Memoria histórica imprescindible:
Libros:
-Memoria de mujer. Víctimas de la represión y resistentes al franquismo en el Campo de Gibraltar.
De Juan Miguel León Moriche.
377 pág. Octubre de 2024. Ediciones El Boletín.
Hay penas, dolores, que duran para siempre. Nos acompañan toda la vida.
A lo más que llegamos es a mitigarlas, a acostumbrarnos a ellas, a soportarlas a diario. A hacerlas parte de nosotros mismos. Hay algo de verdad cuando, a veces, decimos que el dolor, si se comparte, disminuye. Al menos, por un rato. La alegría, sin embargo, crece. Compartir la felicidad es lo máximo en la vida. Vivir la pena en soledad es lo peor. Nos puede destrozar.
Ni si quiera el alivio de compartir las penas tuvieron tantas y tantas mujeres víctimas del franquismo. El silencio fue autodefensa y prevención, pero también incapacidad para comunicar y compartir. El sufrimiento de las mujeres creció.
Algunas de las hijas e hijos, de las nietas y nietos de aquellas mujeres que sufrieron y resistieron lo decían cuando hacíamos una pausa mientras las entrevistábamos:
A mi padre lo mataron y lo enterraron no sabemos dónde. Fue un gran dolor para él y pasó. Pero mi madre siguió viviendo sola y con toda una vida de dolor por delante… Imagínate todo lo que pasó y tuvo que soportar.
Si multiplicamos esta escena, la de una mujer viuda, pobre, con una prole que criar y alimentar y acosada por los mismos que han matado a su marido, y la ligamos a miles y miles de mujeres andaluzas podremos, quizás, imaginar algo de lo que muchas habitantes de esta tierra llevan vivido desde 1936. Poner remedio a tan profundo e insondable océano de dolor inconsolable es imposible. No hay solución ya. Lo único que podemos hacer es compartir algo de esa pena con las supervivientes de aquel genocidio. Podemos hacerlo en lo privado, con las conversaciones y los afectos surgidos de las confidencias. Pero hay que hacerlo también en público. Los poderes públicos aún tienen que hacer un gran homenaje a las mujeres andaluzas de la posguerra. A las mujeres trabajadoras.
Estas páginas sólo han intentado eso: conocer más y mejor el dolor de las mujeres y compartirlo, difundirlo para que las generaciones siguientes las conozcamos mejor a ellas y las queramos más. Será difícil, pero lo intentaremos.
Como intentaremos mejorar este trabajo que, por ahora, acabamos. Tres grandes carencias de esta investigación pueden ser el germen de otra futura: una, saber qué pasó con las mujeres que eran maestras o funcionarias de la República y que fueron represaliadas, depuradas, encarceladas o fusiladas en esta comarca. Segunda, cómo y cuán grande fue el robo de niñas y niños en esta comarca en la que La Línea es una de las ciudades que más sufrió en todo el estado este delito organizado en la posguerra por las mafias del franquismo.
La tercera es poner nombres y apellidos a los responsables de tanto fusilamiento, tanta tanto crimen y tanto dolor. Saber quiénes eran, qué hicieron, cómo fueron sus vidas posteriores a su trayectoria criminal y divulgarlo todo.
Ignoro si voy a poder hacer todo lo dicho, pero, en todo caso, me gustaría compartir estas ideas y agradecer su labor a las compañeras y compañeros historiadoras/es e investigadoras/es por todo lo que he aprendido de ellas y ellos y por no cejar en el empeño de seguir trabajando por la verdad, la justicia y la reparación.
Agradezco a todas y cada una de las mujeres entrevistadas el privilegio que nos dieron al permitirnos compartir con ellas las historias de sus familias.
*Y reportaje sobre el libro en la página 22 y 23 de la revista El Otro País n.º 112
–https://www.elotropais.com/images/stories/PDF/elotropais112.pdf
-Nunca nos contamos lo que pasó.
