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África. Esclavizada, colonizada, esquilmada y Resistente.
Agenda.
Portugal (I de II)
Un Imperio aferrado al Colonialismo más irreductible.
La colonización portuguesa en África había comenzado en el s.XV, en la zona del golfo de Guinea, apropiándose de territorios que ellos renombraron como Guinea Bissau, islas de Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe. Se extendió a Angola y, en la costa Oriental, a Mozambique. Ocupaciones que, durante los tres primeros siglos, no pasaron de ser en su mayor parte emplazamientos costeros. En esos siglos, su principal y muy lucrativo negocio fue el tráfico esclavista lo que había estimulado su penetración hacia el interior, ampliando tanto las razias como el comercio. Así acabó desarrollando un cuasi monopolio comercial con diferentes cultivos y productos. Ya en el s.XIX, pese a comenzar a aplicarse la abolición de la trata de esclavos por las otras potencias coloniales, los portugueses, junto a su expansión agrícola y comercial, no abandonaron este comercio y las más variadas formas de trabajo obligatorio manteniendo, de hecho, una esclavitud encubierta.
En Mozambique, tras el periodo abiertamente esclavista, la explotación colonial se basó sobre todo en el reclutamiento, por medios coercitivos, de trabajadores mediante diversas formas de trabajo forzado, destinados a ser emigrantes a las regiones mineras y agrícolas de Sudáfrica, donde eran privados de derechos, viviendo en miserables alojamientos o bien trabajaban como semiesclavos en las granjas de los bóeres holandeses; también se enviaban emigrantes a Rhodesia (actual Zimbabwe), Tanganica y Zanzíbar. Así Mozambique se convirtió en la principal fuente regional de reserva de fuerza de trabajo para las colonias inglesas, francesas y alemanas, al tiempo que dos tercios del territorio fueron cedidos a compañías de estas potencias para su explotación.
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A principios del s.XX los negocios de este antiguo imperio colonial, venido a menos, comenzaron a estar en peligro ante el creciente poderío y dominio de los modernos imperios inglés y francés, industriales y capitalistas. Entonces ya se habían puesto de manifiesto las dificultades que suponían mantener las formas de explotación y dominación empleadas desde siempre por un imperio colonial de reminiscencias feudales y cómo también, la clase de grandes terrateniente que lo regía, era la causante del atraso económico en la propia metrópoli. El control y dominación del territorio colonizado exigía continuas campañas militares contra las poblaciones nativas, la imposición de tasas, la confiscación de tierras y forzar al trabajo obligatorio. Una forma de colonialismo poco productiva, basada en métodos esclavistas y en los abusos constantes contra la población que provocaban constantes rebeliones y su atraso económico y social.
En 1926, las castas dominantes portuguesas optaron por imponer una dictadura de tipo militar, tanto en su país como en sus colonias, en las que se implantó una suerte de “nacionalismo económico”, orientado a disminuir la dependencia de los capitales extranjeros y centralizar … /…
Continúa el domingo 9 de marzo…