Memoria histórica imprescindible:
-‘Herstóricas’
“Te machacaban con la idea de ser un ‘ángel del hogar’. Tenías que ser buena esposa y, si no, ya sabes dónde te mandaban”
La iniciativa ‘Herstóricas’ ha puesto en marcha un proyecto que recoge y geolocaliza los espacios vinculados a la represión del franquismo y la lucha por la democracia protagonizados por mujeres.
Lo cuenta Sara López Jiménez, una de sus creadoras, sobre lo que sufrieron las españolas que simpatizaron con el bando republicano.
En 1939, en una cárcel franquista de Madrid, una mujer sube a la terraza del edificio y alza a su hija en brazos. Al otro lado de los muros de la prisión se encuentra su marido, que finge leer el periódico mientras aguanta sentado a pleno sol tan solo para poder verlas unos minutos. Son la histórica militante del Partido Comunista de España (PCE) Julia Manzanal y Hernán Pérez, su compañero. La tarde del 20 de julio de 1936, en Ferrol, un grupo de veinte mujeres vestidas con uniforme de enfermera asaltan el buque militar Almirante Cervera para robar armamento y ayudar así a la resistencia en la ciudad. El 1 de agosto de 1974, a las tres de la tarde, unas vecinas del municipio sevillano de Carmona cortan la carretera N-IV al grito de “queremos agua”. Están hartas, llevan horas esperando la llegada del camión cisterna. A ellas les siguieron centenares de mujeres y otros tantos cortes en varios puntos con intersecciones de carreteras, lo que provocó grandes retenciones.
Estas son solo algunas de las historias de resistencia que recoge AmigaDateCuenta.org, un proyecto de recopilación, investigación y geolocalización de los espacios vinculados a la memoria democrática de las mujeres en España. Detrás se encuentra Herstóricas, que, en palabras de una de sus fundadoras, la historiadora Sara López Jiménez, es una alternativa cultural y educativa que pretende visibilizar la aportación histórica de las mujeres desde perspectivas feministas.
Este mapa de la memoria nace de la necesidad de sus creadoras de materializar esos espacios de represión franquista y lucha por la democracia por los que transitamos cada día. Cárceles femeninas, centros de detención, sedes del Patronato de la Mujer, fosas comunes, cementerios, carreteras y otros lugares, muchos de los cuales se encuentran sin una placa o un recuerdo de lo que allí ocurrió. “Si, en general, ya hay una carencia de conocimiento de la memoria democrática de este país, cuando hablamos de memoria democrática de las mujeres es muchísimo más”.
El mapa interactivo, que ya cuenta con más de 274 puntos y que está en continua actualización, recoge lugares asociados a la memoria democrática desde el inicio de la Guerra Civil hasta la década de los ochenta. Se divide en dos categorías principales: espacios de represión y de resistencia. “Muchas veces, la represión de las mujeres es invisible a los ojos de la historiografía. Imagínate a los ojos de la ciudadanía”, explica López. Porque la opresión a las mujeres durante el franquismo fue diferente a la que sufrieron los hombres. “Primero, el estigma de ser una roja, o ser mujer o hermana de un rojo. No te van a dar trabajo, te van a tener controlada, no vas a poder llorar a tus muertos. Aparte de la violencia económica, el tener que estar además en todos los homenajes de, entre comillas, los vencedores, mientras tú a lo mejor tienes a alguien escondido en tu casa o un familiar en la cárcel”, enumera. La historiadora también detalla violencias específicas como la violencia sexual o la moral. “Esa idea del ángel del hogar. Te machacaban constantemente con ese mensaje, que te atravesaba físicamente, laboralmente, económicamente, te atravesaba por todos lados. Tú tenías que ser la buena esposa y, si no, ya sabes dónde te mandaban”…
Fosas y más fosas:
-Nueva excavación de la fosa del Molín de Xilu, en Las Regueras, Asturies.
Arqueos trabajará este mes en los prados de enfrente a la última y fallida prospección, ante las evidencias facilitadas por familiares de los represaliados.
En el Molín de Xilu, en Llandriu, están enterradas al menos ocho personas, en una de las nueve fosas documentadas en el concejo de Las Regueras. Según la base de datos del Ministerio de Justicia, en esta fosa están enterradas ocho personas, que murieron fusiladas. Son siete hombres y una mujer, entre los 21 y los 60 años, entre ellos los dos taxistas de Grado, padre e hijo. Se cree que puede haber más víctimas.
-La fosa común del cementerio de Porreres, en Mallorca, sigue sin señalizar.
Tres años después de haber finalizado las tareas de exhumación, la fosa común de asesinados por el franquismo en la Guerra Civil ubicada en el cementerio de Porreres aún «no se ha señalizado debidamente y pasa absolutamente desapercibida».
La fosa del cementerio de Porreres es un punto clave para entender la historia reciente de esta Comunidad. Se exhumaron 114 cuerpos de víctimas de la represión y ahora toca, de una vez, dignificar el espacio y difundir la memoria de las víctimas exhumadas en Porreres.
La ley para la recuperación de personas desaparecidas durante la Guerra Civil y el franquismo prevé que las fosas «deben señalizarse, preservarse e inscribirse en el catálogo de bienes de interés cultural o de bienes catalogados».
Cómic:
-El abismo del olvido.
Paco Roca, Rodrigo Terrasa.
296 páginas. 2023.
El 14 de septiembre de 1940, 532 días después del final de la Guerra Civil española, José Celda fue fusilado por el régimen franquista junto a otros 11 hombres en la tapia trasera del cementerio de Paterna, en Valencia, y enterrado con ellos en una fosa común. Más de siete décadas después, y tras una larga travesía por el lado oscuro de un país acomplejado por su pasado, Pepica, la hija de José, una anciana ya octogenaria que tenía 8 años cuando mataron a su padre, logró por fin localizar y recuperar sus restos para restaurar su dignidad.
En la batalla personal de Pepica Celda contra el olvido fue decisivo el papel de Leoncio Badía, un joven republicano que había sido condenado tiempo atrás a trabajar como sepulturero en el cementerio de su pueblo. Jugándose el pellejo, Leoncio, un hombre obsesionado con el sentido de la vida y el orden del universo, había colaborado durante años y en secreto con las viudas de los represaliados de la guerra para identificar sus cadáveres, darles sepultura de la forma más digna posible, localizar sus fosas y ocultar mensajes entre sus restos, convencido de que algún día alguien podría sacarlos de allí.
Paco Roca viaja al pasado con El abismo del olvido para recuperar junto a Rodrigo Terrasa (que desempeña una importante labor de documentación y de aportación de ideas) la historia real de Leoncio y de José, ejemplo de las decenas de miles de españoles que fueron represaliados de forma salvaje tras el final del conflicto en España. Pero también acompaña a Pepica Celda en su desgarrador laberinto que intenta desentrañar las miserias de un país obsesionado con despreciar su memoria.