Recuperando materiales:
Cuaderno “Pernia”. Primavera de 1988.
Recopilación de poemas y escritos de presos políticos.
-José Balmón Castell. Presentación:
En la calle, uno difícilmente escribe poesías. Uno tiene la mano educada por el martillo, y la pluma le viene demasiado grande. Además, uno ha hecho de la revolución su forma de vivir, y en la calle uno no tiene tiempo de escribir poesía cuando la está viviendo minuto tras minuto… Porque no hay nada más poético y hermoso, que entregarse a la causa de todos, para hacer que algún día, la vida del pueblo sea pura poesía en vez de dolor.
Necesariamente, quienes son capaces de olvidarse de sí mismos, tienen que ser un poco Quijotes y un poco poetas, por eso yo, para no desentonar, cuando caigo en la cárcel, cambio mi martillo por la pluma y quisiera que mis versos golpearan tan fuertes como aquél, pero no en el metal, sino en la conciencia de mis hermanos de clase.
Desde la prisión de Alcalá-Meco, ánimo y adelante. Mayo-85
-LA VENTANA
Dentro de este sepulcro de libertad
que es mi celda,
la enrejada ventana
еs un marco de vida y de quimеrа:
por ella entra la luz,
que marca el ritmo
de mi vida apresada;
me trae los mil sonidos
de la vida diaria,
y si burlo la estrecha vigilancia
puedo asomare a ella,
y ver en la distancia
la ciudad y la sierra;
pasan nubes y astros
y vuelo del rincón
al infinito espacio…
Mirando a la ventana
sueño la libertad,
mis hijos y mi amada.
Yo miro siempre a ella
desde mi fría cama…
Es por eso que el vil carcelero
sepulta en la mazmorra sin ventana
pаrа romper más рrоntо аl рrisiоnеrо…
Penal de Burgos, Enero-78
-EL TRASLADO
Ayer pasé por llanos y montañas,
ayer crucé de norte a sur España;
y observando sembrados y encinas,
contemplando la gente y la vida,
me olvidé de que estaba encadenado…
las ganas de vivir me traicionaron:
Corrí por los senderos de la sierra,
cogí flores de arroyos y riberas,
retocé con mis hijos subidos a la espalda
y tuve entre mis brazos a mi amada,
me olvidé de que estaba encadenado…
las ansias de vivir
me traicionaron:
Sólo fue un intermedio,
fue un traslado…
Hoy sigo, más que ayer,
encarcelado.
Penal del Puerto de Sta. Maria, Diciembre-79
-MI GENTE
Es mi gente…
Los siento, en cada esquina de mi celda.
Los oigo, tras de cada consigna subversiva
Los veo. en cada lucha o barricada.
Los sé, detrás de cada pulso de la vida.
Están tras el acero y el cemento,
están detrás del pan y encima de las olas,
están bajo la tierra y sobre el surco,
están bajo la bota y sobre el miedo…
Vienen tras de sus puños empujando la noche.
Van abriendo un camino rojo- sangre
a gritos y a sudores,
a golpes y a gemidos…
Es mi gente…
Sencilla y orgullosa,
trabajadora y pobre,
dura y flexible,
tenaz y tierna…
*Dirigente del PCE(r). Nacido en córdoba. Obrero metalúrgico. Ha sido juzgado y condenado a largos años de prisión.
-Celsa Barcia Vallejo
-DESPERTÉ
… Siempre la verdad despierta.
Yo era ignorante,
era una que no sabía nada,
solamente el sencillo
lenguaje de la vida.
Yo era pacífica
pero vi las injusticias
ante mis ojos asombrados
estallaron las huelgas
y las rebeldías de
millones y más obreros.
Y brotó en mí la indignación,
toda huelga me dolía,
y cada grito llamaba a mi pecho…
pero me desnudé de esa mansedumbre,
desperté de esa ignorancia
y con el valor inclaudicable,
y el miedo a la muerte,
me uní a la marcha,
a los pasos seguros,
silenciando al viento
mi verdadero nombre.
*Obrera del textil. Nacida en Galicia. Militante de los GRAPO. Compañera de Hierro Chomón. Está condenada a varios años de prisión.
-Francisco Cela Seoane
-NO HAY MILAGROS
Yo, ya no soy solo con mi herida,
sino parte de un puro de acero
que rompe las tinieblas…
Yo, soy huesos y tripas y pellejo,
pero soy el Partido.
Yo soy débil y torpe y…
pero tengo un camino trazado
que lo decide todo…
Y la revolución
ha comenzado en mis entrañas.
