Internacional:
Palestina
-Netflix censura la colección de películas ‘Historias palestinas’.
En 2021 Netflix decidió crear una nueva colección de películas. “Netflix lanzará la colección ‘Historias palestinas’, que ofrecerá una selección de películas dirigidas por algunos de los mejores cineastas del mundo árabe”, anunció. “Esta colección es un tributo a la creatividad y la pasión de la industria cinematográfica árabe”, añadía.
Seleccionaron 32 películas y trazaron planes para agregar más. Sin embargo, tras una eliminación de al menos 24 películas, la página de inicio de la colección ahora solo contiene una película accesible para los usuarios en Estados Unidos: el documental de 2019 de Lina Al Abed “Ibrahim” (Ibrahim: A Fate to Define).
Al acceder a la página desde una dirección israelí no sólo desaparecen las 24 películas, sino que la colección “Historias palestinas” no existe en absoluto. La página enlaza con una marca de error 404 que indica que el sitio ya no existe. Anteriormente la página israelí contenía 28 películas.
La desaparición de las películas se produjo un año después del implacable ataque de Israel a la Franja de Gaza y de la escalada en Cisjordania, una guerra que se intensificará contra esos mismos palestinos que Netflix buscaba promover a través de su colección de relatos.
“La eliminación de las voces palestinas por parte de Netflix sigue a varias décadas ignominiosas de supresión de las perspectivas y narrativas palestinas por parte de los medios de comunicación y entretenimiento occidentales”, dice una carta exigiendo el restablecimiento de las películas, de 30 organizaciones solidarias con Palestina, incluida “Freedom Forward”.
El gigante del entretenimiento ha ofrecido pocos detalles de la eliminación de dos docenas de películas palestinas en el lapso de unas pocas semanas. Al menos algunos, si no todos, los títulos han sido eliminados en todo el mundo.
En Corea, como en Israel, la página de inicio de “Historias palestinas” no existe en absoluto, lo que genera un mensaje de error. En otros países, como Reino Unido y Ucrania, la página ofrece “Ibrahim”, la película disponible para los espectadores estadounidenses, así como una segunda película, “200 Metros” de Ameen Nayfeh.
Durante el lanzamiento de la colección “Historias palestinas”, la organización sionista Im Tirtzu preionó a Netflix, que entonces respondió diciendo que “cree en la libertad artística e invierte regularmente en historias auténticas de todo el mundo”, dejando las películas en manos de los espectadores.
En una publicación en el sitio web de Netflix que informa a los espectadores los títulos que abandonan el servicio cada mes, no se menciona ninguna de las películas palestinas retiradas.
–https://mpr21.info/netflix-censura-la-coleccion-de-peliculas-historias-palestinas/
Irlanda del Norte
-Nuevo libro con textos de James Connolly.
En noviembre, se ha publicado un nuevo libro, The Lost and Early Writings of James Connolly, 1889-1898, que arroja luz sobre los años de formación de uno de los pensadores socialistas y líderes revolucionarios más influyentes del siglo XX.
Editada por el Dr. Conor McCabe, la colección reúne una gran cantidad de los primeros artículos, cartas y discursos de Connolly, muchos de los cuales han permanecido inéditos o inaccesibles durante más de un siglo.
Esta nueva compilación histórica captura la evolución intelectual y política de Connolly mientras lidiaba con las luchas entrelazadas por los derechos de los trabajadores, el socialismo y la independencia irlandesa.
El lanzamiento del libro, que incluye varias obras perdidas de Connolly, marca una contribución significativa a la historia irlandesa, los estudios laborales y la teoría política, brindando a los académicos, activistas y lectores en general una comprensión más profunda del legado de Connolly.
–https://nortedeirlanda.blogspot.com/2024/11/manana-se-presenta-en-waterford-el.html
Esperemos que pronto pueda ser leído en otras lenguas.
Vaticano
-El Vaticano bordea la bancarrota: la Santa Sede se declara incapaz de pagar las pensiones de sus trabajadores.
El Papa exige a los cardenales y a la Curia “medidas estructurales urgentes” para frenar la crisis provocada por más de 82 millones de euros de déficit solo en 2023.
Roma es, o fue, el centro del mundo. Y, durante siglos, los Estados Vaticanos el lugar en el que se hacían y deshacían fortunas, gobiernos e imperios. Hoy, las cosas han cambiado, y mucho, y a las puertas del Gran Jubileo de 2025 (que conmemora los 1.700 años del ‘Concilio de Nicea’, que consagró la unión entre el Cristianismo y el Imperio romano y puso las bases del poder omnímodo de la Iglesia en los siguientes diecisiete siglos), el Vaticano está al borde de la bancarrota. La situación es tan grave que el propio Papa ha tenido que escribir a la Curia y al colegio cardenalicio, admitiendo que las arcas vaticanas están vacías, y que no hay dinero para pagar las pensiones.
“El sistema actual es incapaz de garantizar a medio plazo el cumplimiento de la obligación de pensiones para las generaciones futuras”, recalca Francisco, quien ha anunciado que cerrará el grifo económico a todos los dicasterios (ministerios vaticanos) y organismos de la Santa Sede. Ha comenzado por los medios de comunicación, cuyo coste ha dejado de asumir el Dicasterio para la Comunicación, pero la crisis ha alcanzado a todos los organismos curiales.
La matemática económica del Vaticano atraviesa un momento extremadamente delicado: en los últimos tiempos son varios los purpurados que han comenzado a dirigirse a grandes empresarios para sondear la posibilidad de financiación de sus proyectos, que hasta ahora contaban con el respaldo financiero de Roma.
“Ahora todos somos plenamente conscientes de que necesitamos medidas estructurales urgentes, que ya no se pueden posponer, para lograr la sostenibilidad del Fondo de Pensiones, en el contexto más general de los limitados recursos de que dispone toda la organización, y una cobertura adecuada de las pensiones para los empleados actuales y futuros, en una perspectiva de justicia y equidad entre las distintas generaciones”, explica Francisco.
El Óbolo de San Pedro recibe la mitad de donaciones que al comienzo de este pontificado, una situación que se debe a varios factores: la crisis post Covid-19 (el Papa cedió el uso gratuito de los negocios arrendados en propiedades vaticanas, y las visitas de los fieles o a los Museos Vaticanos no se han recuperado desde entonces) y, especialmente, el creciente proceso de desafección de las grandes fortunas –más ultraconservadoras que católicas– a las reformas planteadas por Francisco.
La realidad, no obstante, es tozuda: además del enorme patrimonio inmobiliario y los Museos Vaticanos, los únicos ingresos de la Santa Sede —que no tiene impuestos ni política monetaria— son esas donaciones que se han desplomado: las que envían cada año a Roma las Iglesias más ricas, como Estados Unidos, Italia, Alemania, España o Corea del Sur, y las que hacen llegar al Papa los fieles de todo el mundo a través del Óbolo de San Pedro y que, en buena parte, se han dedicado a sufragar los gastos de la curia vaticana.
“En términos de reducción de costes, debemos dar un ejemplo concreto para que nuestro servicio se realice con espíritu de esencialidad, evitando lo superfluo y seleccionando bien nuestras prioridades, fomentando la colaboración mutua y las sinergias”.
Se debe referir a los 5.000 euros al mes que cobran los cardenales…
En: religiondigital.com