567.
4. Bubker Buhadi, Marruecos y a Guerra Civil española. Tesis de la D.E.S. Universidad Mohamed V, Rabal, 1989, pp. 167-168.
5. José María Gárate Górdoba, «Las tropas de África en la Guerra Civil española», Revista de Historia Militar, nº 70, Madrid, 1991. pág. 63.
6.lbidem, pág. 64.
7. lgnacio Cembrero, «También la República tuvo sus moros», periódico El País 26 de julio:de 1998, pág. 13. Menciona, según Ben Salem, el apellido del palestino Sidqi, cuando este último en su articulo antes mencionado no lo cita, Aunque, en la lista provisional e incompleta de los voluntarios árabes en las Brigadas Internacionales (pp. 569-570) encontramos el apellido de un tal Sadiqi que era un estudiante del colegio Sachti en la Facultad de Farmacia en París en el año de 1936, por nuestra parte descartamos que se trate del palestino Sidqi, porque Ben Salem no lo menciona cuando hablaba en su artículo del Batallón Judío-Palestino.
8. Ibidem.
9. Mebdi Bennuna, Marruecos… Los críticos años. Libro del Oriente Medio, 1ª edición, Yeddah. 1989, pág. 79. Bubker Buhadi op cit. Pág: 168. Ignacio Cembrero, op cit. pág. 13.
*Mustapha El Merroun. Doctor en historia contemporánea, en Historia 16, n.º 302, 2001.