Muro de solidaridad y denuncias:
Guerra sucia, torturas impunes:
-Entrevista a Francisco Mañas, hermano de Juan Mañas, víctima del «caso Almería».
«La ministra Robles me dijo que pasemos página, que nos olvidemos del ‘caso Almería’»
Francisco Mañas, hermano de una de las tres víctimas a manos de la Guardia Civil, cuenta la reunión privada que tuvo con la ministra de Defensa para pedirle ayuda para que se conozca toda la verdad, entre ellas «las torturas que recibieron». Pese a la negativa, seguirá «luchando hasta el final».
Hace más de cuatro décadas, Juan Mañas, Luis Cobo y Luis Montero viajaban desde Santander -donde residían- rumbo a la ciudad almeriense de Pechina, para participar de la comunión de Paquito, el hermano menor del primero de ellos. En la costera Roquetas de Mar, a tan solo 32 kilómetros del destino final, fueron detenidos por agentes de la Guardia Civil.
Los tres jóvenes nunca llegarían a la celebración familiar de los Mañas, aquel 10 de mayo de 1981. En la víspera serían identificados por los agentes como presuntos miembros de ETA, sufrirían torturas, sus cuerpos serían quemados y luego lanzados junto con el coche en una curva de la comarca de Gérgal.
El crimen se convirtió en uno de los más emblemáticos de la transición y pasó a la historia como el «caso Almería». Hubo tan solo tres condenados entre todos los participantes, y la sentencia fue por homicidio y no por asesinato, ignorando las evidencias de tormentos sufridos por los injustamente detenidos.
A comienzos de 2023, el Gobierno español hizo un intento de resarcimiento de este daño histórico del Estado para con unos ciudadanos mediante un acto de reparación celebrado en la Subdelegación del Gobierno en Almería. La por entonces directora de la Benemérita, María Gámez, dijo que no cabía justificación alguna para el crimen, acompañada por altos cargos del Ministerio de Memoria Democrática.
Sin embargo, Francisco Mañas, aquel niño cuya comunión fue arrasada por la tragedia, no ceja en la búsqueda de la verdad y la impulsa junto a otras decenas de familiares de víctimas del Colectivo por los Olvidados de la Transición. Hace pocos días, de hecho, se acercó hasta el madrileño barrio de Carabanchel para hablar en un simposio sobre los muertos a manos de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en aquellos años, organizado por el Espacio Rosa Luxemburgo.
Allí contó algo que no era de público conocimiento aún. La ministra de Defensa, Margarita Robles, de cuya cartera depende la Guardia Civil, lo recibió en su despacho en una reunión privada, fuera de agenda oficial y sin informar a la prensa, y durante la conversación le recomendó «pasar página» y «olvidar» el crimen.
No solo se trata de uno de los casos históricos de violencia estatal más reconocidos sino que es uno de los que ilustran la deuda de memoria, verdad y justicia para con los hechos acaecidos.
«La reunión con la ministra fue a mediados de mayo de este año, a las 11 de la mañana y en su despacho. Lo gestionamos a través de un amigo mío, activista de memoria histórica, que colabora con nosotros y suele escribir cartas pidiendo colaboración. Había pedido la cita, motivado por buscar justicia y la verdad del caso, y finalmente le avisaron que Robles nos iba a recibir».
Mañas acudió acompañado de su pareja, de su amigo facilitador y de la esposa de éste, esperanzado en poder recibir algún tipo de ayuda para el esclarecimiento final del terrible crimen. «Se juzgó pero quedó como homicidio y no como asesinato, que es lo máximo que el abogado pudo conseguir en aquel momento. Hay una verdad que no ha aparecido, que son las torturas que le hicieron a mi hermano y a sus dos compañeros. Todas las mentiras que dijo la Guardia Civil, también sobre la forma de detenerlos y sobre posibles encubridores, todo eso queremos que se esclarezca. No van a pagar por ello los que hayan quedado impunes, es difícil porque pasaron muchos años, pero buscamos la verdad», señala.
«El reconocimiento que hubo en 2023 fue reconfortante, yo estuve presente. Ya es algo que pidan perdón, pero aun así seguimos luchando para conseguir la verdad y que algunos de los guardias civiles que participaron y aún viven, porque fueron 11, cuenten la verdad ante un juzgado y que haya constancia de ello y la sociedad lo sepa. Esto es lo que le expliqué a la ministra», añade.
Preguntado por la respuesta de Robles, explica: «Ella dijo que no podía ayudar, siempre volvía a lo mismo, a que el caso ya tuvo su sentencia, aunque en la sentencia no constan las torturas, le dije, aunque los forenses describieron cuerpos desmembrados y que faltaban trozos de carne».
«Luego fue cuando me dijo algo que me causó tristeza. ‘Hay que pasar página’, me dijo, y aconsejó que nos olvidáramos del caso para que nuestra vida sea más reconfortante. Yo le dije que no iba a parar mientras pueda y que seguiría luchando por la verdad, en los medios y en las asociaciones. Parece que a los guardias civiles se les ha regalado impunidad, porque salieron de la cárcel y recibieron fondos reservados, según salió en los medios, y nadie lo ha desmentido», asegura.