De Natalia Junquera.
«España es un país que ha puesto a un hombre en el espacio pero que todavía pisa fosas comunes»: la periodista Natalia Junquera reivindica la importancia de la memoria histórica.
La autora gallega entrelaza el oficio periodístico con la recuperación de la dignidad de las víctimas del franquismo en su segunda novela, ‘Nunca nos contamos lo que pasó’.
La novela arranca con la muerte de Rodrigo Couto, un veterano periodista que representa los valores esenciales del oficio: rigor, generosidad y valentía. Inspirado en figuras como Ramón Lobo y David Beriain, Couto es el contrapunto ideal para la protagonista, que decide coger una excedencia tras años de frustraciones bajo un director que teme al talento ajeno. Durante este tiempo, Belén se sumerge en una investigación sobre una fosa común en un pequeño pueblo de la España vaciada buscando devolver la voz a las víctimas del franquismo.
«Además de retratar las amenazas, es una novela que va sobre todo del poder terapéutica de la comunicación en todos sus formatos, tanto para los que consumen la información como para los que lo ejercemos. Quería que la gente entendiese por qué es un problema del presente y también del pasado, porque pisamos fosas comunes hoy».
- Libro de 2011 “Vidas robadas” junto a Jesús Duva, “¿Mi hijo murió o me lo robaron?”
- Su libro publicado en 2013 se llama “Valientes. El relato de las víctimas del franquismo y de los que les sobrevivieron”.
-Cuando Germán Gallego Picó destapó con sus fotos el robo de niños en el franquismo.
Germán Gallego fue uno de los fotoperiodistas más legendarios de la lucha anti-franquista, siempre en primera línea fotografió el terrorismo del Estado franquista y posteriormente la misma violencia del régimen que le sucedió, la transición franquista. Suyas son las mejores fotos de los “grises” -el uniforme que llevaba la policía franquista- atacando a los manifestantes obreros y estudiantiles en los años sesenta porque Germán empezó muy joven, no había cumplido los 17 años cuando se echó a la calle con sus cámaras al hombro.
Suyas, y de Pablo Vázquez, su amigo y compañero fotógrafo, fueron las fotos de las huelgas de los mineros, de los trabajadores de astilleros asturianos, gallegos y gaditanos, de los obreros de Altos Hornos haciendo frente a los “antidisturbios” cuando Felipe González hizo su reconversión industrial condenando a España a ser un país para el turismo.
Y suyas fueron las primeras fotos (Interviú de 27 de enero de 1982 y siguientes) con las que se destapó el robo de niños durante la dictadura franquista, cuando médicos y monjas utilizaban clínicas de maternidad para robar a mujeres pobres sus hijos recién nacidos engañándolas y diciéndolas que el niño o la niña habían muerto en el parto y vendiéndoselos a otras familias.
Germán Gallego fue el autor de las fotografías del lugar donde se situaba a los niños en espera de su adopción, y en números siguientes las de la nevera donde se guardaban los cadáveres de alguno de ellos que se mostraban a las madres para apropiarse de su hijo vivo, convenciéndola de que había muerto.
Los reportajes más impactantes: “La monja que trafica con niños” y “Niños muertos en la nevera”, denunciaban el tráfico de adopciones que dirigían en el “Hogar-cuna” de La Almudena en Madrid, la monja sor María y el doctor Vela. Se calcula que durante esos años cerca de 1.900 niños fueron robados y vendidos solo en Madrid.
Al final, cuando las autoridades ya de la “transición” quisieron investigar los hechos delatados la monja había fallecido y el doctor Vela fue absuelto por haber prescrito sus delitos. De nuevo los gobiernos del PP y del PSOE se turnaban para poner trabas a la justicia y no perseguir a los criminales franquistas. Igual que ocurrió con los fusilamientos en las cunetas y las torturas de la policía franquista.
En la revista EOP.
*Germán falleció el 1 de diciembre de 2018. Tenía 67 años.