Tiemblo, caigo, tropiezo,
camino con mi herida y mi rastro de lágrimas…
Pero sigo, resisto, me levanto,
avanzo con los míos,
me sostiene el Partido…
Todos para uno y todos para el pueblo…
Y sigo resistiendo con mi herida,
con mis huesos partidos a porrazos,
con mis tripas resecas por las huelgas de hambre,
con mi piel requemada en la picana…
Tan pequeño y tan débil como un hombre.
Tan fuerte y tan inmenso como una bandera..
No hay milagro que valga:
Sólo el Partido es vida y es victoria.
Soria, Mayo-85
-MI LENGUAJE
… / Mis poemas comen de la tragedia
de alaridos destemplando la mañana tierra
que sorprenden subterráneos
los manantiales de mi esencia
donde las miradas me hablan
de pechos de sangrándose
por una sociedad nueva
y de sus pequeñas cuevas
del amor de la compañera
del pan que no llega
de los hijos jugando a la guerra
del compañero muerto por una bala
en una huelga.
Mis palabras son afiladas agujas
penetrando por mis tejidos
hasta la médula
Y mis versos
playas de arena fresca
donde se marcan las huellas
y mis versos
canciones de un pueblo
rompiendo cadenas…
*Militante de los GRAPO. Trabajador de la construcción. Nació en A Coruña. Fue detenido en 1985 y pesa sobre él una larga condena.
-Juan García Martín
-CIELOS DE SORIA
Es el cielo de Soria, un cielo como otro cualquiera: sus azules infinitos se adornan de blanco o gris, según el tiempo; se pone oscuro cuando se enfada y negro cuando se enluta de noche; por ser vulgar, tiene hasta estrellas y luna. Un cielo cualquiera, si no fuera porque es mi cielo. Es cierto, me gustaría llamar «mi cielo» a quien yo me sé y donde yo me sé, pero sólo tengo a mano el cielo de Soria y debo, necesariamente, estar encariñado con él.
Asomado a la ventana inicio mi idilio cotidiano, sin que falte la reja de por medio. Esa gran nube me acerca al perfil de ese otro cielo mio; esos jirones de blanco parecen suspiros hondos y lejanos. Un hueco azul parece la pupila de una muchacha enamorada, el humo lejano, el principio de una apasionada noche de amor. Al fondo, las nieves de la sierra le hacen cosquillas a mi cielo, que se enternece, tiembla y apunta una sonrisa.
Lástima que, entre humo y sierra, mi mirada que acaricia al cielo se vea interrumpida por la bestialidad cuadrada de la garita de vigilancia. Un ojo frío se hunde en mis entrañas y el horizonte se llena de nubarrones…
Ni siquiera me dejan soñar que el cielo de Soria es «mi cielo».
Prefiero la ventana para contemplar el cielo. Es más fácil que la atención prescinda de los barrotes que de la inmensidad cuadrada que se abate sobre ti, cuando miras al cielo desde el patio de una cárcel. Además, desde mi ventana, el cielo me envía sus mensajes con un guiño de complicidad, y oigo a los niños que entran y salen de la escuela o que juegan en las eras de Santa Bárbara; escucho el trajín del cercano hospital, me estalla el cercalejos de una sirena, me llegan las voces y martilleos de los trabajadores del cercano taller, siento un coche que se acerca, pasa y se aleja; mis oídos se regalan con los amores primaverales de los pájaros, con un toque desconocido de una desconocida campana; por el aire, me llega el paso lento de las ovejas y el alerta corretear de los perros…
Y el cielo soriano me pone los dientes largos, porque yo, lo que realmente quiero es acariciar a los niños, visitar el hospital, desconectar la maldita sirena, subir al coche, seguir a los pájaros con algo más que la mirada, saber si San Saturio tiene torre y hacer repicar su campana, ser pastor, jugar con los perros…
¡Y pensar que en este país, desear estas cosas y luchar por ellas sigue siendo delito…!
La primavera pasa por mi cielo y deja un rastro de azul en mis pupilas. ¡Mira!, le digo a un camarada, parece el cielo de Sevilla a la hora de la cecícula!. No hay duda: Machado se enamoró de los campos de Soria, teniendo a su cielo por celestina.
Una bandada de palomas se agita a lo lejos, se acercan y, temerarias, se posan sobre la garita. ¡Antonio Machado! Viniste a descubrir Soria y fue España quien la descubrió por ti.
De aquella -o de ésta- nos hubiésemos estrechado la mano, paisano, aunque yo sea un punto más jacobino que tú y un punto menos bueno…
Las palomas se alteran y todas a la vez emprenden el vuelo. Su aterrado aletear se pierde en mis oídos, ahogado por un creciente zumbido: dos «phantom», insolentes, por su amenazador poder estrellado, humillan y quiebran el azul cristal del cielo. ¡Pobres palomas!