Memoria histórica imprescindible:
-“Yo tenía un camarada”, nazi.
A pesar de su siniestro pasado como falangista y nazi, el nombre de Juan del Río Ayala sigue asociado a un centro educativo, una plaza y varias calles grancanarias.
Paseaba con un amigo por Santa Brígida cuando nos detuvimos frente al Colegio Juan del Río Ayala. Aquel nombre me resultaba familiar, aunque no lograba recordar exactamente por qué. Intrigado, le pregunté:
-¿De qué me suena este personaje?
-De muchas cosas, quizás demasiadas y no todas buenas. Historiador, profesor de Ciencias Naturales en el Colegio Viera y Clavijo, guionista de radio, primer cronista oficial de esta localidad, bibliotecario y miembro de la Junta Directiva del Museo Canario, además de conferenciante y colaborador en prensa y televisión. Su vasta producción histórica, científica y literaria dejó una profunda huella en las letras canarias, especialmente su obra teatral Tirma.
-¿Por qué dijiste que no todas fueron buenas?
Porque, cuando estalló la Guerra Civil, se unió a la Falange Española de las JONS, cuyos líderes le asignaron un puesto acorde con su experiencia profesional: jefe Provincial de Juventudes, la sección juvenil del partido único, que, bajo su mando, fue reconocida como una de las más ejemplares y destacadas.
-A primera vista, no parece algo tan censurable.
-Desde una perspectiva actual tal vez no lo sea. Pero no olvides que su objetivo era adoctrinar a miles de jóvenes y alejarlos de lo que él consideraba ideas perniciosas. Esto le llevó a quemar aquellos libros de la biblioteca del Museo Canario que juzgaba más inmorales o dañinos, mientras redactaba un indice de obras prohibidas para el préstamo, que fue ampliando gradualmente hasta abarcar clásicos como Don Juan Tenorio.
-¡Pobre Zorrilla!
-¡Pobres lectores! Pero eso no fue lo peor, ya que, al igual que muchos falangistas, simpatizó con otros entusiastas de la quema de libros: los nazis. Como lo demuestra el discurso que pronunció el domingo 7 de noviembre de 1937 en la cancha de tenis del cuartel de Falange ubicado en el Parque Doramas, durante un acto en homenaje a las Juventudes Hitlerianas.
-¿Existieron Juventudes Hitleriarias aquí?
-¡Por supuesto! La colonia alemana en Canarias no sólo se adhirió mayoritariamente al nazismo, sino que sus colegios inculcaron esa ideología al alumnado, tanto dentro como fuera de las aulas, a través de diversas actividades en las que participó la Falange.
Aquella mañana, bajo un despliegue de banderas luciendo esvásticas, águilas, yugos y flechas los miembros de la Organización Juvenil formaron en secciones alrededor de sus camaradas de las Juventudes Hitlerianas. Luego, la banda de cornetas y tambores anunció la llegada de las jerarquías de Falange y del Partido Nacional-socialista, quienes se ubicaron en la plataforma de la escalinata, frente a la bandera nacional.
El presidente del Partido Nazi en Gran Canaria, Friedrich Curt Herrmann, propietario del estudio fotográfico Bazar Alemán en la calle Triana y de la óptica El Anteojo en la calle Cano, ordenó a Walter Helger, profesor del Colegio Alemán y jefe de las Juventudes Hitlerianas en Las Palmas, entregar el puñal de dicho movimiento, junto a un retrato firmado del Führer, a seis jefes de la Organización Juvenil local, entre los que se encontraba Juan del Rio Ayala, quien dirigió una vibrante arenga a aquel grupo de muchachos, hijos de familias germanas asentadas en la isla, que acababan de regresar de un campamento de verano de las Juventudes Hitlerianas en Alemania.
Entonces llegamos a casa de amigo, quien tras rebuscar en su biblioteca me entregó un viejo recorte de periódico, amarillento por el paso del tiempo. Era el mencionado discurso, y sin perder tiempo, comencé a leerlo:
“Camaradas Nacionalsocialistas. Juventud de Hitler, en nombre de los Juveniles de la Falange Española Tradicionalista, os hablo. Un día de la primavera de nuestras islas azul, fuimos en formación a nuestro puerto, vosotros en la cubierta de un vapor, brazo en alto, dando al viento vuestro himno, cantabais las glorias de Alemania. Así os vimos partir muchachos del Reich. Era la primera vez que aquí en Canarias a vuestro gesto imperial, España correspondía con su gesto imperial”
Tras aquel preámbulo, criticaba el relevante papel desempeñado por los judíos en la República de Weimat, especialmente dentro del Partido Socialdemócrata, uno de los pilares de aquel efímero régimen político que Hitler acababa de desmantelar:
“Marchabais en busca de la unión de vuestra patria liberada de la esclavitud marxista y del atenazamiento de una socialdemocracia judaica. Ibais a contemplar el majestuoso vuelo de vuestras águilas cerniéndose en afanes de superación, trabajo y sacrificio en líneas de cruz gamada, desde las mesetas bávaras a las regiones bálticas, en los confines de Jutlandia, desde la Prusia Renana a la Alta Silesia”.
