Estados Unidos: Así expolia y masacra.
Agenda
Guatemala – 1954
Un golpe de estado mediante una intervención armada extranjera
-I de II-
Cuando Jacobo Arbenz llegó al gobierno en 1951, su deseo era “Convertir a nuestro país de una nación dependiente y de economía semicolonial en un país económicamente independiente; convertir a Guatemala de país atrasado y de economía predominantemente semifeudal en un país moderno y capitalista”.
La revolución democrático-burguesa tomó nuevo impulso: se ampliaron las mejoras sociales de los trabajadores y campesinos y la actuación legal de los partidos políticos y los sindicatos; el partido comunista (Partido Guatemalteco del Trabajo) fue legalizado. El auge del movimiento obrero en Guatemala y las huelgas, cada vez más frecuentes en las plantaciones de la United Fruit Company (UFCo), provocaban un creciente temor entre los monopolistas estadounidenses, temor que se acrecentaba con la aspiración de Arbenz de ampliar los vínculos con los países del oeste y el este de Europa, y renunciar a la “ayuda” de los EEUU. Esto motivó la campaña sobre el “peligro rojo comunista”. Guatemala era tildada de “satélite”, “plaza de armas del comunismo soviético”. Los políticos yanquis expresaban que: “aunque se arreglara el problema de la UFCo., aunque pagaran una moneda de oro por cada banana, esto no modificaría la cuestión de la infiltración comunista en Guatemala. Ese es el problema, no la United Fruit”. Las acusaciones contra Arbenz de simpatizar con el comunismo y la participación de los comunistas en su gobierno fueron los argumentos empleados por los servicios diplomáticos y secretos para desestabilizar el gobierno de Arbenz y preparar su derrocamiento. Las relaciones entre los dos países se agudizaron aún más cuando, en junio de 1952, se aprobó la Ley de Reforma Agraria, que suponía la expropiación, con indemnizaciones, de las tierras de la United Fruit Company y de la oligarquía agraria.
En la Conferencia Interamericana de marzo de 1954, la delegación norteamericana impuso la discusión Acerca de la injerencia del comunismo internacional en los asuntos de las repúblicas americanas. El canciller guatemalteco calificó la postura de los EEUU como una “internacionalización del macartismo” pues se proponían legalizar el derecho a intervenir abiertamente en los asuntos de Guatemala y otros países latinoamericanos so pretexto de la lucha contra la penetración comunista.
Bajo la cortina de humo de las acciones diplomáticas de los EEUU, la CIA preparaba la Operación Guatemala. En los países vecinos de Guatemala, se adiestraba al “ejército de liberación”, compuesto de emigrados contrarrevolucionarios y mercenarios de otros países. A través del dictador nicaragüense Somoza, en barcos de la United Fruit Company que recalaban en Nicaragua, se suministraban armas a Castillo Armas, designado dirigente de la “liberación” de Guatemala. En el interior se aunaba a la oligarquía terrateniente, oficiales reaccionarios, empresarios y políticos burgueses.
Washington había bloqueado a Guatemala la compra de armas en otros países por lo que se vio obligada a comprar en un país del bloque soviético: Checoslovaquia. Si bien Árbenz entregó las armas compradas a los militares, no renunció a sus planes de entrenar a las milicias populares. Por su parte, en la prensa estadounidense se declaraba que el “cargamento es una evidencia impactante de que los soviéticos y los comunistas se proponían asumir el control total”.
Por su parte, la alta oficialidad del ejército guatemalteco, sostenida por los servicios especiales estadounidenses, actuaba como una quinta columna oponiéndose a las transformaciones progresistas. Dos semanas antes de comenzar la intervención, un grupo de altos oficiales presentó al presidente Arbenz un memorándum exigiendo prohibir el Partido Guatemalteco del Trabajo (Partido Comunista), deportar del país a varias personalidades progresistas y romper con la política de apoyo a las fuerzas de izquierda.
La escalada bélica contra el gobierno de Árbenz se intensificó.
Guatemala sufrió un bloqueo naval por parte de Estados Unidos, mientras el presidente de Honduras pidió a Washington enfrentar al comunismo en América Latina, firmando un pacto militar con la gran potencia. Armas, municiones, aviones y técnicos llegaron a Tegucigalpa y Managua para reforzar la retaguardia de los mercenarios destinados a invadir Guatemala … /…
Continúa el domingo 25 de agosto.