Revolución, Resistencia y Memoria.
Patrimonio de La Humanidad
Xabier Peñalver. Txalaparta 2022.
Chile
(II de III)
-Palacio de La Moneda, en Santiago de Chile.
El edificio fue construido en 1784 y a partir de 1846 se convirtió en residencia de los presidentes y sede de gobierno. Durante el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 fue bombardeado y el fuego se extendió a diversas zonas del interior, destruyéndose abundante material histórico como el Acta de Independencia de Chile de 1818.
Salvador Allende murió en lo que entonces se conocía como Salón Independencia, y este fue posteriormente suprimido y cerrado por un muro de hormigón, y finalmente restaurado en 2008 con el mobiliario original.
Allende falleció en pleno ataque, oficialmente por suicidio, si bien sobre este tema hay opiniones contrapuestas. En su último discurso radiofónico emitido a las 9:10 de la mañana, decía, entre otras cosas: “¡Yo no voy a renunciar! ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo: ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”. La puerta de Morandé 80 por la que sacaron el cadáver de Allende fue clausurada por Pinochet para evitar su simbología, volviéndose a abrir en 2003.
-Mausoleo de Salvador Allende, en Santiago de Chile.
El 12 de septiembre de 1973, al día siguiente de la muerte de Salvador Allende, su viuda Hortensia Bussi, algunos familiares y el edecán aéreo del presidente viajaron con el ataúd en un helicóptero para enterrarlo en el cementerio de Santa Inés de Viña del Mar, en la tumba de la familia Grove-Allende. Su esposa dijo: “Se entierra aquí al presidente constitucional de Chile”, y arrojó a la tumba unas flores recogidas en el entorno, todo ello bajo una fuerte custodia policial, no permitiendo a la viuda ver el cadáver.
En 1990 se organizó un funeral y exhumaron de noche el cadáver de Allende, viajando la comitiva a gran velocidad desde Viña del Mar hasta Santiago e impidiendo brindarle un homenaje a miles de ciudadanos apostados al borde de la carretera. Pinochet era el comandante en jefe del Ejército. Ya en el cementerio, el presidente Aylwin, máximo oponente de Allende años atrás, fue silbado por la multitud. El presidente Allende seguía sin recibir los honores dignos de su condición después de ser derrocado por los militares con la colaboración de Estados Unidos.
En su último discurso en 1973, Salvador Allende se dirigió a los trabajadores y trabajadoras, y a la juventud, para agradecerles la lealtad, pronunciando unas históricas palabras transmitidas por Radio Magallanes: “Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.
-Estadio Víctor Jara, en Santiago de Chile.
Se localiza en la zona oeste de Santiago y fue centro de detención tras el golpe de estado contra Salvador Allende. Inaugurado en 1949 con el nombre de Estadio de Chile, a partir de 2003 se le denominó Víctor Jara en homenaje al cantautor torturado y asesinado por los golpistas en este lugar.
Al día siguiente del golpe, el 12 de septiembre de 1973, llevaron a este punto de detención a 600 prisioneros. El cantante Jara fue asesinado el día 16, tras largas sesiones de tortura por parte de los militares chilenos. Miles de prisioneros durmieron en el suelo, permaneciendo durante el día en las gradas del campo. Un encapuchado recorría el estadio en busca de militantes de izquierda a los cuales separaban para ser torturados y, generalmente, ejecutados. En noviembre de 1973, días antes del partido fantasma Chile-URSS, había más de 7.000 detenidos en el estadio.
En la actualidad, en medio de la tribuna, tras uno de los arcos, existe un sector dedicado al recuerdo de las víctimas de los golpistas, y en esa zona protegida existe un centro de la memoria. Las sucesivas remodelaciones del estadio han mantenido intacto ese es espacio en el que se muestran fotografías de Salvador Allende, de los militares golpistas y de los detenidos, siendo declarado en 2003 monumento histórico. Un texto escrito en el lugar recoge una de las últimas frases de! presidente Allende: “La historia es nuestra, la hacen los pueblos”.