Presos políticos recomendando libros:
-Pablo Hasél
16 septiembre 2024.
Prisión de Ponent.
*EL BOLCHEVIQUE NEGRO
Uno de los libros más interesantes que he leído últimamente, es la autobiografía de Harry Haywood: «Bolchevique negro». Harry fue un dirigente comunista afroamericano en los Estados Unidos, cuya larga militancia aportó mucho en diversos campos. Hijo de exesclavos, comprobó con duras vivencias que el fin de la esclavitud más explícita no había traído el fin de la sobreexplotación, el racismo, la miseria, la represión y la negación de tantos derechos y libertades. Las constantes y brutales agresiones racistas que constantemente se sucedían por todo el país, a menudo con asesinatos, la explotación laboral que padeció, su participación en el ejército durante la Primera Guerra Mundial, las crecientes luchas de toda índole en aquella época y su contacto con comunistas como su hermano, le hicieron tomar conciencia de que la raíz de todas las lacras era el capitalismo y que por tanto, tenía que organizarse en el Partido Comunista.
Poco después, en 1925, viajó a la Unión Soviética junto a otros militantes para conocer de cerca la revolución socialista y formarse en la escuela de cuadros. La experiencia le marcó positivamente, resumiéndola en citas como esta: «A diferencia de la escolarización que habíamos conocido en el pasado, todo este cuerpo de teoría era puesto en relación con la práctica. La teoría no era vista como dogma, sino que era considerada como una guía para la acción» [1]. Harry plasmó cómo quedó especialmente sorprendido por la unión de tantas nacionalidades y etnias para construir el Socialismo en un territorio tan extenso que representaba la sexta parte de la tierra, haciendo frente a numerosas agresiones de potencias imperialistas externas y a la reaccionaria contrarrevolución interna. También le marcó la forma cómo combatían el racismo. Estas vivencias fueron un fuerte impulso en su entrega revolucionaria.
Durante su estancia de tres años, mantuvo debates con los soviéticos acerca de la posición correcta a adoptar respecto a la opresión racial en los EE.UU. Estos le hicieron ver que, por parte del PC de allí, se estaba infravalorando el inmenso potencial revolucionario de la lucha de los negros por la igualdad, ligada a la lucha por el Socialismo imprescindible para lograrla plenamente. Junto a la clase trabajadora blanca dispuesta a librarla. Que la mayoría negra del conocido como «Cinturón Negro del Sur» necesitaba pelear por el derecho a la autodeterminación y que los negros de los EE.UU conformaban una nación oprimida. Tesis que al principio Harry no compartía, pero tras reflexionarlo mucho creyó que era lo más acertado y junto a los soviéticos la defendió en la Internacional Comunista, siendo esta aprobada. La autocrítica del PC estadounidense respecto al trabajo entre la población negra permitió eliminar más resquicios de racismo entre sus filas e incorporar muchos más militantes, colaboradores y simpatizantes negros.
A su regreso, como miembro de un sindicato revolucionario participó en una de las luchas obreras más combativas de aquellos tiempos con 42.000 mineros en huelga. También como encargado del Departamento de Asuntos Negros del partido, relata una de las luchas de las que salieron más fortalecidos: el caso de los chicos de Scottsboro, nueve jóvenes negros que fueron condenados a muerte por violación sin pruebas, en un juicio-farsa racista. «Todas las áreas de trabajo -cada una de las organizaciones de masas en las que estábamos involucrados- se vieron fortalecidas por nuestra participación en esa campaña de defensa. A través de nuestra política de clase obrera militante, fuimos capaces de ganarnos a trabajadores de todas las nacionalidades para que asumieran las demandas de la gente negra encarnadas por la defensa de Scottsboro. (…) Contribuyendo a preparar el camino para el auge de los Consejos de Parados, la Coalición de Sindicatos Industriales y la Defensa Internacional de los Trabajadores que había sido puesta en marcha por el partido para luchar por la libertad de los presos políticos» [2].
Harry narra todas las batallas que libraron con el reformismo domesticado en este y otros frentes, subrayando cómo esta campaña ayudó especialmente a que los militantes comunistas blancos se ganaran la confianza de muchas masas negras que tenían prejuicios por todo el racismo padecido. Posteriormente volvió a viajar a la URSS para compartir experiencias con comunistas africanos, asistir a una manifestación masiva en Moscú por los chicos de Scottsboro y contra el imperialismo, además de para asistir a un Plenario de la Internacional Comunista. Ya de vuelta de instaló en el Sur para impulsar, principalmente, el desarrollo de un movimiento entre los campesinos y jornaleros negros. La combatividad de estos aumentaba a gran velocidad, llegando a producirse varios enfrentamientos armados con los represores. Combinando la lucha legal y la clandestina, el sindicato revolucionario no dejaba de ganar afiliados e influencia y Harry, ya como miembro del Comité Central del partido, infundió aliento a una organización local ya muy desarrollada que convertía al Sur en uno de los focos revolucionarios principales como habían pronosticado los soviéticos años atrás.
