Revolución, Resistencia y Memoria.
Patrimonio de La Humanidad
Xabier Peñalver. Txalaparta 2022.
Chile
(y III)
-Tumba de Víctor Jara, en Santiago de Chile
De origen campesino y nacido en 1932, Víctor Jara fue una de las grandes figuras de la canción latinoamericana de protesta, además de director de teatro, actor, dramaturgo e investigador del folclore tradicional. Conoció a Violeta Parra y publicó su primer disco en 1967. Prestó apoyo a la candidatura de Unidad Popular de Salvador Allende.
Tras el golpe militar de 1973, fue detenido y trasladado al Estadio de Chile —que hoy lleva su nombre— el 12 de septiembre, junto a otros 5.600 prisioneros. Después de ser brutalmente torturado, le cortaron los dedos de las manos y la lengua, para que no pudiese cantar. Posteriormente, el día 16, le dieron un tiro en la sien y lo remataron con 44 balazos, según la autopsia. Tras pasar su cadáver varios días en la entrada del estadio, fue arrojado cerca del cementerio metropolitano. Allí, tras ser reconocido por una vecina, su esposa logró recuperarlo para inhumarlo en un humilde nicho. Antes de morir, ya torturado en el estadio, escribió su último poema, Somos cinco mil. Hoy sus canciones resuenan en todo el mundo como símbolo de lucha y libertad, a la vez que denuncian a los golpistas que lo asesinaron y a sus cómplices.
En 2009, tras un velatorio multitudinario en la fundación que lleva su nombre, fue enterrado en una tumba del cementerio general en su ataúd restaurado, tras recorrer durante más de cinco horas calles y barrios de Santiago acompañado de banderas rojas y un ramo de claveles rojos, símbolo del Partido Comunista Chileno en el que militaba.
-Campamento de prisioneros de Pisagua.
Se localiza en el pueblo de Pisagua, a dos horas de Iquique, y fue empleado ya desde los años 40 para detener a comunistas.
Tras el golpe de estado de Pinochet en 1973, fue llenado de partidarios del gobierno legítimo de Allende y seguiría funcionando hasta 1974, aunque continuó siendo utilizado posteriormente para encarcelar a presos políticos. Pasaron por él en torno a 2.500 personas, hacinadas, sin visita alguna y aisladas de los organismos humanitarios internacionales.
El Ejército chileno ejecutó a numerosos prisioneros que posteriormente fueron apareciendo en fosas comunes metidos en sacos, con los ojos vendados y las manos atadas. Tal y como se ha podido documentar a partir de 1990, los detenidos eran sometidos a todo tipo de torturas y vejaciones de forma sistemática: palizas, utilización de alicates y otros instrumentos, fracturas, ataques con perros, quemaduras, aplicación de electricidad, simulacros de fusilamientos y agresiones sexuales.
-Museo de la solidaridad Salvador Allende, en Santiago de Chile.
Situado en el n.º 475 de la avenida de la avenida de la República, fue inaugurado en 1972 por Salvador Allende y reinaugurado en 1991. Se trata de un espacio de arte moderno y contemporáneo, en un principio de apoyo al Gobierno de Unidad Popular, con gran cantidad de obras (más de 500) recogidas mediante donaciones entre 1971 y 1973, siendo concebido como museo de arte para el pueblo chileno. Los golpistas cerraron el edificio, si bien los artistas siguieron creando obras en los llamados “museos de resistencia”, que años después pasarían a engrosar el Museo Nacional de Bellas Artes.
Ya en 2004, la sede se trasladó al palacio Heiremans, centro de detención del CNI durante la dictadura pinochetista.
En la actualidad cuenta con más de 2.500 piezas, entre pinturas, esculturas, grabados y fotografías, además de objetos personales de Allende -muerto el 11 de septiembre de 1973 en el palacio de La Moneda—, que sobrevivieron al saqueo y a la barbarie militar. Durante la dictadura se realizaron numerosas e xposiciones en el extranjero, centrándose tras 1990 en este centro museítico de la capital.
-Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos, en Santiago de Chile.
El museo fue construido en 2010 en la avenida Matucana n.º 501 de la capital chilena para rendir homenaje a las víctimas de la dictadura del militar golpista Augusto Pinochet entre los años 1973 y 1990. Fue realizado por el equipo de arquitectos brasileño Estudio América y depende de una fundación que agrupa a personas de muy diversos ámbitos.
La superficie del complejo es de 10.900 m² construidos, además de la explanada adjunta (plaza de la Memoria) de 6.000 m², en la que se llevan a cabo exposiciones temporales y otras actividades. Diversas obras de artistas corno Jorge Tacla o Alfredo Jaar dan contenido político de denuncia al interior y el entorno.
El centro cuenta con tres niveles, además del de la entrada, con un total de 11 salas. El último nivel está dedicado a las exposiciones temporales. Como síntesis de la riqueza de este Museo de la Memoria y de la amplitud de los aspectos tratados, recogemos los nombres correspondientes a las salas visitables: Derechos humanos, desafío universal; 11 de septiembre; Fin de! Estado de Derecho; Una nueva institucionalidad; Condena Internacional. La dictadura traspasa fronteras; Represión y tortura; El dolor de los niños; Demanda de verdad y justicia; Ausencia y memoria; Lucha por la libertad; Retorno a la esperanza; y Nunca más.
De gran interés es la zona del subsuelo del edificio en donde se ubica el centro de documentación y una sala de consulta de los numerosos materiales escritos, sonoros o audiovisuales, muchos de ellos testimonios orales y escritos de las víctimas de la dictadura militar.