Revolución, Resistencia y Memoria
Patrimonio de la Humanidad.
Xabier Peñalver. Txalaparta 2022.
Cuba
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-Mausoleo de José Martí, en Santiago de Cuba.
El mausoleo de José Martí se localiza en el cementerio de Santa Ifigenia y alcanza una altura de 26 m y una longitud de 86 m, incluyendo la cámara funeraria y las zonas exteriores del monumento. Presenta forma de hexágono y las paredes del recinto exterior están cubiertas con los escudos de 20 repúblicas americanas correspondientes a la década de los 50. Presenta al frente una calle peatonal de mármol por la que se accede al recinto desde el exterior y en ese trazado se levantan 28 monolitos que representan a otros tantos campamentos en los que estuvo Martí durante la guerra.
En la parte interior del mausoleo, en su zona central, se sitúa la cripta funeraria de bronce, en cuyo interior, en un cofre, también de bronce, se encuentran los restos de Martí sobre un puñado de tierra aportado desde cada uno de los países de América. La urna tiene forma pentagonal y está cubierta con la bandera cubana. En el complejo se levanta también una escultura de Martí tallada en mármol blanco de Carrara. La estructura central del monumento fue inaugurada en 1951.
-Monumento y Museo a José Martí, en La Habana.
Se levanta en la plaza de la Revolución y alcanza una altura de 109 m, estando considerado como el lugar más alto de La Habana. La torre, con forma de estrella de cinco puntas, tiene en su base una estatua de 30 m de José Martí sentado y en actitud pensativa, esculpida in situ por Juan José Sucre, así como una zona ajardinada. Las seis columnas que la rodean representan las diferentes provincias cubanas. La torre fue diseñada por un equipo de arquitectos dirigidos por Enrique Luis Varela, y desde su mirador es posible ver una gran panorámica de La Habana y su entorno.
En la base del monumento existe un museo con diversos espacios de exposición y un salón de actos donde se guarda una amplia documentación sobre José Martí y la construcción del monumento, contando también con imágenes de algunos de los momentos fundamentales del proceso revolucionario. En este mismo espacio se sitúa un mural elaborado con cerámica veneciana del artista habanero Enrique Caravia Montenegro, en el que predomina el color verde y en el que se leen 89 pensamientos de José Martí en letras bañadas en oro de 10 quilates. El memorial fue inaugurado en 1996 por el presidente Fidel Castro.
La construcción del monumento, tras varios intentos fallidos por parte del dictador Fulgencio Batista que desencadenaron varios escándalos, comenzó en 1953, levantándose el obelisco y la estatua de Martí en 1958, si bien las áreas circundantes y la tribuna se concluyeron en 1961. Este memorial fue la primera sede del Museo de la Revolución.
-Museo granjita Siboney, en Siboney.
Esta pequeña granja fue en 1953 campamento de los jóvenes que asaltarían el cuartel Moncada el 26 de julio de ese año. Situada a 13 km de Santiago, en la carretera que conduce a la playa de Siboney, y edificada en 1945, fue considerada adecuada por Fidel Castro y Ernesto Adolfo Tizol Aguilera para la futura misión, Tras fracasar la acción del Moncada, algunos jóvenes, junto a Fidel, continuaron la lucha en las montañas de la Cordillera de la Gran Piedra. Sin embargo, el 1 de agosto fueron capturados. El mismo día 26 de julio los soldados de Batista ya habían localizado la casa y simularon un combate colocando cinco cadáveres y ametrallando la fachada.
Este espacio se inauguró como museo en 1965 y fue declarado monumento nacional el 26 de julio de 1979. Las siete salas recogen tanto los preparativos como el resultado del asalto al Moncada, presentando armas, uniformes, enseres diversos y material gráfico, así como algunos muebles originales del momento. Se conserva, entre otras cosas, la habitación que utilizaron Haydée Santamaría y Melba Hernández. La casa, de una única planta y puerta en la zona central de la fachada, está rodeada de una cerca y es un modelo de vivienda de recreo de la burguesía de Santiago de aquellos años.
En 1973 se construyeron 26 monumentos en conmemoración del asalto entre la granja de Siboney y Santiago. Cada uno de los monolitos tiene escrito el nombre y la profesión de los mártires y fueron levantados por un grupo de jóvenes arquitectos en el 20 aniversario del asalto.