Historia antirrepresiva reciente:
Pervivencia de una consigna errónea, abandonando la histórica y justa
Colaboración:
Años 1975, 1976, 1977, hasta verano de 1978. En las miles de manifestaciones, concentraciones, mitines, asambleas, saltos, carteles, pegatinas, pancartas, pintadas, artículos… que se dieron en cientos de localidades y defendida por decenas de organizaciones en exigencia de amnistía total para los cientos y cientos de presos políticos del régimen fascista, junto a la consigna de amnistía aparecían otras relacionadas con las reivindicaciones populares. Nos vamos a referir a las dirigidas a las fuerzas represivas.
Recogido de catálogos de materiales de esa época:
“Disolución cuerpos represivos”; «FOP disolución»; “Presos fuera, perros dentro”; “Disolución y juicio popular PA, GC, Ejército”; “FOP desertores del arado”, “Policía asesina”… Otras les relacionaban directamente con la guerra sucia paraestatal o la de policía de día, violador de noche, o la de día uniformado de noche incontrolado…
Todas versaban (fueran en euskera, catalán, español o gallego) sobre la única consigna válida contra la criminal policía heredada del fascismo franquista: La disolución, juicio y castigo a los miembros de lo que se denominó fuerzas de orden público.
Esta consigna popular caló y se extendió, por y sobre todo, Euskal Herria debido a la enorme fortaleza de su movimiento popular, pero también en Catalunya, Madrid, zonas rojas de Andalucía, Galiza o València…
En junio de 1978, la editorial vasca Hordago edita un libro “Que se vayan”, que es secuestrado antes de salir.
El 17 de julio de 1978, la organización vasca EIA, que formaba parte del conglomerada ETA político-militar, los primeros escarceos de Euskadiko Ezkerra, hoy PSOE-PSE-EE, inundó las calles y la prensa con un nuevo eslogan que cambió y olvidó el histórico anterior: “Que se vayan”. En concreto la enorme campaña se refería a las FOP y al ministro de Interior de aquel entonces, Martín Villa, (y a Mariano Nicolás García, de la DGS), tras la masacre de la plaza de toros de Iruña el 8 de julio, en que fue asesinado por la policía Germán Rodríguez en plenos sanfermines.
En mayo dos militantes de ETA habían sido muertos en Gernika en un acto de venganza policial; en junio las FOP en Tolosa hieren de gravedad a dos vecinos en un homenaje a Txabi Etxebarrieta y destruyen su monolito; el 24 y 26 de junio la G.C. mata a jóvenes de 16 y 15 años en controles de carretera; el 3 de julio el BVE asesina en Baiona (y lo hizo en Irún en Mayo), el 4 de julio en Donostia ‘incontrolados’ disparan contra un barrio, el 10 la policía mata en Donosti a Ignacio Barandiarán…
Razones de peso para odiarles, pero no para desviar el problema a otro lugar. Porque por ejemplo en esos meses citados, fuera de E.H. la policía y sus guerrilleros fascistas mataron en Vigo, en Soria…; dispararon y apalizaron en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valladolid… Disolvieron brutalmente manifestaciones en media España.
El “Que se vayan de Euskal Herria”, de los liquidacionistas políticos de EIA, suplantó la consigna justa (que se gritó en el propio entierro de Germán) por una a la medida de las fuerzas con que se consideraban los que han pasado a la historia como “los sordos”.
En Agosto de 1978, el libro secuestrado se publica en Hendaia por Mugalde con el nuevo título de “Que se vayan ya”. Sin embargo, las fotos contenidas en dicho libro gritan disolución de los cuerpos represivos.
Por desgracia, esta consigna -en momentos de amplio desarrollo de la lucha armada en E.H.- caló en los sectores independentistas, sobre todo en el MLNV vasco, y por copia mimética, en el independentismo de izquierdas catalán. De la disolución de las fuerzas represivas, juicio y castigo; a que se vayan… ¿¡A dónde?!
Salvo ciertas organizaciones que jamás cayeron en esa conversión nefasta y que en el 2020 siguen reivindicando la procedencia fascista, con sus amnesias y galardones, de estos criminales impunes hasta hoy, y por tanto su ilegitimidad absoluta; la Constitución los reforzó, amnistió y blanqueó, mientras EE y demás sectores populares tiraron por el camino de salvar y limpiar la casa sin importar donde fuera la basura. EE se convirtió en el GAL, pero su consigna había quedado ya grabada en las reivindicaciones del MLNV.
A la gente más joven, interesada más que nunca del dónde venimos, no se les olvide tampoco analizar los errores del movimiento popular, y dado que aún siguen de jefes máximos los mismos policías que asesinaban legalmente con Franco, nunca estaría de más corregir en el nuevo movimiento popular antirrepresivo que se está fortaleciendo, la falta de autocrítica y volver a la consigna justa y necesaria, 42 años después. La policía ‘democrática’ es la misma que la franquista. Por lo tanto, es una policía fascista y criminal. No hubo ni disolución ni depuración, ¿qué esperáis por tanto hoy en día? ¿Si se van las ‘fuerzas de ocupación’ de Euskal Herria a Murcia, por ejemplo, el movimiento popular ganaría algo?. E”