Presos políticos escriben:
-Artículo de Pablo Hasél
Desde la prisión de Ponent. Julio 2024
LA ELEVADA ABSTENCIÓN EN CATALUÑA
Una vez más, la participación en la farsa electoral autonómica no ha superado el 60%. Cataluña no es el único territorio donde la abstención es muy elevada, pero si uno de los lugares donde esta tendencia parece tener mayor continuidad -también en las elecciones municipales- y marca la diferencia con otras comunidades donde la participación es bastante más pronunciada. El desencanto con los partidos procesistas estafadores, como con el resto de la política del Régimen, que no representa los intereses de la mayoría de la población, es una evidencia de que ni toda la manipulación de sus medios puede esconder. Ni la candidatura del prestidigitado Puigdemont -avalada por Pujol, Mas y otros de los peores convergentes-, ni el show de sus socios, ni la aparición de “nuevos” partidos “independentistas”, ni la aprobación de la amnistía parcial, ni el bombardeo constante de llamadas al voto con engaños y chantajes de todo tipo, han logrado subir más de seis puntos la participación respecto al año 2021. Una clara señal de la profundidad de la crisis del Régimen que aún debe agravarse más.
Fruto de la desesperación por reunir más votos, hemos sufrido numerosos espectáculos esperpénticos más allá del teatro del presidente Sánchez. Uno de los peores ha sido el “cordón sanitario” que todos los partidos -excepto el PP- han firmado contra VOX y Aliança Catalana, comprometiéndose a no pactar con estos “por su vulneración a los derechos y libertades fundamentales”. ¡Vaya, ahora resulta que el resto de los partidos si los defienden! Será que los gobiernos español y catalán no imponen una brutal represión, ni políticas de miseria, explotación e imperialismo, ni permiten que se abuse de los inmigrantes. El apoyo abierto de Junts al fascismo genocida sionista o la complicidad de ERC, como que se posicionen a favor de armar a los nazis ucranianos sicarios de la OTAN, también deben ser cosas muy antifascistas. ¿La estrecha colaboración del Gobierno español con el sionismo, por mucho que quieran encubrirla con discursos hipócritas que también quieren rascar votos, no vulnera derechos y libertades fundamentales? Todo es un blanqueo de estos partidos que buscan desviar la atención de sus pésimas y criminales políticas y someter a las urnas por el miedo al fascismo y, así, reducir a VOX y Aliança Catalana. Pero las leyes fascistas -y las ilegalidades- que ejecuta el Estado, están sostenidas por numerosas patas y ningún partido del circo electoral opone una firme resistencia frente a estas.
Esta falsa dicotomía es una de las trampas donde caen más votantes y, por tanto, si no fuera por su efectividad, la participación no alcanzaría el 50%. Algo que aún haría más explícito que la farsa electoral no tiene ninguna legitimidad y debilitaría mucho al Régimen. Hay quien nos reprocha que el boicot activo que promovemos no ofrece ninguna solución y que cae en el izquierdismo. Es falso, pues si algo recordamos es que no basta con abstenerse y por eso no hablamos simplemente de abstención. Boicot activo significa organizar la lucha al margen de los partidos y sindicatos domesticados que precisamente han demostrado alejarnos de la solución imponiendo o facilitando la opresión. Ningún partido electoralista ha demostrado consecuencia con su discurso, ni sirve para fortalecer la organización revolucionaria popular, sino todo lo contrario. La CUP lleva muchos años justificando la participación asegurando que su presencia parlamentaria es útil para intensificar la lucha en las calles, pero es evidente que no ha sido así con la excepción del 1 de Octubre -por eso muchos les votamos porque no hacemos del boicot activo un dogma válido para cualquier contexto-, que posteriormente desmovilizaron acatando la legalidad fascista sin cumplir la desobediencia tan prometida. Esta falta de determinación en el embate nacional y la escasa lucha anticapitalista que con demasiada frecuencia no va más allá de un reformismo inofensivo institucionalizado que no se diferencia mucho de los Podemos de turno, lo que lógicamente les ha pasado factura.
Tanto las importantes mejoras a corto plazo, como la revolución imprescindible a largo plazo para conquistar una República Popular, requieren potentes luchas organizadas en los barrios, centros de trabajo, etc. Lo que pasa por tener muy claro que desde las instituciones diseñadas por el Régimen es imposible conseguir cambios profundos. Así que, si la llamada “lucha institucional” no sirve para fortalecer y aclarar ambas cuestiones, es totalmente contraproducente. Los bolcheviques, como cualquier fuerza verdaderamente revolucionaria que ha tenido la posibilidad de emplear el parlamento en alguna época, utilizaron la Duma precisamente para fomentar la insurrección y denunciar que bajo ese sistema la clase obrera y los sectores populares nunca podían tener el poder y liberarse. Por eso seguían sufriendo represión e impulsaron el boicot en más de una ocasión cuando la participación no favorecía el avance de lo mencionado. Hoy, en este contexto concreto, ni un discurso ni una práctica realmente revolucionarias tienen cabida en los parlamentos, ni ningún partido institucional intenta que sea posible. Por todo ello, el boicot activo no es ningún capricho absurdo, sino una necesidad para elevar la conciencia y aislar al Régimen.
Vienen tiempos donde profundizarán aún más en los recortes, la guerra imperialista, la intoxicación mediática y la represión. Urge no legitimarlo de ninguna forma y en lugar de blanquear a los culpables, señalarlos sin medias tintas. La abstención también irá en aumento porque incluso el más ignorante que no vota, sabe que ahí dentro nadie nos defiende con uñas y dientes y que al día siguiente la vida continuará bien jodida gane quien gane. Este hartazgo es una gran oportunidad para extender los planteamientos revolucionarios e impulsar el boicot activo, la desobediencia civil y las huelgas combativas para defender nuestros derechos y libertades, la amnistía total o la salida de la OTAN y de la UE. Una mayor abstención acompañada de numerosas luchas obreras y populares, dejará al Estado en una situación muy complicada que nos permitirá avanzar más. En Cataluña tenemos condiciones especialmente favorables para desarrollar esta confrontación, es necesario aprovecharlo. En sus urnas sólo puede ganar la oligarquía, en las calles podemos ganar nosotros. ¡Llenémoslas de revuelta!