A partir de ahí comenzó a comparar a Hitler con Franco y José Antonio Primo de Rivera, destacando las numerosas semejanzas entre la dictadura franquista y el Tercer Reich:
“Ante vuestras aclamaciones al Führer, en presencia de nuestro mayor espíritu y de nuestra mayor voluntad de Imperio, recordamos a nuestro Ausente y lanzamos nuestros arribas en ofrenda de nuestro Caudillo Franco y vosotros aclamasteis a nuestro César y nosotros aclamamos a vuestro Führer; y he aquí como en la mañana, radiante, cara al sol cenital, se hicieron patentes las aspiraciones recias de Alemania y España en paralelismo de destinos, en igualdad de conceptos en aceptación de sacrificios y promesas de superaciones en ofrenda de las respectivas Patrias. Ahora habéis regresado y aquí nos hemos reunido hoy a las sombras de nuestras banderas”.
Como era de esperar, en un discurso de tal naturaleza, ante la colonia alemana en la isla, no podía faltar la inevitable exaltación de la gestión política y económica del nuevo régimen:
“Traéis en las retinas toda la imagen de vuestra patria. Patria engrandecida y magnificada. Habéis visto al Elba que da vida y fuerza y savia de energía poblándose de mástiles y trajín marinero en el puerto de Hamburgo. Al Rin con su valle de ensueño y sus góticos cantillos medievales y sus mitos antiguos que guardan las historias de los viejos germanos. En vuestros oídos hay ecos del trabajo fecundo de las cuencas del Rin y del Lippe y del cántico patriótico del liberado Sarre. Traéis en vuestros cuerpos toda la disciplina y el sano optimismo de vuestros campamentos que huelen a selvas de Turingia. Y por último en el alma traéis la vibración de vuestro pueblo en torno al Führer”.
Continuó insistiendo en las similitudes entre nacionalcatolicismo y nacionalsocialismo haciendo una breve referencia al fallido intento o de golpe de Estado capitaneado por Hitler en 1923, que posteriormente comparó con el de Franco, aludiendo a la teoría de ‘la puñalada por la espalda’, según la cual Alemania perdió la Gran Guerra por culpa de los judíos:
“Venís saturados de la emoción de las palabras del antiguo soldado de la gran guerra, que lanzara su grito de Arriba Alemania, una noche en Munich fría y helada como estaba el alma de la patria a fuerza de traiciones y judaicas emboscadas. Hoy traéis un presente para nosotros, los que llevamos la misión augusta y altamente responsable de formar esta juventud nacionalsindicalista”.
En nombre de sus camaradas manifestó su agradecimiento por el obsequio:
“Este presente son los puñales ‘Sangre y Honor’ que vosotros os ceñís a vuestro cinturón, como preciado emblema de vuestro movimiento y vuestra revolución. Nosotros los hemos recibido emocionados porque representan la sangre de vuestros caídos y el honor de vuestro partido; y al recibirlos precisamente aquí donde nuestro Caudillo diera su grito primero de Arriba España, os prometemos que ellos unirán la sangre de vuestros mártires a la de nuestros mártires y el honor de vuestro movimiento al honor de muestro movimiento”.
La soflama culminó como era habitual en la época, con el tradicional triple grito clave del franquismo y su lema por excelencia, aunque, por cortesía hacia los invitados, fue precedido por su equivalente alemán:
“Hitler, Hitler, Hitler. Franco, Franco, Franco. Arriba Alemania, Arriba España”.
-Bueno dije devolviéndole el recorte, espero que lo de su militancia en Falange solo haya sido un episodio pasajero.
-En absoluto. En 1949 fue nombrado jefe local del Movimiento en Santa Brígida, dos años después consejero provincial y siguió manteniendo su lealtad a Falange hasta su muerte el cuatro de octubre de 1969. Por eso, la Delegación Provincial de Juventudes publicó una esquela pidiendo a sus mandos y afiliados que rezaran por su eterno descanso y acudieran al funeral. Entre los asistentes figuraban desde el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, Alberto Fernández Galar, hasta exmiembros de las juventudes, quienes se despidieron de su antiguo mentor entonando, brazo en alto: “Yo tenía un camarada”.
-¿Cómo es posible que semejante individuo aún dé nombre a un centro educativo?
-¿Solo a este centro? También tiene una calle aquí, en Teror, Ingenio, La Aldea de San Nicolás y hasta una amplia plaza en Las Palmas.
-¿Y aun así, nadie sabe quién fue realmente?
-No pues tras la rendición de Alemania, los vencedores de la Guerra Civil se apresuraron a eliminar cualquier rastro que los vinculara con los perdedores de la Segunda Guerra Mundial.
-Es execrable -dije con firmeza- pero hay algo aún más inmoral que ocultar el pasado censor, hitleriano y antisemita de un personaje.
-¿Qué podría ser peor que eso?
-Ignorarlo.
De: La Provincia. Diario de Las Palmas.