Un tiempo después, se trasladó a Chicago, una de las ciudades con más obreros industriales y donde recientemente se habían producido revueltas masivas del movimiento de parados. Con una población negra muy numerosa y castigada, fue uno de los lugares donde el PC creció más. Harry viajó allí porque según él: «Sentía una falta de experiencia en el trabajo directo con las masas. Me las veía con el espectro de convertirme en un funcionario interno del partido, en un burócrata» [3]. Una de las luchas principales en las que participó fue la desarrollada contra la invasión de Etiopía por parte de la Italia fascista, que involucró a numerosas organizaciones, sobre todo afroamericanas. La brutal represión impulsada por el alcalde premiado por Mussolini, prohibió manifestaciones y apalizó a comunistas como Harry. Pese a ello, tomaron la vanguardia de la oposición al fascismo, llamaron a la desobediencia y salieron fortalecidos.
El auge del fascismo internacional lo llevó a enrolarse en las Brigadas Internacionales. «Para mí, como comunista, España era el siguiente paso lógico. (…) Se convirtió en un punto focal de la lucha a escala mundial para detener el fascismo y prevenir la Segunda Guerra Mundial. (…) Las atrocidades fascistas conmocionaron el mundo cuando los nazis comenzaron a usar España como un campo de pruebas para nuevas armas letales.» [4]. El PC de EE.UU no solo realizó campañas de denuncia, también nutrió con numerosos militantes las B.I, que en total contaron con más de tres mil voluntarios norteamericanos, muriendo en combate la mitad. «También sentía que España podía darme la oportunidad de aprender muchas lecciones sobre lucha revolucionaria que serían de un valor incalculable para nuestro partido y para mi gente. Sentía que la presencia de comunistas negros en España contribuiría a reforzar la solidaridad entre los afroamericanos y el pueblo español en la lucha contra el fascismo» [5].
A su regreso y tras un tiempo de relativa calma por serios problemas de salud, desarrolló el partido en California. Pero en 1943 y con el fascismo avanzando provocando la Segunda Guerra Mundial asediando a la URSS, se enroló como marino en la Marina Mercante de California con su combativo sindicato: «Marcado por sangrientas huelgas en las que varios de sus miembros murieron a manos de la policía y de matones. Uno de los más implicados en el movimiento antifascista tanto en los EE.UU como en el extranjero, con 800 miembros de las B.l.» [6]. Con estos barcos-patrulla recorrió el Pacífico, el Índico y el Báltico atracando en Rusia. Su ausencia fue aprovechada por los revisionistas que fueron dejando en minoría a los auténticos comunistas tomando el control del partido y liquidándolo. Harry se opuso a ser engullido por lo que la burguesía promocionaba y junto a otros ex militantes del degenerado PC, se organizaron en el Partido Comunista Marxista-Leninista (CPML), que muchos años después y cerca de su fallecimiento (1985), también fue desintegrado.
Las décadas de los 60 y de los 70 supusieron un auge para la movilización popular en los EE.UU, especialmente de los afroamericanos. Centenares de revueltas, autodefensa armada, el surgimiento de las Panteras Negras, desobediencia civil, huelgas, oposición al imperialismo, etc. Por ello Harry lamenta especialmente que por entonces el PC hubiera sido aniquilado por el revisionismo y los comunistas apenas contaran con fuerzas para dirigir u orientar el movimiento. Algo que plasma en algunas de las interesantes reflexiones finales del Epílogo: «Si el PC de los EE.UU no hubiese liquidado el sindicalismo negro en el Sur y en las fábricas, los años sesenta hubieran presenciado la emergencia de una fuerza proletaria consolidada en el Cinturón Negro y en los guetos. Las fuerzas comunistas podrían haber salido de la revuelta con cuadros desarrollados, arraigados en las factorías y en las comunidades, con credibilidad entre las masas.» [7]. «Es cuestión de tiempo que los rescoldos aún activos de la revuelta vuelvan a entrar en combustión. Cuando llegue la próxima insurgencia negra -bien como parte de una insurgencia revolucionaria general o como señal del movimiento por venir- hemos de estar preparados para producir un apoyo masivo a favor de la igualdad y la autodeterminación como un rasgo especial de la lucha por el Socialismo. Con toda seguridad, la próxima oleada de lucha de masas partirá de un nivel más elevado de conciencia, basada en lo que la última insurgencia enseñó a las masas acerca de la naturaleza del enemigo y el camino hacia la liberación.» [8].
Recomiendo este gran libro por su consecuencia como comunista, las experiencias que abarca en una época muy rica en lucha revolucionaria y su utilidad para conocer más sobre la resistencia en el corazón de la bestia imperialista. Solo empañado por una introducción de su viuda que deja mucho que desear, pues rezuma cierto anticomunismo que como ella misma reconoce, le ocultó a Harry durante muchos años para no disgustarlo. Aun así, solo faltaría, reconoce que dedicó la vida a servir a la causa de la liberación colectiva y que por tanto fue un comunista ejemplar.
Pablo.
- [1] Pág. 198
- [2] Pág. 261-262
- [3] Pág. 305-306
- [4] Pág. 327
- [5] Pág. 329
- [6] Pág. 355
- [7] Pág. 393
- [8] Pág. 395-396
Ya lo he pillado y empezado a leer. Gracias Pablo, has despertado enormemente mi atención de un tema que desconocía