Movimiento obrero. Su brutal situación:
Morir en el tajo:
-Balance de dos días de agosto…
-13 de agosto: Fallece un trabajador al caer de un tejado en Santiago.
Tras sufrir una caída desde 10 metros de altura en una nave ubicada en el Polígono do Tambre.
Miguel Ángel Omil Crujeiras, era vecino de Marín. De 38 años, estaba casado y tenía dos hijos.
-13 de agosto: Muere de manera fulminante un trabajador que recogía sandías en un pueblo de Ciudad Real.
El trabajador, de 35 años, fue encontrado inconsciente a las 3 de la tarde en la finca de labor de Llanos del Caudillo, pero la UVI móvil desplazada solo pudo certificar su muerte.
No se descarta un ‘golpe de calor’.
-14 de agosto: Fallece un trabajador forestal en Iurreta al golpearle una rama la cabeza.
Era el trabajador autónomo D.S., que realizaba trabajos forestales en la localidad bizkaina.
Van hasta ese día 38 obreros muertos en Euskal Herria en accidentes laborales.
-14 de agosto: Muere un trabajador al caer desde el techo de una nave de 20 metros en Marcón (Pontevedra).
J. N. R. de 46 años, era trabajador de una empresa de reformas y servicios.
-14 de agosto: Muere un trabajador de 40 años aplastado por un toro mecánico en Cuenca.
Murió en la localidad de Puebla de Salvador atrapado debajo de un toro mecánico cuando trabajaba en la construcción de una nave industrial.
-14 de agosto: Muere un trabajador en Barbate (Cádiz), al derrumbarse el techo de la cochera mientras realizaba tareas de mantenimiento.
No se informa de edad ni identidad.
Politi-corrupción:
-Riqueza privada, financiación pública: los problemas en el modelo de innovación del Basque Culinary Center.
Las inversiones estratégicas del Gobierno Vasco en el mercado global de la comida están reforzando a las grandes plataformas logísticas, empresas alimentarias y a firmas e incubadoras israelíes de foodtech, que exportan la ideología emprendedora de un país que testa sus herramientas en Gaza.
Los responsables institucionales vascos consideran que el turismo gastronómico tiene “potencial para la generación de riqueza”, aunque no existen datos empíricos para comprobarlo, y ya no digamos para juzgar los costes ambientales, sociales y culturales que tendrá para el territorio la concentración de capital en manos de grandes propietarios.
De lo que sí existe conocimiento es del gasto público que ha tenido la implantación de este discurso postindustrial cada vez más atado a la economía de servicios. Y también de que hasta sus estrategias de propaganda se ven empañadas por el clientelismo: el servicio de marketing del Basque Culinary Center fue externalizado a una empresa acusada por “delito de falsificación documental y tentativa de estafa”.
Para más contexto, de acuerdo con una investigación publicada en Hordago el modelo de colaboración público privado liderado por la fundación culinaria para sostener la estrategia de turistificación gastronómica ha tenido como consecuencia que más de 1.100 millones de euros se destinen a distintos macroproyectos con distintas ramificaciones locales. Proceden principalmente de las arcas de las administraciones estatal y vasca, o de los fondos europeos contemplados bajo el programa Euskadi Next 2021-2026. Por ponerlo en contexto, atender las necesidades básicas de 42.241 personas en 2023 supuso en ayudas económicas menos de 7 millones de euros, según Caritas Euskadi.
La diferencia casi está siempre en lo que las élites políticas vascas entienden como un problema y una solución: repartir comida a los hambrientos es un “coste”, supone un “gasto”, pero en cambio dopar de subvenciones a los grandes capitales representa una “inversión estratégica”, mirar hacia “el futuro”. Se puede criminalizar la pobreza, pero no se pueden tocar los beneficios de los grandes capitales vascos, quienes han visto en la fundación un horizonte para seguir acumulando dinero a expensas de explotar la marca Euskadi.
Hasta el momento, todos los proyectos del Basque Culinary Center han sido –y serán– mimados con fondos públicos, de los que se benefician principalmente las empresas que integran su patronato, entre ellas el catering del grupo Mondragon, como la firma Ausolan, sancionada por pertenecer al cártel de los comedores escolares que generó un sobrecoste de 40 millones de euros a la Consejería de Educación del Gobierno Vasco, o a “una minoría de chefs” que figuran en el proyecto universitario de modernización de la sociedad vasca. “La fusión entre salud y digitalización”, entre “ciencia y gastronomía”, le llaman a la estrategia para alimentar la expansión de las grandes distribuidoras de comida y alimentos.
La especialista en agroecología Mirene Begiristain señala algunas de las que se podrán ver beneficiadas: Eroski, Mahou San Miguel y Heineken (miembros del patronato del Basque Culinary Center), Kaiku (aliado estratégico del Basque Culinary Center), Coca Cola (promotor del Basque Culinary Center Bartalent Lab), Danone (participa en el programa europeo FAN de aceleración de startups gastronómicas con la colaboración del Basque Culinary Center), así como patrocinadores del congreso Food 4 Future en Bilbao (Carrefour, Lidl, Pascual, Pescanova, Campofrío o Pepsico).
*La Culinary Nation y los acuerdos con Israel
El discurso de la innovación en la industria alimentaria promovido por el Basque Culinary Center se encuentra muy extendido gracias al apoyo europeo. La fundación colabora en cinco consorcios, recibiendo por ello 1.045.294 euros en concepto de ayudas públicas. Ahora bien, los posos más profundos de esta ideología, la Culinary Nation, proceden del llamado Estado emprendedor israelí, o genocida, pues testa en Gaza muchas de las armas de combate que después exporta al mundo.
Además, se dice, el complejo militar industrial sionista aporta dinamismo a otras áreas de desarrollo tecnológico nacional, como las food tech, deep tech o patentes del sector agrícola. En muchos casos lo hace gracias a sus propias firmas de capital riesgo, que luego expanden sus inversiones a otros países.
Ciertamente, la expansión del Basque Culinary Center depende de este know how israelí, como lo muestra el convenio de colaboración entre la fundación culinaria vasca y un fondo de inversión muy activo en Israel, Cardumen Capital…