Libros imprescindibles:
-Los de abajo
Mariano Azuela
“Luis Cervantes, pues, se hizo acreedor a la confianza de la tropa. Hubo soldados que le hicieron confidencias temerarias. Uno, muy serio, y que se distinguía por su temperancia y retraimiento, le dijo: “Yo soy carpintero; tenía mi madre, una viejita clavada en su silla por el reumatismo desde hacía diez años. A media noche me sacaron de mi casa tres gendarmes; amanecí en el cuartel y anochecí a doce leguas de mi pueblo… Hace un mes pasé por allí con la tropa… ¡Mi madre estaba ya debajo de la tierra!… No tenía más consuelo en esta vida… Ahora no le hago falta a nadie. Pero, por mi Dios que está en los cielos, estos cartuchos que aquí me cargan no han de ser para los enemigos… Y si se me hace el milagro (mi Madre Santísima de Guadalupe me lo ha de conceder), si me le junto a Villa…, juro por la sagrada alma de mi madre que me la han de pagar estos federales”. (…)
Y Luis Cervantes, que compartía ya con la tropa aquel odio solapado, implacable y mortal a las clases, oficiales y a todos los superiores, sintió que de sus ojos caía hasta la última telaraña y vio claro el resultado final de la lucha. (…)
-Como decía -prosiguió Cervantes-, se acaba la revolución, y se acabó todo. ¡Lástima de tanta vida segada, de tantas viudas y huérfanos, de tanta sangre vertida! Todo, ¿para qué? Para que unos cuantos bribones se enriquezcan y todo quede igual o peor que antes. Usted es desprendido, y dice: “Yo no ambiciono más que volver a mi tierra”. Pero, ¿es de justicia privar a su mujer y a sus hijos de la fortuna que la Divina Providencia le pone ahora en sus manos? ¿Será justo abandonar a la Patria en estos momentos solemnes en que va a necesitar de toda la abnegación de sus hijos los humildes para que la salven, para que no la dejen caer de nuevo en manos de sus eternos detentadores y verdugos, los caciques?… ¡No hay que olvidarse de lo más sagrado que existe en el mundo para el hombre: la familia y la patria! (…)
-Mi jefe -continuó Cervantes-, usted me ha simpatizado desde que lo conocí, y lo quiero cada vez más, porque sé todo lo que vale. Permítame que sea enteramente franco. Usted no comprende todavía su verdadera, su alta y nobilísima misión. Usted, hombre modesto y sin ambiciones, no quiere ver el importantísimo papel que le toca en esta revolución. Mentira que usted ande por aquí por don Mónico, el cacique; usted se ha levantado contra el caciquismo que asola toda la nación, somos elementos de un gran movimiento social que tiene que concluir por el engrandecimiento de nuestra patria. Somos instrumentos del destino para la reivindicación de los sagrados derechos del pueblo. No peleamos por derrocar a un asesino miserable, sino contra la tiranía misma. Eso es lo que se llama luchar por principios, tener ideales. Por ellos luchan Villa, Natera, Carranza; por ellos estamos luchando nosotros.
-Sí, sí; cabalmente lo que yo he pensado -dijo Venancio entusiasmadísimo.”
Sobre el autor
(México 1873 -1952) Médico y escritor. Se hizo famoso por sus obras ambientadas en el periodo de la revolución mexicana. Algunas de sus obras tempranas como Los fracasados y Sin Amor contienen todos los rasgos que caracterizan a su obra: sátira social, crudo realismo expresivo. Los de abajo, se desarrolla en el contexto de la Revolución mexicana.
Describe admirablemente las emociones y la agitación de los campesinos.
127 páginas.
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