Al preguntarle si recuerda efectivamente que Margarita Robles haya pronunciado las palabras «pasar página» y «olvidar», Mañas se ratifica y asevera que lo escuchó nítidamente. «Cuando les comenté esto a los familiares de los otros dos asesinados les pareció de vergüenza que desde el propio Gobierno nos inviten a olvidarlo y seguir con la vida normal. Es evidente que mi vida y la de las familias de los chicos quedó marcada y es algo con lo que tenemos que convivir», explica.
Cuando se despidió de la ministra le dijo que no pasaría página y que entendía que haya gente que necesitara hacerlo pero que él si se había desplazado hasta Madrid para verla «era justamente no para pasar página sino para buscar la verdad y tratar de gestionar que algún guardia civil cuente lo que sabe, porque al día de hoy siguen siendo unos cobardes».
Los dos padres de los hermanos Mañas ya fallecieron sin tener la reparación justa. «Mi madre sabía que nosotros estábamos luchando por esto, ellos también lo hicieron pero cuando fueron muy mayores nosotros cogimos el testigo», relata. También pide recordar que el Parlamento de Cantabria en 2018 recordó a las tres víctimas (que trabajaban en Santander) e instó en aquella oportunidad a que el Gobierno central hiciera lo mismo. Pero por ahora, según su vivencia, un miembro de ese Gobierno del Estado lo ha invitado a fingir demencia.
Violencia policial impune:
-Caso Amaya Zabarte, herida por la Ertzaintza en la previa del Real-PSG, la Audiencia Provincial ordena reabrirlo.
Entrevista con Joseba Novoa, marido de Amaya.
La vida de esta familia de Irun dio un vuelco el pasado 5 de marzo. Amaya Zabarte, mujer de Joseba Novoa, sufrió graves heridas en la cabeza por el impacto cercano de un proyectil disparado por la Ertzaintza. Otro agente la pateó en el suelo. La Audiencia Provincial ha ordenado reabrir el caso.
Han pasado casi nueve meses desde que Amaya Zabarte, vecina de Irun de 44 años, terminara en la UCI del Hospital Donostia tras recibir en la cabeza un violento impacto que le supuso dos fracturas en el cráneo y una hemorragia en el cerebro, lesiones que posiblemente le van a dejar secuelas de por vida.
Desde entonces esta familia pelea contra viento y marea para que se reconozca que fue una actuación desmedida de la Ertzaintza la que causó sus heridas. La Audiencia Provincial de Gipuzkoa ordenó la pasada semana la reapertura del caso, que el Juzgado de Instrucción ya había archivado. Joseba Novoa critica la actitud del Departamento de Interior de Lakua y la falta de apoyo por parte de la Real Sociedad.
Entrevista:
“Como ha visto todo el mundo en las imágenes, hay una carga por parte de la Ertzaintza, que sigo sin entender. Ellos alegan que hay un lanzamiento de objetos, pero se puede ver que no es así. El impacto es por su lado izquierdo y le provoca dos fracturas en el cráneo y una hemorragia en ese lado del cerebro. Hay imágenes que se ve cómo en el momento de la detonación ella y otro chaval se cubren la cabeza, y es el momento justo previo a la caída. Ella logra levantarse, camina a duras penas unos metros y vuelve a caer ya junto a la estación del Topo… El remate es que junto a mi mujer tendida llega un ertzaina, se gira sobre sí mismo y la patea en el suelo”.
“Nuestra indignación es cuando vemos el vídeo real. La carga no comienza por un lanzamiento de botella (como dice la policía), la carga es previa, y luego acaba con una patada. Para nosotros han perdido toda la credibilidad, la investigación que han hecho ha sido para ocultar los hechos desde el principio”.
*Los hechos tuvieron lugar en un período preelectoral. Comenzó con Josu Erkoreka como consejero de Interior, ¿qué trato tuvisteis con él?
Trato ninguno, Erkoreka me ha parecido un político de lo más lamentable que he visto. Bastante duro es que tu mujer acabe en la UVI por un pelotazo, como para escuchar que no se le veía en las imágenes porque había una lluvia de botellas y piedras, dejando entrever que la culpable era ella por estar en el sitio equivocado. Personalmente me parece lo más rastrero que he podido ver.
*Hay unas elecciones, vuelve a ser elegido un lehendakari del PNV, en este caso Imanol Pradales, y nombra a Bingen Zupiria para Interior, quien os manda una carta…
Sí, lamentando la situación de Amaya. Pero en ningún momento condena la patada. Una cosa es lo que tengan que dictar los tribunales, pero todos hemos visto como el ertzaina patea a mi mujer. ¿Por qué nadie, de ninguna institución, condena esa agresión? Si a mi mujer le llega a patear un ultra hubieran salido todos en tromba a decir que ‘esto no se puede permitir’. ¿Cómo ha sido un ertzaina sí se puede permitir? Nos han considerado víctimas de segunda…